Solidaridad, sin abusos
Ya de regreso a la actividad, amables lectores, les deseo, antes que nada, los mejores parabienes al lado de los suyos. El año que inicia es de una complejidad dura, difícil, sin antecedentes en varias décadas, pues conjuga los efectos económicos perniciosos que va dejando a su paso la pandemia de Covid-19, que ya nos legó para la historia al 2020.
Los próximos meses aun viviremos la crisis sanitaria que nos impone restricciones a la movilidad y al desarrollo de la vida a la que estábamos acostumbrados hasta 2019. Y tenemos que adaptarnos, entender que hay que encontrar nuevas formas de convivencia social, de producción y de consumo. La enorme cantidad de muertes que nos ha dejado la pandemia, de enfermos al momento y de personas que tienen secuelas de la Covid-19 están dejando un enorme hueco en nuestro sistema social y económico, en lo nacional e internacional.
Será necesario que cada uno hagamos lo nuestro desde nuestra actividad económica para sacar adelante a los nuestros y con ello aportar al engranaje social, pero también será fundamental que las autoridades, los gobiernos de todos los órdenes, hagan lo propio para encauzar los enormes recursos públicos al apoyo de la sociedad, de la producción y del comercio. Sin esta vinculación entre ciudadanía y acción de gobierno, los frutos serán pocos y la esterilidad económica hará un fuerte daño. 2020 fue el inicio de la crisis, pero esta pervive.
Los apoyos deberán persistir ante el golpe de ariete que está dando la pandemia, en buena parte por causa de la indisciplina social, en esta temporada invernal, donde Guanajuato es la tercera entidad con más casos de contagio y donde las muertes están superando día a día las cifras de los momentos más álgidos del verano pasado. gobierno del estado tiene que gastar, gastar y gastar, enfocándose en el tejido económico estatal. Hay sectores que ‘hacen agua’.
Uno de ellos, el dedicado a la prestación de los servicios de alimentos y bebidas en restaurantes y centros de divertimento, por las restricciones de horarios en el semáforo rojo, acumula más daños y eleva su voz pidiendo apoyo para la sobrevivencia, pues muchos de sus afiliados ya han cerrado las puertas definitivamente.
La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), ha dado a conocer que el semáforo rojo en varias entidades del país, en este momento, puede provocar el cierre de 122 mil restaurantes, lo cual puede traer consigo la pérdida de 450 mil empleos en el sector.
Esto ha servido para que dentro del sector se haya adosado una posición poco solidaria con sus trabajadores y además ilegal. Piden no pagar el nuevo salario mínimo los primeros seis meses del año, conviniéndolo con sus trabajadores. Algo que violentaría la Ley Federal del Trabajo, que en su Artículo 90 deja en claro que el salario mínimo es la cantidad menor que debe recibir en efectivo el trabajador por los servicios prestados en una jornada de trabajo.
La industria restaurantera y de bares es una de las muy pocas donde se pagan mayoritariamente jornadas mínimas y donde en el pasado, por ello, han tenido mejores ingresos y desarrollo que otros sectores económicos.
Es el único sector que además recibe un ‘subsidio’ del consumidor. ¿O es que acaso usted deja propina por cada servicio o bien que adquiere? Las propinas, que van desde el 10 al 20% o más al consumo, son compensaciones que los consumidores pagamos para los trabajadores que nos atienden en los sitios donde comemos y bebemos.
Se paga cuenta, impuestos y se subsidia un ingreso mejor para esos empleados, a quienes sus patrones siguen pagando el mínimo. El apoyo no es realmente al trabajador, sino al empleador. Hay sectores donde se considera un posible acto de corrupción que un trabajador reciba dinero adicional por un servicio por el que la empresa ya le paga. Acá es la base de su mercado laboral.
Este tema es viejo, pero alcanza para delimitar lo injusto que resulta, que, con base a esas condiciones, diversos dirigentes del sector restaurantero quieran evadir la ley y no pagar el salario mínimo vigente a sus trabajadores. Sin duda se requiere hacer algo por este sector, pero no es de esta forma en que se salvará, pasando el costo a sus trabajadores, de por sí depauperados.
Al arranque de este año, el secretario de Turismo de Guanajuato, Juan José Álvarez Brunel, de la mano del responsable de Desarrollo Económico Sustentable, Mauricio Usabiaga, tienen que apresurar nuevos esquemas de apoyo al sector. Buscar cuadratura al círculo para que se sostenga esta industria, sin abusos contra sus trabajadores, mientras que las autoridades laborales también deben acercarse y orientar para que no haya injusticias. Hay que salvar la economía de las empresas, pero no a costa del sacrificio de nuestra propia gente.