Una transformación total
Cuando Alejandro Rangel Segovia, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria Metal-Mecánica, Automotriz, Similares y Conexos de la República Mexicana (SITIMM) expuso su preocupación por el futuro de la clase trabajadora local ante el cambio que viene a alta velocidad en las armadoras, que pasarán de los automotores de combustión interna a los eléctricos en los próximos 15 años, de la mano del concepto de industria 4.0, sin duda lo hizo en el inmediatismo de pensar en la pérdida de empleos, antes que en las oportunidades que se generará en esta –verdadera- transformación.
Sin duda el empleo de inteligencia artificial, robótica y otros nuevos instrumentos para la producción generarán el desplazamiento de la mano de obra calificada que hoy arma los vehículos en las plantas automotrices tradicionales. Y el daño inmediato podría considerarse muy grande, sin duda. Pero, eso sucederá sí o sí.
El avance tecnológico y los análisis de costo-beneficio han sido ponderados en las mesas de los inversionistas de las multinacionales. Así que lo mejor para un líder sindical, de las características de Rangel Segovia, preparado, interesado en los avances tecnológicos y en la capacitación de su gremio, puede lograr un plus para su liderazgo y sus afiliados, si comienza a imaginar el nuevo mundo y las oportunidades que ello generará. Se necesitará de la mano de los trabajadores, pero bajo otras modalidades y hacia allá hay que caminar.
Hace muy bien en preocuparse por los trabajadores de su sindicato y de todos aquellos que participan de la industria automotriz, debe pelear, entonces por mejores condiciones para ellos, ajustadas al cumplimiento cabal de lo que ordena el T-MEC, como mejores sueldos; pero sobre todo, comenzar a negociar también la transformación de la relación de producción entre los trabajadores y las empresas, para que haya mejores y más oportunidades ante los ajustes que se vienen. El llamado ejemplo del final de la máquina de escribir por la computadora, que produjo desempleados en muchos lados, que a la postre se convirtieron en más empleos, resulta significativo en el momento. Es ver más allá.
La enorme preocupación de Alejandro Rangel tal vez encuentra ancla en el hecho de que General Motors, que produce la pick up Silverado en Silao, iniciará la producción de este modelo, pero hay en versión eléctrica, en los Estados Unidos, en su planta de Detroit. La planta al pie del Cerro del Cubilete fabrica también las camionetas Sierra de GMC y Cheyenne de Chevrolet.
Las regulaciones en varias naciones de Europa marcan que a partir de 2035 se impedirá la adquisición de vehículos nuevos de combustión interna, sólo podrán venderse eléctricos. California, en los Estados Unidos, ya dio el paso en el mismo sentido, también hará lo mismo en 2035. La tendencia es que más estados se sumen en los próximos años a esta circunstancia.
Esta reforma, en pro del medio ambiente, modifica sensiblemente la forma de armado de los vehículos, lo cual se conjuga entonces para que haya una revolución en sus medios de producción. Las empresas están invirtiendo fuertemente en ello, incorporando las nuevas tecnologías, que generan menos costos.
Sirva como ejemplo lo que sucede en el asunto Silverado. El anuncio de que las camionetas se fabricarán en la planta Detroit-Hamtramck, en Michigan, conocida como la Fábrica Cero, ya le redituó mayores ingresos bursátiles, pues las acciones de GM llegaron a una cifra récord, 62.45 dólares. General Motors está entrando a los terrenos donde Tesla adelantó. También, hace uno días resucitó su vehículo deportivo utilitario (SUV) eléctrico GMC Hummer, que también se construirá en la Fábrica Cero. Los Hummer habían sido incosteables para los consumidores por su alto consumo de gasolina, ahora regresaron totalmente eléctricos y causaron altas expectativas.
En el proceso de transformación de GM, tendrá una inversión prevista de entre 9 mil y 10 mil millones de dólares, sólo en 2021. De ellos más de 7 mil millones serán directos para la producción de los automotores eléctricos.
Las armadoras japonesas en la entidad, Toyota y Honda, ya están invirtiendo en este cambio de paradigma. Es posible que pronto veamos eso también en Silao y los trabajadores mexicanos deben ser parte de esta transformación mundial. Alejandro Rangel, está, entonces, en un lugar especial, único, para poder lograr lo mejor para sus agremiados.