Sábado, 11 Enero, 2025

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Xóchitl

Quienes sustentábamos que la oposición estaba dormida como la liebre de la fábula de Esopo y opinábamos que si no se despertaban cuánto antes...
Opinión

Cecilia Durán Mena

Xóchitl

Quienes sustentábamos que la oposición estaba dormida como la liebre de la fábula de Esopo y opinábamos que si no se despertaban cuánto antes la tortuguita de Morena cruzaría la frontera y obtendría el triunfo por amplia ventaja, no veíamos venir una respuesta tan certera y tan al punto que nos tenían preparada. La inclusión de una persona como Xóchitl Gálvez en la contienda política fue un acierto enorme y muestra el pulso de quien se espera hasta el momento preciso para desvelar su estrategia.

Xóchitl está jugando muy bien su papel, en apenas unos cuantos días ha crecido en forma espectacular y vertiginosa. Se ha adelantado mucho más que ninguno de los otros aspirantes en el Frente Amplio. La naturalidad del discurso, las credenciales empresariales, la experiencia en el sector público en la administración de Vicente Fox, la especialización profesional la convierte en una aspirante más que apta. Nadie puede presumir haber alcanzado esos niveles por su propio esfuerzo. Ella no es la favorita de ningún jefe, no es hija de ningún poderoso, no trae un linaje político. Ella es ella, esa que por su propio mérito se dibujó.

Es una mujer que cuenta con orígenes incuestionables cuando se refiere a su identidad, no es un invento comercial el que ella provenga de un hogar indígena y pobre, no es una pose mostrarla como una persona resiliente y empática dado que viene de una familia disfuncional marcada por la violencia de un padre alcohólico. Se perciba auténtica. Es una mujer que ha sabido darle la vuelta a su circunstancia y que ha enfrentado los retos con frescura y éxito, es algo que pocos en el mundo y en el escenario político pueden presumir.

Tal vez por eso, Xóchitl ha irrumpido con tanta fuerza en la escena política para sorpresa de propios y de extraños. Puede ser que ella misma esté sorprendida. Mientras todos la veíamos con posibilidades de quedarse gobernando la Ciudad de México, nos topamos con la novedad de que ella va por la silla grande. Y claro que uno de los más asombrados es el propio AMLO, aunque diga lo contrario. Eso le cala. De pronto, el presidente de la República dejó de marcar el rumbo y los temas de la vida nacional. Es ella la que llegó, se apropió del reflector y ejerce el protagonismo con esa naturalidad que le es tan propia.

La jugada fue perfecta ya que pone al Frente Amplio en una posición muy agradable ya que, si Morena no se va con pies de plomo y reacciona con prudencia, puede ser que escupan al cielo y les sala el tiro por la culata. Xóchitl pone de manifiesto esta energía y la reacción de López Obrador y de su grupo coral no se hace esperar. Las descalificaciones están a flor de lengua. Pero cuidado, las muestras de misoginia y machismo, las burlas, la caricaturización y la descalificación pueden jugar en su contra. Expondrán —a él y a sus aplaudidores— frente al mundo como un sujeto y un grupo de gente intolerante.

Es de celebrar que sea Xóchitl Gálvez la que llegue a plantarse como una alternativa. Entra casi sin pedir permiso, conquista un espacio que no tenía reservado, se sienta en una silla en la que no se leía su nombre. Se impone con galanura y no hay quién tenga esa capacidad de comunicación con la gente. El fenómeno que estamos atestiguando es un gran portento comunicativo que parece que los aspirantes de Morena no logran desentrañar.

La campaña de Claudia Sheinbaum parece estar en el lado opuesto al de Xóchitl. La exjefa de gobierno no logra conectar. Parece estar sufriendo en cada mitin, en cada encuentro. No disfruta estar entre la gente, no sabe hablarle al pueblo. Más que una mujer que aspira a la presidencia de la República parece una maestra de primaria explicando los misterios de las tablas de multiplicar que ella tampoco entiende. Problemas en el oficialismo porque tampoco la de los otros cinco aspirantes parecen levantar.

Por eso se les ve preocupados. Xóchitl puede ser una estrella Nova y sus participantes unas chispas que pierdan brillo. Esa es la razón por la que el presidente y sus huestes arremeten contra ella: porque los seis aspirantes de Morena están atrapados una dinámica extraña de obediencia. Saben que, si resquebrajan ese orden, se arriesgan al castigo presidencial, y si no lo hacen siguen sin tener repercusión en el discurso público. Como Xóchitl no tiene esas ataduras, como ella tiene libertad, puede comunicarse mejor.

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