Domingo, 12 Enero, 2025

9 ℃ Guanajuato

“Ya no hay lugar para los mediocres”

Las ventanas
Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

“Ya no hay lugar para los mediocres”

La semana pasada asistí a la ceremonia en la que muchos estudiantes se graduaron de licenciatura. El acontecimiento era todo un festejo por muchas más razones que las evidentes. Se trató de ver cómo una generación de chicos resilientes llegaba a la meta después de haber librado obstáculos tan graves como la pandemia y todo lo que esta situación les echó encima: vieron la vida universitaria moverse a otro lugar, se les privó de la educación presencial, tuvieron que aprender a usar plataformas, adaptarse a las clases a distancia, regresar con medidas de cuidados extremas —uso de gel antibacterial, caretas, cubrebocas, tapetes sanitizantes, sana distancia—. Brincaron los obstáculos y cruzaron la línea de meta. Por fin, la ceremonia era en el campus y no por Zoom. La oradora fue Saskia Niño de Rivera y sus palabras me impactaron: ya no hay lugar para los mediocres, les dijo.

No sólo me impactó lo que dijo sino la forma en la que lo hizo. Fue directa, clara y habló con la verdad. Siguió la fórmula retórica de Aristóteles y nos dejó pensando a todos los asistentes. Y sí, al darme cuenta de la cantidad de jóvenes egresados que iniciarían la vida profesional, tuve el deseo de ver el futuro que les espera a cada uno de ellos. Por lo pronto, las expectativas no son muy alentadoras. Sabemos que vamos caminando al filo de una inflación que no se deja controlar, que estamos enfrentando un freno en la actividad económica y que palabras tan extrañas como “estanflación”, que ya habían caído en desuso, ahora se vuelven a escuchar. Por eso, para caminar en el terreno profesional hay que elegir entre las herramientas buenas, las mejores.

Lo que me gustaría ver en sus horizontes es un paisaje menos desolador, menos desordenado, menos violento. Eso me encantaría. No obstante, nuestros jóvenes están padeciendo los efectos de la desintegración del tejido social. A muchos les han mentido y otros, alegremente, se han dejado engañar. En ocasiones, han escuchado que no pasa nada y les hemos hecho creer que sus hechos no tienen consecuencias. Les hemos dejado ver que los discursos de odio traen buenos resultados; les hacemos creer que al son de divide y vencerás se consigue lo que sea; se han dado cuenta de los niveles de corrupción son la moneda de uso corriente y que el crimen permanece impune. En un grado absurdo, hemos exaltado las vidas de delincuentes y los hemos convertido en cuasi héroes a los que se les componen corridos y se les admira en series de televisión.

Ver nota: ‘El Bronco’ será trasladado a un centro hospitalario para atender una diverticulitis

Y, en la cúspide de la farsa, cuando aquellos que prometieron no pueden cumplir; cuando aquellos que fueron atrapados con las manos en la masa se quieren hacer los disimulados y cuando aquellos que debieran estar velando por nuestros intereses no logran una visión de Estado, en el colmo de la mediocridad buscan zafarse la responsabilidad y le echan la culpa al pasado. Yo no fui, fue Teté, pégale, pégale que ella fue. Ya no hay lugar para los mediocres, les dijo Saskia a los recién graduados y les habló con la verdad. Lo dijo con tal intensidad que pareciera que hablaba a México entero. Nos invadieron los mediocres y ya no cabe uno más. Ya no hay espacio para esos que son regulares tirándole a malos, que no tienen valores y que sus intereses no abarcan más allá del extrarradio de su ombligo.

Los jóvenes necesitan escuchar la verdad y saber que aquel que no tenga talento, que no desarrolle un entendimiento apegado al rigor o no tenga suficiente capacidad para la actividad que realiza, va a padecer. Hace falta decirles que a los aletargados de los llevará la corriente. No se trata de tener voces apocalípticas ni de echarles a perder el buen humor ni mucho menos de asustarlos. Se trata de tomar al toro por los cuernos, de quitarles la venda de los ojos y darles un panorama realista. Dorar la píldora ya no sirve. Jamás sirvió y eso queda claro al contemplar como el crimen organizado ya se atreve a matar en plena luz del día, en nuestras plazas y jardines sin que haya consecuencias y sin que aquellos que debieran hacerse cargo, lo hagan.

Ya no caben más mediocres que enseñen las manos vacías, que no estén a la altura de la responsabilidad que ellos buscaron. Las palabras de Niño de Rivera son una invitación para que estos jóvenes sean una generación mejor.

Temas