Con 39 años, Mary ya derrotó al cáncer de mama; pide a las mujeres atenderse a tiempo

Desde que Mary Rubio supo que el cáncer había desaparecido, no ha hecho más que agradecer esta nueva oportunidad.

Yadira Cárdenas

Salamanca.- Mary Rubio enfrentó el cáncer de mama. Se lo detectaron al inicio de la pandemia, a meses de haber dado a luz a su pequeño hijo y sin poder librarse del contagio de covid. Hoy, tras estos años de lucha, agradece a Dios el haber vencido la enfermedad en un proceso nada fácil y que no le desea a nadie. Incluso se quiebra al recordar a compañeras de lucha que se quedaron en el camino. Por ello lanza el llamado a no tener miedo para atenderse a tiempo.

María Rubio Gutiérrez tiene 39 años y dos hijos: la pequeña Linda de 10 años de edad y Enrique, que está a punto de cumplir tres años. Ellos, junto a su esposo Aarón, han sido la fortaleza que la ayudó a enfrentar el cáncer de mama, que la sorprendió a pocos meses del nacimiento de Enrique.

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Mary relata que desde el embarazo sintió una pequeña bolita en uno de sus senos. Sin embargo, los médicos que llevaban su control le indicaron que podría ser normal. “No sentía dolor ni nada, solamente la bolita que ahí seguía”.

Tras dar a luz en octubre del 2019, por cuestiones familiares dejó de lactar al bebé, y la bolita seguía. Entonces le indicaron que podría ser por la acumulación de leche.

“Me dieron un medicamento y no desaparecía. Ahí algo en mí me dijo que algo no estaba bien. Me hice estudios y al tener los resultados mi mundo se derrumbó. El diagnóstico de cáncer me nubló por completo”, recuerda.

Quimioterapias son un desgaste físico, emocional y psicológico

La atención que necesitaba era urgente. El cáncer había alcanzado otras zonas y la situación era grave.

“Me dijeron: llora lo que quieras, si tienes ganas de llorar hazlo pero sin dejar de atenderte. Así llegué al hospital general y ahí comenzó el proceso. Al mismo tiempo que todo se detuvo por la pandemia del covid”, recuerda.

A partir de ese momento iniciaron las quimioterapias, una cada dos semanas, a las cuales tuvo que asistir sola. Mientras Los pequeños se quedaban con su esposo luego de la limitación de actividad por el covid.

“Tomaba yo sola el camión a la central y después a Irapuato. La primera no sentí malestar, pero a partir de la segunda no se puede describir. Es un desgaste físico, emocional, psicológico que se recrudeció al comenzar a caerse el cabello”.

Otras mujeres inspiraron a Mary a seguir adelante

Su familia la alentó cada día de tratamiento. Acepta que hubo días y momentos en los que quiso “tirar la toalla”. Sin embargo conoció historias de guerreras como ella que tenían más dificultades, que también lucharon día a día y se quedaron a mitad del camino.

“Recuerdo especialmente a una joven de Dolores Hidalgo. Decía que se levantaba de madrugada para tomar un caballo que la cruzara un río. Después caminaba kilómetros para tomar el camión y después otro hasta Irapuato. Ella ya no está, ella se nos fue”, señaló entre lágrimas.

Tras ir y venir al hospital, sucedió el contagio de covid, que afortunadamente dice, no tuvo mayores consecuencias y estuvo libre del virus para la siguiente quimioterapia y la siguiente etapa de su tratamiento: la operación de mastectomía.

“Otro golpe fuerte, porque aunque sabes que es para salvarte la vida, te ves al espejo y te rompes; ves esa cicatriz y te sientes incompleta”, explica.

Agradece esta nueva oportunidad

Mary, se aferró a Dios y a la fe. Y desde que supo que lo había logrado, que el cáncer había desaparecido, no ha hecho más que agradecer cada segundo de su vida ante esta nueva oportunidad.

“Se valora cada cosa, cada caricia y besos de mis hijos, cada momento con mi esposo que no me ha dejado. Han sido momentos duros en todos los sentidos, y no tengo más que agradecimiento a Dios por poner a las personas correctas en mi camino”.

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Actualmente, Mary está en revisión periódica y se ha propuesto llevar este mensaje de lucha a todas las mujeres que viven el mismo proceso. Pero también para todas quienes temen o no toman importancia a los exámenes preventivos.

“De verdad un diagnóstico oportuno puede salvarte la vida. no tengan miedo, eso puede hacer la diferencia”, concluyó.

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JRP