Entre miedo y seguridad, viven habitantes de la comunidad de Cerro Gordo en Salamanca
Salamanca, Guanajuato.- Pese al desplazamiento de familias por la inseguridad y con poco más de 5,500 habitantes, la comunidad de Cerro Gordo es muy insegura por ser parte de la zona caliente en cuestión delictiva. Constantemente escuchan balazos, hay extorsiones y privación de la libertad de gente de esta zona.
Además, se tiene un alto índice de desaparecidos de esta y otras rancherías vecinas, declaró el sacerdote José Juan López Puebla, párroco de la Inmaculada Concepción de María, parroquia donde vandalizaron la imagen del Papa Juan Pablo II, la que ya fue respondida con el apoyo de la gente.
El párroco ha logrado rehabilitar la iglesia, el atrio y el estacionamiento de la parroquia que brinda servicio a 11 comunidades y precisa.
"Llegué hace 5 años y desde entonces es una comunidad muy insegura, abandonada por el municipio en el tema de seguridad e infraestructura, pese a ser una de las más grandes de Salamanca, pero también la más olvidada. Por ser colindante con el municipio de Juventino Rosas, podemos decir que es una zona caliente en cuestión delictiva. Constantemente tenemos extorsiones y han levantado a mucha gente de las comunidades. Hace dos meses hicimos una celebración pidiendo por todos los desaparecidos y fue impresionante la cantidad de fotos que trajo la gente de las comunidades que pertenecen a la parroquia, de personas que han desaparecido, que han sido levantadas y no han vuelto a saber nada de ellas. Pienso que la falta de Dios en el corazón de las personas influye mucho. Hay tanta maldad por la falta de Dios en los corazones de las personas. Aquí hemos avanzado mucho. Al principio era una comunidad con mucho miedo, con poca participación. Gracias a Dios la gente va despertando, van aprendiendo a cuidarse unos a otros, pero aun así, el temor persiste. Constantemente se escuchan balazos; constantemente nos damos cuenta de que dejaron alguna cartulina a alguna familia o nos damos cuenta de que levantaron a alguna persona de una comunidad". Para revertir estos hechos, llamó a trabajar en la formación cristiana con los jóvenes, adultos, niños y pedir por la conversión de esas personas.
Señaló que la otra parte les corresponde a las autoridades el hecho de proporcionar seguridad, vigilancia y orden.
“Les corresponde a ellos, pero como es costumbre, nunca se paran hasta que hay campaña. Es cuando vienen a prometer todas las maravillas del mundo, pero estamos agradecidos con Dios porque vamos avanzando mucho y gracias a Dios pudimos reponer la escultura de San Juan Pablo II. La gente estuvo muy contenta, dolida al principio cuando sucedió este destrozo, pero muy contenta con la reposición”, precisó.
Se le preguntó si presentaron denuncia y cuestionó: "¿Contra quién? En otras parroquias cuando ha habido algún robo o un destrozo y se han presentado las denuncias, nunca han hecho nada. Van, se hacen los 'tontos', toman fotos, pero nunca ha habido algún avance. Se le da carpetazo y perder el tiempo no tiene caso. La gente que tiene una situación difícil tampoco denuncia porque no se hace nada y a veces hasta sale contraproducente. Pareciera que las autoridades están coludidas con este tipo de situaciones. Presentar denuncia, ¿contra quién?", precisó.
El sacerdote confirmó que ha habido un éxodo de familias completas por la inseguridad.
"Es por la extorsión, han acabado con el patrimonio de la gente. Hay personas a las que les llegan con las cartulinas y si no les pagan, les levantan a un familiar. A veces, cuando tienen un dinerito de su cosecha, parece que inmediatamente saben cuánto y a quién le pagaron porque llegan de inmediato. Tenemos ejército constantemente vigilando, pero siempre llegan una o dos horas después o al día siguiente andan con los helicópteros como si fueran a estar arriba de las azoteas diciéndoles: 'Aquí estamos'", cuestionó.
En cuanto a las actividades religiosas, señaló que se han incrementado. La gente participa más, asiste más a la iglesia y se interesa más por conocer su fe.
Le preguntamos si tiene miedo y respondió: "¿Qué me gano con eso? ¿Con encerrarme, con esconderme? No gano nada. A veces resulta difícil la situación, a veces un poco tensa, pero si yo, que soy el párroco, me muestro temeroso, entonces ¿qué confianza le transmito a la gente? Nos acompaña la providencia de Dios", concluyó.
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