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La silla vacía: Boleros salmantinos abandonan sus puestos por falta de trabajo

El Jardín Constitución, rodeado por los boleros de Salamanca, ahora luce con kioscos vacíos, pues ya solo hay 10 trabajando
Salamanca

Editor Web

La silla vacía: Boleros salmantinos abandonan sus puestos por falta de trabajo

El Jardín Constitución, rodeado por los boleros de Salamanca, ahora luce con kioscos vacíos, pues ya solo hay 10 trabajando

Yadira Cárdenas
Salamanca.- La falta de clientes ha ocasionado que los aseadores de calzado vayan dejando sus cajones y busquen otras alternativas de empleo, incluso fuera del estado. De los 28 trabajadores del Jardín Principal permanecen cerca de diez, la mayoría alternando con otras actividades que les generen ingresos.

Las sillas amarradas al asiento de clientes con cadenas, basura y tierra es lo que se observa en algunos kioscos de los boleros de Salamanca del Jardín Constitución. Todavía hace cinco años -de acuerdo a los trabajadores-, se observaba el movimiento en todos los módulos. Sobre todo los fines de semana cuando decenas de familias de comunidades acudían a misa a los templos cercanos, y aprovechaban para bolear el calzado.

Foto: Yadira Cárdenas

Con el paso del tiempo y sin conocer la causa, el número de personas fue disminuyendo y con ello su trabajo. Sin embargo, los boleros de Salamanca continuaban ofreciendo sus servicios.

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“En esos años hasta fila teníamos de clientes, muchos utilizaban botas vaqueras y era de ley bolearse los domingos, pero de repente, poco a poco, se fue escaseando la chamba”, señaló Juan.

Boleros abandonan su oficio

La situación obligó a algunos boleros de Salamanca que tenían que llevar el sustento a sus familias, a buscar otra fuente de ingresos aprovechando los conocimientos que tenían. Decidieron emplearse en una compañía constructora, que los llevó fuera de este estado.

“¡Qué más podían hacer! Tienen familia, niños y jóvenes que estudian, lastimosamente este oficio que les gustaba hacer ya no les dio para solventar los gastos y hasta se tuvieron que separar de sus familias”, comentan.

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La pandemia de la covid-19 dificultó aún más la situación de este sector con la inactividad. Otro tanto de los aseadores al estar dentro del grupo de riesgo tuvieron que permanecer en casa y ya no volvieron, pero los que regresaron se enfrentaron a una situación difícil, la falta de clientes.

“Los niños sin ir a la escuela y en las oficinas todavía sin ir todos, además creemos que ha disminuido el uso de calzado que se pueda bolear, porque la mayoría de las personas usa más el tenis y antes no era así, así que los clientes prácticamente se han ido”, comentaron.

Foto: Yadira Cárdenas

Quienes permanecen en sus módulos señalaron que en un día, lo máximo que llegan son seis clientes, lo insuficiente para que sea un trabajo con lo que se pueda mantener una familia.

“Otros compañeros vienen solo en las tardes o solo algunos días, porque mejor han buscado otros trabajos también; así está la situación ”.

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