La sequía y la crisis hídrica de Guanajuato
1.- La sequía y la crisis hídrica de Guanajuato
El problema para nada es reciente. Desde hace más de 20 años se hablaba de la escasez de agua para la zona urbana de León, del abatimiento de la cuenca de la Independencia, incluso del problema de la contaminación en la zona Laja Bajío.
Es en suma, la crisis hídrica de Guanajuato. La suma de todos los males que han complicado la distribución y surtimiento para el uso doméstico, frente a la gran demanda del recurso por parte de la industria –proliferante en estas mismas dos décadas- así como del uso agrícola sin tecnificar.
Sobre el tema abundan los diagnósticos pero faltan las acciones. Desde la dirección de la Comisión Estatal del Agua, Francisco García León llegó con la fotografía clara de las carencias y omisiones que habría que remontar, pero sin los brazos técnicos para articular esfuerzos con los sistemas y juntas municipales.
En medio de todo, aún se espera el Plan Agua Sí para Guanajuato que el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo sigue gestando, en sustitución de la Presa El Zapotillo, y que ahora promete alcance para el Corredor Industrial del estado.
Pero no hay tiempo. Mientras la población y la demanda crecen, ahora esta crisis se viene a complicar año con año con la sequía producto del cambio climático. Hoy Guanajuato figura como uno de los más afectados a nivel nacional, junto a otros ocho estados.
El último reporte que hoy publica Correo sobre el porcentaje de área con sequía que publicó la Comisión Nacional del Agua, resulta una fotografía que revela al 23.5 por ciento del territorio estatal en sequía severa y otro 37.4 por ciento “anormalmente seco”, es decir, más de la mitad del territorio que abarcan 30 de los 46 municipios
Apenas en marzo, la misma Conagua advirtió que la crisis de agua en Guanajuato cada vez se hace más grave, pues en 41 de los 46 municipios hay escasez del líquido y en seis la situación ha llegado hasta la sequía.
Prácticamente, alrededor del 78.6 por ciento del territorio del estado está experimentado problemas de crisis de agua entre las sequías y abatimiento de sus reservas.
Pero lo dicho, el problema está sobrediagnósticado sin soluciones a la vista.
Zona urbana de León
Ver nota: Se agudiza sequía en campo de Guanajuato, es de los más afectados en el país
2.- UG: despido, luego investigo
En la Universidad de Guanajuato las denuncias por violencia de género se han convertido en una papa caliente que no obedecen el mínimo protocolo. Es el costo público y político el que dicta su proceder, donde el despido directo es el camino mas corto sin la investigación que lo sustente.
Ese es el caso de Jorge Luis Hernández, quien forjó una carrera que lo llevó al cargo de delegado estatal en Guanajuato del Consejo Nacional del Deporte de la Educación (CONDDE) y Coordinador de Cultura Física y Deporte de la UG, desde donde observó posibles anomalías en competencias oficiales con las que se sancionaría a la institución.
No solapó la participación de una alumna e integrante del equipo de voleibol, que no era elegible para ser parte del proceso CONDDE; a partir de alertarlo, una seria de eventos desencadenaron en el infortunio.
Los entrenadores la incluyeron en las competencias violentando así lo establecido en los reglamentos, el equipo de voleibol de la UG quedó descalificado, la entrenadora inhabilitada por dos años y se emitió una sanción del pago de una multa de unos 150 mil pesos.
Fe entonces que vino la acusación por violencia de género, de parte de la entrenadora y madre de la estudiante en conflicto.
El tratamiento que se le dio al caso más cercano estuvo a la represalia, pues en palabra del profesor, Cecilia González Martínez, directora de Desarrollo Estudiantil, reconoció que el despido es injusto, pero los alumnos al ejercer una presión, la institución terminó cediendo.
Incluso, la descalificación, inhabilitación y multas aplicadas por este caso fueron determinadas por la Comisión regional de Honor y Justicia que castigó a la entrenadora por dos años y suspende al equipo por el resto de la temporada.
¿Es posible que la UG convierta un asunto de presunta violencia de género en una represalia arbitraria? Parece que la respuesta es positiva cuando se hacen de lado protocolos, afectando así el peso de las verdaderas denuncias.
Parece que en la UG del rector Luis Felipe Guerrero Agripino, no entienden que no entienden.
Zona urbana de León
Ver nota: Ex coordinador de Cultura Física y Deporte de la UG denuncia despido injustificado
3.- Robos y asaltos, tampoco hay respuesta
La escena de unos asaltantes literalmente barriendo contra los ciudadanos que ocupaban su asiento en un autobús foráneo de Celaya, desveló la realidad que desde hace tiempo era recurrente en el Estado de México o alguna zona suburbana de la capital del país.
Se trata de una muestra del impacto de la inseguridad que se extiende en Celaya, pues el modus operandi de estos criminales, se concentra en los autobuses que hacen escala en un centro comercial, que es parada continua de aquellos que se dirigen o provienen de las comunidades y municipios vecinos.
Los efectos de esta inseguridad rampante, atacan también la actividad cotidiana de trabajadores, estudiantes y ciudadanos en general, que se ganan la vida en la ciudad cajetera que gobierna Javier Mendoza Márquez, cuyo secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Rivera Peralta, se preocupa más por los impactos mediáticos de la violencia.
Aquí no hay de otra. Se trata de delitos del fuero común que dan en la médula de la percepción ciudadana, pero también irrumpen en la tranquilidad de una sociedad que de por sí ya está atribulada por delitos de la más diversa catadura.
Una labor de inteligencia aplicada urge en estos focos rojos de la inseguridad. Lejos de los discursos estériles, explicaciones criminalizadoras o promesas de mediano y largo plazo, escenas como las videograbadas en un autobús exigen atención inmediata de la Policía local.
Por lo pronto, la descripción oficial del director de Movilidad, Trinidad Martínez Soto, es de cuatro asaltos al transporte público local y el primer foráneo que ocurre en la mancha urbana, de enero a abril. ¿Certeza de los casos? La respuesta la tienen los celayenses.
Zona urbana de León
Ver nota: Asalto a camión de pasajeros obliga a cambiar recorridos en ruta Celaya-Tarimoro
CONTRA RETRATO
Alejandro Navarro Saldaña
“Yo creo que ya se lo merecía”, opinó el alcalde Alejandro Navarro Saldaña sobre una de las dos víctimas del ataque armado ocurrido el lunes, en la colonia El Encino en Guanajuato. ‘El Cholo’, era el apodo del “sujeto”; fue trabajador del área de Limpia del Municipio.
“Andaba en malos pasos”, agregó Navarro, haciendo eco a la declaración que emite después de cada homicidio en la ciudad -cada vez más frecuentes, aunque su secretario de Seguridad, Samuel Ugalde García, diga lo contrario-.
Después de meses negando extorsiones, la presencia de células criminales en la capital y el incremento en la violencia, Navarro aprovechó los micrófonos para presumir la coordinación con la Fiscalía General del Estado, y que en menos de 12 horas se resolvió el caso.
Aprovechó también para regañar a los vecinos de “los malandros”, acusó a toda una colonia de encubrir actividades ilícitas. Arremetió contra arrendatarios, por no averiguar a fondo qué destino tendrán los inmuebles que alquilan, por no saber si los rentan a delincuentes, y amenazó con incautar a quienes “le jueguen al vivo”.
“El que anda en malos pasos, mal termina”, es su lema. Al justificar crímenes valiéndose de una postura justiciera, minimiza la penosa realidad: Guanajuato capital no está tan lejos de la atmósfera sangrienta que ya devoró a otros municipios.
Hablemos sólo del mes anterior. El 3 de mayo, un hombre fue ejecutado rumbo al Cerro de los Leones, a plena luz del día. El 23, hombres armados acribillaron a una mujer en su casa del Cerro del Cuarto. El día 27, restos humanos fueron encontrados en un barranco entre las comunidades La Palma y Cimientos. “Malandrerías”, diría el alcalde.
Alejandro Navarro gobierna un municipio donde, convenientemente, todos los que mueren eran malos.