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‘Ser payaso es la profesión más noble’: Chapetín regala sonrisas a la gente de Celaya

El ser payaso es una profesión que va en decadencia debido a que muchos de los que se dedican a este arte no se preparan.
Celaya

Jorge Luis Ramos Perez

‘Ser payaso es la profesión más noble’: Chapetín regala sonrisas a la gente de Celaya ‘Ser payaso es la profesión más noble’: Chapetín regala sonrisas a la gente de Celaya

El ser payaso es una profesión que va en decadencia debido a que muchos de los que se dedican a este arte no se preparan.

Luz Zárate

Celaya.- Roberto González Pérez, mejor conocido como “Chapetín”, tiene 50 años, y 32 de ellos se ha dedicado a ser payaso profesional, actividad que por un momento pensó en abandonar debido a la discapacidad que tiene, pues perdió una mano cuando tenía 13 años producto de accidente cuando preparaba longaniza en la carnicería donde trabajaba. 

“Ser payaso es una profesión, no un oficio y quizá la más noble”, enfatizó Chapetín, quien resaltó que es uno de los trabajos más difíciles del mundo: hacer reír a la gente, aun a pesar del estado anímico de quien realiza la actividad.

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Y aunque cada vez hay más payasos y “sí da para vivir”, es una profesión que va en decadencia debido a que muchos de los que se dedican a este arte no se preparan. 

“Ser payaso es la profesión más noble que tenemos y donde nunca, nunca termino de aprender. Yo sigo aprendiendo de las nuevas generaciones, de los clásicos. Ya ahorita va mucho en decadencia, somos un país que ha fabricado muchos payasos. Me preguntaban que si se puede vivir de esto, y sí se puede vivir. Hoy en día es más complicado a comparación de otros años, pero sí se puede vivir teniendo una buena preparación o un respaldo de tradición, porque hoy en día hay muchos payasos pero que no se preparan, que no toman talleres, que no van a congresos”, platicó. 

Chapetín
Foto: Martín Rodríguez

Vocación desde los 6 años

Roberto González platicó que desde los 6 años le llamó la atención maquillarse como payaso. Pero hasta los 12 años presentó su primer show en la escuela donde estudiaba. En ese momento no sabía que se dedicaría a ser payaso toda la vida. Y finalmente, su actividad profesional la inició en Celaya en 1990. 

“Tenía yo tenía 6 años, cuando vi por primera vez a Cepillín. Entonces me nació el interés por ser payaso, por maquillarme, no tanto ser payaso. Ya después, a los 12 años tuve mi primera actuación en la escuela un 30 de abril, Día del Niño. Me caractericé junto con un amigo y un hermano me enseñó el primer sketch y así debuté. Ya profesionalmente se dio cuando salgo de la Ciudad de México y me vine a Celaya, aquí llegué en 1990”, platicó. 

Chapetín es reconocido por muchos debido a los shows que durante años ha presentado en distintos lugares, como cada domingo en el Jardín Principal. También ha organizado distintas actividades sociales e inclusivo armó una manifestación que encabezó en el 2020 para pedir a las autoridades municipales y estatales apoyos para los payasos y artistas urbanos que habían quitado de la vía pública y se habían quedado sin sustento debido a la pandemia. Pero a pesar de ser popular y conocido, pocos saben lo qué le pasó en su mano y el motivo por el que la perdió.

Chapetín
Foto: Martín Rodríguez

Un accidente que le cambió la vida

Sonriente pero a la vez reflexivo, platicó que tuvo un accidente cuando tenía 13 años, dos días después del terremoto de 1985, cuando trabajaba en una carnicería. 

“Estaba en la carnicería haciendo longaniza. Me resbalo y mi mano se va a la máquina y es cuando me accidento. Es algo imposible de olvidar, fue muy trágico porque en ese momento, cuando entro al hospital, era una pesadilla: ver gente tirada, gente damnificada, gente que no podía ser atendida porque el hospital estaba lleno… Yo tuve que entrar 15 horas después a quirófano porque no había ni médicos ni quirófano abierto. Tenía yo 13 años, estaba entre la niñez y mi adolescencia apenas”, platicó. 

Contó que en su momento batalló por superar esta situación. Más cuando la falta de su extremidad le impedía maquillarse y hacer sus shows de manera “normal”, como lo hacen otros payasos al utilizar sus dos manos.  

“Difícil superarlo y aprender lo que ahora soy, porque yo tuve que adaptar mi vida al lado izquierdo porque yo era derecho. Durante casi 35 años, desde ese accidente fatal, tuve que adaptarme. Sí resultó bastante difícil, llegué a llorar, me peleé con el mundo, con Dios me llegué a molestar. Ya después entendí que se trató de una prueba más. Yo lloraba porque no me podía maquillar, incluso llegué a desistir de ser payaso, pero me puse el propósito de lograrlo”, señaló. 

Chapetín
Foto: Martín Rodríguez

Ser payaso no solo es contar chistes

Platicó que para ser payaso no basta con decir chistes o hacer cualquier comentario, sino que se tiene que luchar porque sea una profesión digna. Para ello hay que prepararse en conocimientos, pero también participar en talleres, expos, concursos y convivir con payasos de otras partes del país y del mundo. 

“Mi mejor terapeuta era mi mamá. Mi público más difícil era mi madre, porque al principio ella no aceptaba, ella decía que tenía que superar muchas cosas, que mejor me dedicara a otras cosas, que mejor tuviera otra profesión, que de esto no iba a vivir. Pero cuando mi mamá lo entendió, que yo quería dedicarme a esto, ya cuando lo aceptó, me dijo: ‘Pues échale muchas ganas, porque tú tienes que hacer un esfuerzo doble y destacar, no seas un payaso más del montón’. Entonces me empecé a preparar, ir a congresos nacionales, talleres, a participar y representar a la ciudad. Viajé durante muchos años a presentar mi show en diferentes partes, porque no es lo mismo estar en mi zona de confort donde la gente ya me conoce y donde en el norte, centro y sur del país, tienen un humor diferente”, contó. 

Chapetín ha ganado varios concursos, premios y su meta es evolucionar como artista. Incluso hace unas semanas participó en el concurso “La subasta del payaso”, realizada en San Luis Potosí, donde ganó el segundo lugar a nivel nacional. 

“He concursado con artistas de trayectoria y de las nuevas generaciones que vienen muy fuertes, muy bien preparados”, platicó. 

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Celayense de corazón

Roberto es originario de la Ciudad de México, pero dice que es celayense, pues tiene tres décadas en Celaya y es donde se dedicó profesionalmente a ser payaso. 

El último evento grande que organizó se trató de la segunda edición del Encuentro Internacional de Artes Escénicas y la Expo Maquillaje Celaya 2022, realizado en octubre pasado, a donde asistieron artistas locales, nacionales e internacionales. Esto con la finalidad de “traer alegría a una ciudad tan lastimada por los constantes hechos de violencia e inseguridad que la azotan”

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