Jóvenes poblanos se dedican a ‘bachear las calles de Celaya

Luz Zárate

Celaya.- Evaristo es originario de Puebla, allá no encontró un empleo en el que pudiera ganar lo suficiente para sacar adelante a su familia, sin embargo en Celaya encontró una muy buena alternativa de trabajo: los enormes baches que hay en la ciudad. Él se dedica a ‘bachear’ por su cuenta y a cambio pide a los conductores una moneda.

Tiene poco que llegó a la ciudad junto con otro grupo de amigos que se dedican a lo mismo; por separado se instalan en las entradas y salidas del municipio o en las calles que detectan que tienen más baches, hoyos, o que el piso está en pésimo estado, en donde colocan “asfalto de segunda”, según contó.

“Aquí hay mucho trabajo”

“Allá (en Puebla) la gente es grosera, la gente no da ni una moneda, aquí en Celaya la gente es amable, algunos sí me dan y otros no. Me dan cinco, diez o 20 pesos, depende de la persona, hay quienes agradecen. La verdad es que aquí siempre hay hoyos que tapar”, platicó el poblano.

Aseveró que se gana la vida honradamente y hace el trabajo que no hacen las autoridades, sin embargo se tiene que cuidar mucho de los policías o las cuadrillas de Obras Pública, ya que cada vez que lo ven a él o a sus compañeros, los quitan de la vía pública y si se niegan a irse se los llevan a barandilla.

“Ando en varias ciudades, aquí en Celaya me ha ido bien. Primero recorro la ciudad y veo cuáles son las calles más afectadas y me pongo a chambear”, platicó.

Evaristo y Timoteo coincidieron en que no es fácil su trabajo, pues pasan largas horas bajo el sol y al aplicar el asfalto se marean por el olor y la intensidad del calor.

Caminos peligrosos

Las entradas y salidas de la ciudad lucen con baches y el pavimento desgastado y se han convertido en un peligro para los conductores.

La salida a Cortazar luce con más de 50 baches, algunos de unos 30 centímetros de profundidad y hasta un tres metros de largo y uno de ancho, lo que pone en total riesgo a los automovilistas.

También los camino a San Miguel de Allende y Salvatierra lucen cuarteaduras en el piso, donde es constante el paso vehicular a gran velocidad, lo que ocasiona accidentes cuando llueve.