Se arma bronca en panteón de Celaya ¿Qué pasó?


Celaya, Guanajuato.- Gran alboroto se generó afuera del Panteón Municipal Norte debido a que cerraron dos horas más temprano de lo acostumbrado en este Día de Muertos, lo que provocó que unas 200 personas quisieran entrar a la fuerza.
En punto de las 18:00 horas, los trabajadores del panteón cerraron las puertas este sábado y ya no permitieron el ingreso de nadie, lo que provocó el enojo de los que apenas llegaban a visitar a sus familiares fallecidos. Alegaban que no se avisó que cerrarían antes de la hora acostumbrada y algunos comenzaron a aventar la puerta en un intento de abrirla.

Aunque en un inicio eran pocos los que deseaban ingresar, se fueron acumulando con el paso de los minutos hasta llegar a ser un gran número de personas protestando.
Al grito de “¡queremos entrar, queremos entrar!”, las personas exigían que se les permitiera ingresar al panteón, ya que cerraron a las 18:00 horas y cada año, el día 1 y 2, se cierra a las 20:00 horas.
Fueron muchos los que llegaron justo a las 18:00 horas y se quedaron afuera, reclamando que nadie avisó que se cerraría más temprano.
Incluso, la directora de Servicios Municipales, María de San Juan Espinosa, informó a los medios de comunicación que este 2 de noviembre se cerraría a las 20:00 horas. Sin embargo, a los trabajadores se les ordenó cerrar a las seis de la tarde.
Aunque algunos solo gritaron y protestaron, otros sí querían ingresar por la fuerza, y se tuvo que llamar a los elementos de la Guardia Nacional y de la Policía Turística para poner orden, pues ya se armaba un zafarrancho.

El problema fue mayor porque, debido a que algunos de los que querían entrar se portaron agresivos, los trabajadores cerraron las puertas aun con visitantes adentro, y no se les dejaba salir, lo que provocó que protestaran los de afuera y los de adentro: unos porque querían ingresar y los otros, salir.
Tras un rato de disturbio, el presidente municipal, Juan Miguel Ramírez Sánchez, ordenó que se abrieran las puertas del panteón, se dejara entrar a todas las personas y que se cerrara hasta que se fuera la última persona.
Incluso, el propio alcalde se presentó en el lugar para inspeccionar lo que estaba pasando, pero tras abrir las puertas, ya todo volvió a la normalidad.
No se detuvo a ninguna persona de los protestantes porque, a decir de las autoridades, estaban en su derecho de querer ingresar a visitar a sus seres queridos.
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