Así sobrevivieron los más de 100 guanajuatenses en Acapulco al Huracán Otis
Guanajuato, México.- Toda la ayuda que se pueda llevar a Acapulco es necesaria dijo Lázaro Simental vecino de Apaseo el Grande quien tiene familiares en la ciudad de Acapulco, Guerrero.
Lázaro Simental asevero qué luego de algunas horas de angustia se pudieron comunicar con sus familiares quienes les explicaron en este momento no tiene agua potable ni luz, ya que les mencionaron la energía se las podrán restablecer en un mes aproximadamente.
Aunque aún hay problemas de comunicación su familia ha indicado que en este momento se requiere de alimentos, agua, pañales, medicamentos y productos para limpieza entre otros.
El ciudadano añadió qué sus seres queridos les indicaron la zona hotelera está dañada pero las zonas habitacionales son las que más están sufriendo en especial colonias como Renacimiento y Luis Donaldo Colosio de las más populares y rezagadas.
Además, que hay afectaciones por toda la ciudad pues si bien sus viviendas tienen daños menores, hay daños en lo general.
"Las calles están completamente llenas de escombro, coches volcados, árboles caídos y techos de otras casas qué se vinieron sobre de ellos y están sobre las calles".
Lázaro Simental añadió que también le relataron qué históricamente otros huracanes han tocado tierra cerca o en Acapulco pero Otis fue más intenso, a eso se suma qué las autoridades no les advirtieron con tiempo y la alarma no sonó, el único aviso fue que el huracán llegaría a Acapulco a las 4 de la mañana y cuando estaban tratando de planear como protegerse les sorprendió a las 12:30am.
Finalmente, Lázaro Simental señaló que desde Apaseo el Grande trataran de juntar materiales para hacerlos llegar a Acapulco por medio de alguna organización aunque por ahora no sabe de alguna qué sea centro de acopio y temen que puedan perder comunicación con sus seres queridos pues a falta de luz podrían no tener como cargar los teléfonos celulares.
Alumnos de la Universidad de Guanajuato viven pesadilla en Acapulco por el Huracán Otis
El arribo del Huracán Otis sorprendió a los alumnos de la Facultad de Ingeniería en Minas, Metalurgia y Geología de la Universidad de Guanajuato que arribaron a la ciudad de Acapulco para participar en la XXXV Convención Internacional de Minería.
"Yo, la verdad, nunca había vivido algo así. Solo se escuchan como todos los cristales se reventaban, se empezaron a botar todas las puertas de los pisos, se escuchan las alarmas de todos los carros que estaban afuera, las alarmas, se los estaba llevando el viento y estaban chocando entre ellos", comenta Sergio Maving, estudiante de minas.
Comenta que al llegar a la ciudad estaba lluvioso, pero les comentaron a él y a los otros estudiantes que era algo normal.
Alrededor de las once y media de la noche del 24 de octubre, comenzó una de las experiencias más impactantes en la vida de Sergio:
"Todos estábamos en el mismo piso (...) vimos que el viento ya estaba muy fuerte... teníamos unos ventanales grandes que daban a una terracita y esos ventanales como se estaban azotando muy fuerte. Salimos al pasillo, otros compañeros también salieron, pactamos que, si el viento continuaba un poco más fuerte, pues mejor nos íbamos a bajar. En ese momento ya también se estaba yendo la luz y notamos que se estaba meneando un poquito el edificio y eso nos asustó bastante".
Destaca que todos los sucesos que narró fueron en cuestión de minutos:
"Como diez minutos antes de las once se fue la luz, todavía teníamos un poco de señal, ya un poco más restringida, pero sí salían algunos mensajes; todos aprovechamos para decirles a nuestra familia nuestra ubicación y que las cosas se estaban poniendo feas. Fue lo último que pudimos enviar." Después de esto, detalló que se resguardaron en el primer piso del Hotel RRU Diamante, donde estaban hospedados, y ya se sentía como el hotel se "meneaba" de una manera más contundente:
"Incluso sí se alcanzó a fracturar una parte de la construcción, sí teníamos ese miedo de que se fuera a caer". Esto permitió, de las doce de la noche a las dos de la madrugada, narra el estudiante de minas":
El caos fue el escenario perfecto para que se llevara a cabo el robo de pertenencias, comenta Sergio: "Ya cuando se terminó el viento, ellos estaban aprovechando y subieron a nuestros cuartos a intentar robarnos algunas pertenencias (...) ellos se subieron y ya los veíamos que traían nuestras cosas y nosotros, como estábamos juntos, los enfrentamos y les quitamos las cosas":
Los estudiantes se resguardaron porque existía el temor de que a las cuatro de la mañana volviera la lluvia intensa y los fuertes vientos, debido a lo que escuchaban en los medios de comunicación algunas personas.
A las 6 de la mañana ya del miércoles 25 de octubre todo parecía un apocalipsis. Algunos hoteles en la zona ya presentaban destrucción en algunos de sus muros y en sus ventanas, las calles llenas de basura y restos de la torrencial tormenta de la noche, carros chocados: "También nos percatamos de que estaban saqueando las tiendas que había." El camión que transportaba a los estudiantes de la Universidad de Guanajuato en dicho hotel se encontraba afuera de este; afortunadamente no presentó daños mayores y se podía utilizar. Se convocó a una reunión donde se tomó la determinación, junto con los choferes, de emprender camino rumbo a Guanajuato.
En el grupo de estudiantes también estuvieron presentes un maestro y un representante de la comunidad minera, quien, a decir del entrevistado, los apoya mucho, los cuales se quedaron, esto debido a que se hospedaron en otro hotel: "Ya en el momento que sucedió la catástrofe, ya no contábamos con ninguna autoridad”.
A la salida del autobús de la ciudad de Guanajuato a Acapulco, Guerrero, iban alrededor de 44 estudiantes. Sin embargo, ya a la hora de regresar, éramos cuarenta y siete; dos estudiantes más estaban con nosotros en ese momento, y les dijimos que se regresaran con nosotros.
También se ayudó a dos mujeres a regresar a la Ciudad de México, las cuales habían quedado varadas en Acapulco debido al fenómeno natural.
Mencionó que se ha estado en comunicación con estudiantes que pertenecen a un grupo de aproximadamente cincuenta personas, que seguían la mañana de este jueves en la zona de desastre, los cuales les comentaron que ya estaban próximos a salir de la ciudad rumbo a Guanajuato.
Jorge Alberto Rodríguez, otro estudiante de minas que vivió en carne propia el arribo de Otis a Acapulco, compartió:
"Al principio, cuando llegamos al hotel, ahí la recepcionista nos dice que habrá un huracán, nosotros no teníamos en cuenta nada de esto hasta que llegamos".
A decir de Jorge Alberto, se pensó que lo más fuerte iba a suceder hasta el día miércoles por la tarde o el jueves, por lo que les habían comentado previamente.
"Todos estábamos muy asustados, varias compañeras se estaban quedando sin aire, estaban muy asustadas, estaban llorando; así como todos, pues. Sí, en algún momento, sí pensamos en que volveríamos a casa, pero pues estamos aquí."
Comentó que también quisieron llevarse sus cosas, pero de la misma manera que Sergio, los confrontaron. Con respecto a la presencia de elementos de seguridad o servicios de emergencia, comentó: "No, no, no había absolutamente nada, todo fue por nuestra cuenta y le hicimos como pudimos".
En el grupo que hicieron los alumnos que asistieron a la convención minera se enteró de que habrían mandado un autobús desde la ciudad de Guanajuato a Acapulco por parte de la UG.
Con respecto a la comunicación que existía entre el grupo de estudiantes durante la situación que se vivía, mencionó: "Es muy difícil comunicarnos con nuestros compañeros de allá, porque no había ni cómo, entonces cuando llegamos acá, nos estamos qué pues están bien y que ya están subiendo sus cosas al camión para regresarse", esto debido a que entabló conversación con una compañera que le dijo que ya estaban preparando todo para salir.
"Híjole, este... Es una experiencia inolvidable, se podría decir que estoy aquí para contarla, y eso es lo que me mantiene bien conmigo mismo. No sé qué hubiera pasado si no hubiera regresado aquí con mi familia".
**Con información de: Daniel Moreno y Francisco García