¿Conoces la historia del Templo de San José en Marfil en Guanajuato? Ha sobrevivido a inundaciones
Guanajuato, Guanajuato.- En el corazón del barrio de Marfil, Guanajuato, se alza el Templo de San José y Señor Santiago, un edificio que ha resistido el paso del tiempo y los embates de la naturaleza desde 1615. Una señalética local revela la fascinante historia de este recinto religioso, testigo de más de cuatro siglos de vida comunitaria.
Fundado a principios del siglo XVII, el templo actual no es la estructura original. Cuarenta años después de su fundación, el edificio inicial tuvo que ser reconstruido debido a su deterioro. La obra concluyó en 1695, marcando el inicio de una nueva era para la parroquia.
Sin embargo, el destino tenía preparadas más pruebas para este templo. En 1760, una gran inundación causó estragos en la estructura. Casi un siglo y medio después, en 1905, otra inundación provocó daños tan severos que el templo tuvo que cesar sus funciones religiosas. La parroquia se trasladó entonces al Templo del Hospital, una antigua capilla de indios inaugurada en 1757.
Pero la historia del templo no termina ahí. Vecinos de Marfil comparten relatos que dan vida a épocas más recientes. En la década de 1960, el último sacerdote residente dejó una profunda huella en la comunidad, manteniendo el templo de los Hospitales abierto constantemente.
Figuras como Ignacio Alberto Espinos fueron fundamentales en los esfuerzos de restauración. El padre Espinos, en particular, se dedicó a revivir el culto, organizando procesiones para colocar a los Santos del recinto, situación que vive en la memoria colectiva de quienes hoy son ya habitantes de antaño y en aquel entonces eran a penas unos niños: “él rentaba carros, en aquel entonces no había tanto, pero él lo hacía y nos llevaba de niños en procesión, nos vestiamos con trajes típicos, era muy bonito” recuerda una vecina de la zona.
La restauración física del templo contó con el apoyo de Giorgio Belloli(Jorge Belloli como era conocido por los vecinos) y sus carpinteros, quienes trabajaron en la fachada. Curiosamente, se dice que esta fachada fue posteriormente trasladada a un recinto local: “creo que fue a la Universidad de Guanajuato, ahí debe de estar” comenta una vecina. Además narró la realización de los puentes que conectan la zona de marfil con el camino antiguo: “venían personas de La Sauceda, de por allá, ellos levantaron y escarbaron para que se hicieran. Todo gracias a él y a los trabajos.”
Tras un periodo de declive, otro sacerdote, Daniel Camarena, retomó los esfuerzos de restauración en la década de 1990. Durante este periodo, excavaciones revelaron restos humanos en la parte posterior del templo, añadiendo un capítulo más a su rica historia.
El templo no solo es importante por su valor religioso e histórico, sino también por su papel en la comunidad. La parroquia de Marfil alguna vez tuvo jurisdicción sobre un área extensa, incluyendo las localidades de La Sauceda y Santa Teresa.
La historia del templo está entrelazada con la de la comunidad. Los residentes recuerdan la construcción de un puente cercano por albañiles voluntarios, un ejemplo del espíritu comunitario que ha ayudado a preservar este monumento.
Como nota curiosa, la pila bautismal original del templo ahora se encuentra en el barrio del Baratillo en la ciudad de Guanajuato, un fragmento tangible de la historia de Marfil en el corazón de la capital.
Un dato curioso, comenta una de las vecinas en la zona del Templo de los Hospitales, es sobre una fuente o pileta la cual fue trasladada de las afueras del templo de San José y Señor Santiago, se trata de la que en algún momento estuviera en la zona de la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Paz, y después fuera colocada en el Baratillo: “era esa, después hicieron otra y ahí sigue, pero la que está en el Baratillo es la que estaba afuera de ese templo” comentó.
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