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Mexicana abusada sexualmente en Catar es condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión

La mexicana abusada sexualmente en Catar, fue condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión por "tener relaciones" extramaritales
Internacional

Maria Jose Soto Pallares

Mexicana abusada sexualmente en Catar es condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión Mexicana abusada sexualmente en Catar es condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión

La mexicana abusada sexualmente en Catar, fue condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión por “tener relaciones” extramaritales

Redacción
México.- Paola Schietekat Sedas, es una mexicana que fue abusada sexualmente en Catar, mientras trabajaba en ese país como parte del Comité Organizador del Mundial de Futbol que se llevará a cabo en noviembre.

Sin embargo, pese a que logró documentar el hecho y obtener un certificado médico que avalaba la agresión, las autoridades de ese país le impusieron una condena de 100 latigazos y 7 años de prisión, por tener una relación extramarital.

Gracias a la intervención del Comité Organizador del Mundial y Humans Rights Watch, pudo salir de Catar y regresar a México el 25 de junio del 2021. Cabe mencionar que la economista, politóloga y antropóloga, denunció la indiferencia con la que actuó el cónsul de México en Catar, ante lo sucedido a la joven.

La agresión ocurrió el 6 de junio del año pasado, pero fueron informados por Paola recientemente en un artículo, en el narró la violencia a la que fue sometida y en la que hizo a otro hecho, pues la mexicana fue abusada sexualmente en la adolescencia.

Ver nota: Trudeau declara emergencia nacional por protestas antivacunas en Ottawa

mexicana abusada en Catar
Foto: Especial

“Tenía 16 años cuando mi primer novio me encerró en su departamento, me violó y amenazó con matarme después de darme una paliza que dejó marcas visibles por varias semanas, todo por un arranque de celos…Recuerdo el camino de regreso a mi casa, pensando en qué iba a decirle a mis papás para justificar las horas en las que no les contesté el teléfono, en cómo iba a ocultar las marcas, porque claramente sentía que era mi culpa, y porque era una niña, sin la capacidad de racionalizar que lo que acababa de vivir era un intento de feminicidio, y porque era una víctima de violencia sexual, que interiorizó, como hacen muchas, la culpa y la vergüenza de lo sucedido”, relató.

Schietekat Sedas tardó una década en compartir esa experiencia que le costó terapias, medicamentos y síntomas de estrés postraumático.

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