¿Conocías la Leyenda Bruja Malvas en Irapuato? Estos son los secretos que guarda
Descubre la inquietante leyenda de 'La Bruja de Malvas' que aún perdura en Guanajuato, una historia de misterio y lo desconocido
Irapuato, Guanajuato.- ¿Alguna vez te ha tocado ver pasar bolas fuego entre los cielos de una oscura noche?, se dice que esas bolas de fuego son en realidad brujas que buscan a niños recién nacidos para alimentarse o el vigor de jóvenes que pasean a altas horas de la noche, como sucedió a un joven en la comunidad de Malvas.
Carlos Sánchez escribió esta leyenda en el libro Fundación, Tradiciones y Leyendas de Irapuato que se encuentra resguardado en el Archivo Histórico de la Ciudad; esta leyenda es conocida como ‘La Bruja de Malvas’.
La historia fue contada por un anciano de más de ochenta años que vivía en Rancho Grande, quien aseguró que lo que sucedió le ocurrió a su abuelo Macario, quien contaba con escasos 19 años de edad.
La leyenda comienza cuando Macario acudió a la fiesta del pueblo y conoció a una joven, de quien se enamoró y le habló de amores; el problema es que ella vivía hasta la comunidad de Malvas y él en Rancho Grande, por lo que tenía que recorrer más de diez kilómetros para poder verla y no perder su querer.
Todas las noches le pedía a su papá su caballo para poder ir a ver a su novia, pese a no estar de acuerdo su papá le prestaba el corcel con la condición de regresar antes de las diez de la noche, lo cual siempre cumplía al pie de la letra, hasta esa noche.
Una noche oscura y fría cuando estando con su novia, las horas pasaron y no se percató que ya eran más de las once hasta que el papá de su novia la llamó para que entrara a la casa, con el tiempo encima regresó en su caballo por el camino de terracería que llevaba a Rancho Grande.
En el camino vio pasar frente a él una bola de fuego a gran velocidad, la cual cayó entre algunos matorrales, el caballo se asustó tanto que comenzó a correr inquieto y relinchando tiró al jinete para después huir despavorido, aunque Macario intentó correr el resplandor del fuego se detuvo entre los árboles frente a él.
Frente a él vio la figura de una hermosa mujer que lo observaba fijamente y con un canto hipnotizador se acercó a ella, para poder ver si aquello que observaba era un sueño o era real, y al intentar tocar el rostro de la mujer con la mano, ésta se transformó en una serpiente para después alejarse.
En ese mismo instante, una mano tocó el hombro de Macario y cayó desmayado, cuando despertó se encontró en la cima de una roca muy lejos del camino por el que andaba, su ropa estaba desgarrada y tenía el rostro arañado, sin saber cómo llegó hasta ese lugar, se bajó e intentó regresar a casa, pero sus esfuerzos fueron inútiles, pues parecía que entre más caminaba más se alejaba del camino.
El joven fue vencido por el cansancio y cayó al suelo, cuando volvió a despertar, se encontraba en la misma roca que la primera vez.
Mientras tanto en su casa, todos se preguntaban qué había pasado con él, pues el caballo había regresado solo y se había quedado parado en un solo lugar sin querer comer o beber agua, muriendo poco después en el mismo lugar en donde se había detenido.
Pasaron nueve días y nadie sabía de Macario, al joven campesino lo habían dado por desaparecido, pese a las constantes búsquedas nadie tenía ni un solo rastro de él, hasta que uno de sus tíos regresaba del trabajo y vio a lo lejos un joven sentado sobre una roca.
El tío reconoció a Macario y se acercó a él para ayudarlo a regresar a casa, su estado era muy demacrado y él joven aseguraba que solo había pasado una noche sin saber que en realidad llevaba nueve días perdió.
Se dice que aquel joven campesino fue víctima del maleficio de una bruja pues desde entonces jamás pudo decir qué es lo que le había pasado ni dónde estuvo durante esos nueve días.
Hay quienes aseguran que las brujas aún pasan volando por los cielos entre las comunidades de Rancho Grande y las Malvas como bolas de fuego que brincan de pueblo en pueblo en búsqueda de alguna víctima.