Don Antonio Ortega, 'El Papayitas', se retira a 85 años de vender su tradicional pulpa de papaya
Don Antonio Ortega. Foto: Nayeli García
Irapuato, Guanajuato.- ‘El papayitas’ fue el apodo que con cariño los irapuatenses identifican a Don Antonio Ortega, un vendedor de pulpa de papaya que hoy a sus 87 años de edad se retira del comercio, pues ante su avanzada edad, su familia decidió que era hora de dejar el oficio que lo ayudó a sacar adelante una familia de 10 hijos.
Era común ver el bulevar Lázaro Cárdenas al ‘Papayitas’ empujando su triciclo en el que iba a la Central de Abastos a comprar todos los días papayas frescas para vender y antes del mediodía salir de su casa empujando su carrito cargado de papayas, pulpa y agua fresca.
Pero en los últimos años, la edad le empezó a cobra factura, y uno de sus vecinos y uno que otro conocido, lo ayudaba a empujar el carrito de papaya entre los vehículos hasta llevar a la avenida Guerrero esquina con Fuerza Aérea en donde vendía su producto desde hace más de 65 años.
Vender pulpa de papaya fue sin querer queriendo, contó, pues un día cuando estaba haciendo agua de papaya para vender, pico de más fruta y para no desperdiciar, salió a venderla con limón y chile, a un peso el vasito, y rápidamente se terminó todo lo que había picado de más, por lo que emprendió ese nuevo producto y lo que le valió el sobrenombre del ‘Papayitas’.
Y de ahí salió para todo, para criar diez hijos, cinco mujeres y cinco hombres; su familia ya no quiere que salga a vender y es que, aunque es un personaje muy arraigado en Irapuato, no se ha salvado de ser víctima de la violencia e inseguridad, pues en mayo del 2020 fue asaltado y golpeado, hecho que indignó a los irapuatenses.
Desde hace varios días el ‘Papayitas’ dejó de acudir a su lugar de trabajo, lo cual no pasó desapercibido para la gente, pues su buen ánimo le valió la ayuda de innumerables iniciativas juveniles y de la propia gente en la ciudad.
Aunque el ‘Papayita’ comenta que su carrito le fue robado de su cochera, sus familiares comentaron que no le fue robado que sus hijos se lo llevaron para desarmarlo, pues ya es hora de que Don Antonio descanse, pues salir todos los días a la calle para seguir vendiendo pone en riesgo su salud y su propia seguridad.
Pero el ‘El Papayita’ insiste en no querer estar nomás estirando la mano, pues siempre ha sido un hombre trabajador y quiere seguir vendiendo en la cochera de su casa y no deja morir la esperanza de algún día volver a vender en la avenida Guerrero.
