Infancia entre vías: expuestos al peligro, 400 niños transitan diario en Irapuato hacia Estados Unidos
Irapuato, Guanajuato.- “Nos tratan como animales y traemos a nuestros hijos”, comentó una madre migrante que viaja en un grupo que lleva a cuatro menores de edad, dos de ellos de tres años quienes, ajenos a la pesadilla que atraviesan sus madres, se distraen juguetes que les fueron regalados, mientras que otros buscan entre los donativos ropa de niños para poder vestirse y seguir su camino.
Entre los más de 16 mil rostros de migrantes que han atravesado Irapuato desde el pasado 19 de septiembre, hay unos que destacan entre todos, los de los cientos, miles de niños que no saben los riesgos que han enfrentado y las dificultades que aún les esperan, por eso sonríen y se abrazan a sus madres mientras esperan la llegada de un nuevo tren que acerque al ‘sueño americano’.
Al menos 400 niños, en su mayoría bebés, son contabilizados diariamente por los voluntarios de ‘Amigos del Tren’, Zaccha Vázquez, uno de los encargados estima que la presencia de niños está aumentando en los últimos grupos que siguen llegando a Irapuato, se ve más presencia de familias, muchas madres solteras con niños y mujeres embarazadas, de las que se contabilizan entre 30 o 40.
El pequeño Andry
Andry tiene un año de edad, el pequeño con cabellos dorados camina entre el frío pavimento debajo del Puente Siglo XXI, juega con otros niños y abraza a su mamá que le pide que sonría para la fotografía, él sonríe, ajeno a lo que sucede a su alrededor, sonríe junto a su mamá Daibe, de origen venezolano, con la esperanza de poder seguir su camino y que el próximo tren no tarde en pasar, pero también con la esperanza de que la corrupción y los abusos en México se detengan, para que el pequeño Andry tengan el futuro que no podría tener en su país.
Daibe salió de Venezuela el pasado tres de septiembre. En 24 días, logró llegar a Irapuato, pese a las autoridades mexicanas que no se tentaron el corazón de verla con su hijo en brazos y la detuvieron en cada retén, para pedir la cuota y que pueda seguir el camino en donde más adelante habrá más personal del Instituto Nacional de Migración (INM) para cobrar su parte; tampoco por autobús puede viajar, les niegan un boleto para ella y su hijo hacia la frontera norte.
Subir al tren es su única opción, entregar a los brazos a su pequeño Andry a un desconocido cada vez que sube y baja del tren, es más seguro que viajar por las carreteras, viajar por México es lo más pesado, lo más desgastante y lo más difícil de toda su travesía, les quitan el dinero y no le permiten el paso.
También encontró a gente buena que le ha dado comida y ropa para su hijo, en otros países, contó que ella compraba alimento para su bebé, pero ahora en México la gente les lleva, aunque la dieta es diferente que en Venezuela y el pequeño Alexis ya empieza a resentir el cambio, pues ha bajado mucho de peso en estos días, pero el sacrificio dice, vale la pena, porque en su país no tienen futuro.
Daibe no subió al tren
Daibe llegó apenas el martes a Irapuato por la tarde, justo cuando ella llegaba al puente, pasó un tren con destino a Monterrey, contó que mucha gente se subió al tren, la mayoría de los más de dos mil personas que estaban debajo del puente, pero ella no subió, porque no sabía y también porque no traía comida, tenía que, para buscar alimentos para su hijo, pues es un camino de casi 12 horas que Andry no hubiera resistido.
Otra migrante originaria de Venezuela cuenta que ella lleva cuatro días en Irapuato, y no subió al tren que pasó la noche del martes, pues ese tren fue detenido adentró de Ferromex y hasta las dos de la tarde del miércoles no se había movido, obligando a muchos migrantes a bajar del mismo y emprender el camino a pie, ella no los siguió, ella viaja con un grupo en donde están cuatro niños, dos tres taños, una de 15 y otra de 17.
“Nos tratan como animales y no tanto nos duele por nosotros, sino por nuestros hijos, las autoridades son demasiado malos, no deberían porque yo no vengo a quedarme acá. Estamos de paso, nos deberían de dar 15 o 20 días para salir del país y no tenernos aquí”, finalizó.