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Irapuato recuerda la inundación de 1973 a 50 años de la tragedia y resiliencia

Irapuato conmemora medio siglo de la devastadora inundación que marcó una tragedia pero también la fuerza y unidad de su gente
Irapuato

Nayeli García

Irapuato recuerda la inundación de 1973 a 50 años de la tragedia y resiliencia Irapuato recuerda la inundación de 1973 a 50 años de la tragedia y resiliencia

Irapuato, Guanajuato.- Hoy Irapuato conmemora la tragedia que arrasó con más de media ciudad, pero también el día que marcó su reconstrucción como una ciudad moderna más fuerte y cimentada en el trabajo, solidaridad y unión de miles de personas que se sumaron para que Irapuato hoy pueda estar de pie y más fortalecida que hace 50 años.

La inundación del 18 de agosto de 1973 es una historia contada por su gente, quienes vivieron el momento y quiénes no podrán olvidar aun siendo niños el crujido de las casas cayéndose en medio de la oscuridad, regresar a su hogar y ver todo destruido, sin amigos y en un lugar con olor a muerte.



Fue la tormenta Brenda la que provocó fuertes lluvias esos días, que ya desde el 10 de agosto habían afectado a la Garrida por el desbordamiento del Río Guanajuato, pero para el 16 de agosto las presas de Santa Ana del Conde, La Sardina y La Sandía también se desbordan; el agua se dirige hacia las presas de La Llave y la Gavia del municipio de Romita, las cuales no soportaron y cedieron, lo que provocó que el agua llegara a la presa El Conejo, la madrugada del 18 de agosto.

 
Recuerdo de la devastación causada por la inundación de 1973 en Irapuato. Foto: Especiales


Pocos tuvieron la oportunidad de capturar esa historia, uno de ellos fue el ya fallecido fotoperiodista Don Marcolino Witrago, cuyas fotos forman parte del Archivo Histórico y quien en vida contó a Correo cómo la inundación ya se veía venir, pero el ‘pata seca’, el general Félix Galván, comandante de la Zona Militar minimizó ante los medios la situación de las presas y tras la tragedia, nunca puso en pie en el agua, de ahí su apodo.

“Yo le dije a mi general eso no nos va a inundar un día y estaba grandísima se miraba enorme (la presa) y me dice: nombre, y sale la nota: todo bajo control a ocho columnas. No cual a la mañana siguiente fue cuando se inundó y se dice que los militares ya sabían que no inundaran, el agua venía a las tres de la mañana ya venía a Irapuato”, contó a Periódico Correo Don Marcolino en el 2016.

Y es que era una inundación ya anunciada, recordó el arquitecto Eduardo Garnica que con 13 años de edad tiene recuerdos vívidos de la tragedia, ya que su padrastro siendo militar les avisó que se previnieran porque la situación era grave, por lo que su mamá compró despensa y aviso a sus vecinos que se iba a inundar, pero nadie hizo caso y cuando ocurrió la tragedia, en su casa de refugiaron muchos vecinos.

“Lo que pasa que fue un año llovedor y todos los alrededores ya se estaban inundado y varios municipios ya estaban inundados, era cuestión de tiempo que Irapuato también se inundara y nosotros ya sabíamos que venía (…) ya se sabía a nivel Municipal, pero la gente no hacía mucho caso en las medidas preventivas y protección Civil, pero sí sabíamos”, recordó Eduardo Garnica.

El 18 de agosto estaba prevista la inauguración de las Oficinas del Gobierno, pero ya no se llevó a cabo, porque el agua ya venía para Irapuato y empezó el perifoneo, fue cuando Don Marcolino tomó su cámara y se fue a ver la presa, y ahí empezó a captar parte de la historia de la ciudad, con una cámara envuelta en una bolsa de plástico.

“Había perifoneo diciéndoles en la calle que si venía pero que iban a subir 10 a 15 centímetros y que no era cierto y se suspendió la inauguración de las oficinas de gobierno y me vine a cambiar y me fui al periódico y les dije: que ya se reventó la presa y me dicen pues vete a ver”, recordó.

La inundación ya estaba por llegar a Irapuato y las familias lo primero que hicieron fue proteger a sus hijos, así lo recuerda Alejandro García, quien a sus cinco años sin saber qué pasaba en realidad, fue enviado con sus abuelos maternos don Antonio Márquez y María del Refugio junto a su hermano porque pensaron que ahí no se iba a inundar, pero fue donde más subió el agua.

 
La fuerza y unión de la comunidad permitió la reconstrucción de Irapuato tras la inundación. Foto: Eduardo Ortega

“Me acuerdo que comenzó a llover, no había luz y a lejos yo escuchaba como crujían las casas y la gente llorando a lo lejos, comíamos sopa fría, en la noche no se veía nada, pero los vecinos se pasaban la comida unos a otros. Me acuerdo que la comida se acabó y mi abuelo para conseguir comida se vino nadando de la Santa Julia hasta el Centro por comida y no sé cuánto hizo, todavía estaba un poco alto, se cortó la mano o el pie para llegar hasta donde estaban mis papás”, recordó, y está convencido que es un recuerdo que jamás va a olvidar por el impacto que fue para él a su corta edad.

Y es que el agua cubrió a Irapuato del 18 al 22 de agosto, tiempo en el que muchas personas tuvieron que vivir en techos de las casas, en fábricas, en los mercados, en donde les hubiera tocado la inundación, algunos intentando llegar a sus casas con ayuda de lazos, y algunos otros luchando por sobrevivir con los animales que flotaban entre las aguas.

Gerardo Pérez recuerda que su abuelito tenía muchos animales y la mayoría se los llevó el agua, y su abuelito le contó que la había puercos entre el agua y mucha gente los agarraba con tubos o anzuelos para sacarlos y comérselos así.



Aunque a él no le tocó estar en Irapuato esos días, teniendo ocho años de edad, recuerda que cuando regresó a Irapuato y se bajó del camión la ciudad que un día conoció ya no existía, los negocios habían desaparecido, la fachada de su casa ya no estaba y tampoco sus amigos.

“Vimos mucho movimiento, camiones de donde bajaban despensas, mucha gente y militares, y entonces pues nos vinimos caminando y nos dijeron nada, cruzamos las vías y llegamos a Álvaro Obregón y carros volteados, mucho lodo, estábamos ante la tragedia más grande de Irapuato, vimos toda una ciudad borrada”, contó.

Otro personaje ya fallecido pero que fue clave en la tragedia, fue don Roberto Domínguez director de bomberos y Protección Civil en ese tiempo quien contó a Periódico Correo semanas antes de fallecer como convenció al presidente Max Kirchbach para hablar con el presidente de la República Luis Echeverría y pedir ayuda, y cómo cuando llegó, la primera de tres veces que estuvo en Irapuato lo llevaron por el lugar menos destruido.

“Señor presidente lo están engañando, no es por ahí por donde debe de caminar porque lo querían llevar por todo Guerrero, vengase por acá si realmente quiere ver, llegamos a la calle Moctezuma y llegamos al sanatorio, aquí ya no podemos pasar porque hay muchas casas caídas”, narró en esa ocasión y fue ahí en donde realmente comenzó la ayuda.

La familia de Gerardo Pérez se tomó una fotografía justo después de la tragedia frente a su casa sin fachada, ese recuerdo esa parte de su historia, y también marca el momento de la reconstrucción de Irapuato.

“Indeco llega a levantar las casas para levantar todas esas casas que se cayeron y hubo casas que desaparecieron, esta no se cayó porque todo era de concreto, pero eran casas muy grandes, muchas vecindades que desaparecieron y llegó Indeco y empezó a levantar”, compartió Gerardo Pérez.

Así fue cómo surgió la colonia 18 de agosto, el Instituto para el Desarrollo de la Comunidad Rural y Vivienda Popular (INDECO) implementó un programa de vivienda en un terreno de 8 hectáreas en donde fueron construidas 510 casas para albergar a más de 3 mil 500 personas, principalmente trabajadores, mujeres pizcadoras de fresa y jitomate, locatarios y vendedores ambulantes.

 
Reconstrucción y resiliencia: Irapuato sigue adelante después de la tragedia, explican. Foto: Eduardo Ortega


A Irapuato llegó mucha ayuda, incluso el actor Cantinflas envió mucho apoyo para Irapuato se cuenta entre anécdotas, muchos arquitectos y profesionistas llegaron a Irapuato para ayudar en su reconstrucción y muchos se quedaron a vivir en la ciudad.

“A Irapuato nos ha unido a veces la desgracia, porque nos hemos sabido sobreponer y el gran cambio que veo con esto, de un Irapuato que se ha inundado 29 veces es la resiliencia que va teniendo Irapuato”, destacó el arquitecto Eduardo Garnica.

Este año la Presidencia Municipal realizó varios eventos en conmemoración a esta fecha, uno de ellos la recopilación de 50 historias en un libro de colección sobre el 50 aniversario de la Inundación de Irapuato, pues señaló la alcaldesa Lorena Alfaro que más que recordar una tragedia se tiene que recordar la fortaleza de la gente irapuatense que construye día a día a Irapuato.

“A 50 años más allá de la tragedia queremos recordar aquellas experiencias que no han sido contadas en donde la solidaridad, el apoyo, la valentía y la unidad fueron las más grandes fuerzas para levantarnos. No cabe duda que la grandeza del ser humano es superior cuando se une y solidariza por una causa común, la gran inundación fue uno de los hechos que marcaron a la ciudad, pero que unieron y nos dieron la fuerza necesaria para impulsar la reconstrucción de Irapuato antiguo y del Irapuato que hoy vive”

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