Obispo de Irapuato llama a actuar contra reclutamiento forzado de jóvenes por el crimen organizado
Irapuato, Guanajuato.- Tanto la Iglesia como la familia y la sociedad en general tiene la responsabilidad de rescatar a los jóvenes de su reclutamiento, a veces forzado, por parte de los grupos de la delincuencia organizada, señaló el obispo Enrique Díaz Díaz al considerar que cada vez es más difícil involucrar a los jóvenes en actividades pastorales.
Este fin de semana, al menos cinco mil jóvenes participaron en la XIX Marcha Juvenil Diocesana a Cristo Rey, quienes se comprometieron a vivir y luchar por la paz, que en estos momentos de violencia e inseguridad es un gran esfuerzo tratar de vivir en armonía, destacó el obispo.
Los retos para atraer a los jóvenes han sido la dificultad de la pandemia, de situaciones de miedo y sacar a los jóvenes de ese medio de ostracismo y que complica ponerlos como los protagonistas de su vida, ante los riesgos de una sociedad cada vez más peligrosa, pero solo la juventud tiene esa fuerza para cambiar el rumbo.
“La búsqueda de protegerlos, de cuidarlos del narcotráfico y organizaciones criminales que los jalan, y los jalan a veces en contra de su voluntad y los jalan a veces con engaños, es una responsabilidad grande no solo de la iglesia, sino responsabilidad de familia, escuela y sociedad para poner en los jóvenes valores para que sigan siendo protagonistas y vayan caminando al cambio a la transformación de nuestra sociedad. Es una gran fuerza y es una vivencia de una fuerza enorme que vemos en los jóvenes y que ha sido muy grande”, puntualizó.
Enrique Díaz consideró que ha sido muy difícil que los jóvenes vuelvan a participar en este tipo de eventos masivos que fueron suspendidos por la pandemia y que ahora son retomados de manera presencial con la visita al Cerro del Cubilete. Aunque algunos jóvenes seguían participando en otras actividades a través de redes sociales y con representaciones pastorales, después de la pandemia parecería que estaban ‘vacunados’ para no involucrarse en estas actividades, que dijo, son muy bonitas e integradoras.
“También tenemos el problema, de que antes era muy fácil que los jóvenes se reunían después de la escuela, después del trabajo en las noches, y en muchos lugares reunirse en las noches es difícil y es peligroso, pero sin embargo ahí están los jóvenes buscando el camino, invitando al camino y ellos mismos están buscando y han estado haciendo algunos eventos por internet, invitando a más jóvenes, pero no es fácil”, reconoció el obispo.
Insistió en que es la sociedad y la familia quienes deben trabajar juntos para alejar a los jóvenes de las redes del narcotráfico y organizaciones criminales y mostrarles que siguen siendo ellos los protagonistas de su vidas ante una situación de violencia e inseguridad que limita la libertad de los jóvenes, pero que también debe de fortalecer las relaciones al interior de la familia.
LC