Tras sobrevivir a una agresión sexual, Kimberly encontró apoyo en el CEAVIF: así fue su historia
Kimberly encontró apoyo en el CEAVIF. Foto: Eduardo Ortega
Irapuato, Guanajuato.- Kimberly pensó que su vida no tenía sentido y que la única forma de escapar del dolor que sentía era quitándose la vida. Al llegar al Hospital General de Irapuato, fue canalizada al CEAVIF, donde compartió que tres meses atrás había sido víctima de una agresión sexual y no se lo había contado a nadie.
“Sentía miedo de que me juzgaran por lo que me podían decir o regañar. No podía creer lo que me había pasado y lo que estaba pasando”, relató Kimberly, quien dejó la preparatoria por un tiempo para enfrentar la situación que le había restado valor a su vida.
A través del Centro Especializado para la Atención a la Violencia Familiar y Sexual (CEAVIF), Kimberly fue atendida y apoyada por el Centro de Justicia para Mujeres, donde informaron a sus padres sobre lo sucedido y la respaldaron para recuperarse emocionalmente.
“Encontré a una familia que no me dejó sola ni un solo momento. Mi mamá nunca me dejó sola, ni siquiera para dormir, por miedo a que lo volviera a intentar. Poco a poco fui saliendo de ese estado en el que creía que las personas malas no recibían castigo y que solo a los buenos nos pasaban cosas malas. Pero no. Hoy estoy lista para vivir de nuevo”, compartió Kimberly.
Esto lo expresó durante la entrega de reconocimientos a mujeres que han enfrentado la violencia y culminaron su tratamiento en el CEAVIF del Hospital General de Irapuato, al que son canalizadas las personas que han sufrido violencia severa.
Aunque a estas entregas asisten entre 30 y 40 mujeres en promedio, de enero a noviembre el CEAVIF atendió 309 casos de violencia severa, de los cuales 33 fueron de violencia sexual, abarcando desde niños hasta personas adultas.
La doctora Magdalena Benavides comentó que durante este periodo se brindaron 2,756 consultas médicas y 2,454 consultas psicológicas.
Destacó que la mayor frecuencia de violencia ocurre en personas entre 15 y 35 años de edad, aunque también se atienden mujeres adultas entre 50 y 60 años, quienes generalmente están en proceso de superar el círculo de violencia gracias al apoyo de sus hijos.
En otros casos, la constante es la cronicidad: personas que han sufrido violencia durante 10 años o más, acumulando un grave daño emocional y enfrentando diversas formas de violencia, como la psicológica, física, sexual y patrimonial.
El trabajo del CEAVIF consiste en identificar a pacientes que llegan al Hospital General y otros centros de salud, cuyos perfiles puedan corresponder a casos de violencia, para intervenir y rescatar a estas personas. Aunque es complicado pedir ayuda al estar inmersos en la violencia, el CEAVIF es un espacio dispuesto para apoyar la recuperación y romper estos ciclos.
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