¿Cómo tres hermanos peregrinos resisten 20 días de caminata desde el Estado de México a San Juan de los Lagos?
León, Guanajuato.- Con ampollas en los pies, los tenis rotos, pero una devoción que no han perdido desde hace 25 años, tres hermanos originarios del Estado de México, caminan rumbo a San Juan de los Lagos y cuentan su historia en su paso por León, así como las situaciones paranormales que se viven en el trayecto.
Ya pasaron 20 días desde que tres hermanos salieron de Zumpango, Estado de México, rumbo a San Juan de los Lagos, Jalisco. Una distancia que según Google Maps, recorre 415.6 kilómetros.
Rubí, de 32 años; Gamal, de 38 y Narainjan, de 37, son hermanos, y salieron de su destino el pasado 7 de enero. Pero no vienen solos, Narainjan se acompaña de su esposa Alicia, de 34 años, y sus hijos. Así como su hermana Rubí con dos pequeños más, de entre 5 y 11 años. Los niños caminan con ellos.
Ni las condiciones climáticas los detienen, relatan que, aunque han padecido resfriados en estos 20 días, parece milagroso el hecho de que no se agraven, y rápidamente se cubren, sin absoluta medicina.
"Nuestro camino es peregrinar, a nosotros nos da devoción ir a visitar a la Virgen, mucha gente nos dice 'por qué van', nos gusta ir y es como si sintiéramos que la Virgen nos lo pide", dice Alicia.
Las mujeres y sus hijos se enfrentan al, desgaste incluso de sus tenis. Caminar kilómetros y kilómetros, las ha dejado sin calzado.
"Con el camino (los tenis) se van desgastando, ya no aguantan y eso mismo te va haciendo ampolla, no te permite seguir caminando", dijo Rubí, quien se paró junto a sus familiares en Barrio de Santiago, en León, en busca de unos tenis, que finalmente una ciudadana le regaló.
Los hermanos se trasladan de un punto a otro, para hacer paradas y tomar descansos, en un vehículo Tsuru. El coche va cargado de maletas, ropa, víveres y tenis. Arriba, una vitrina de la Virgen de San Juan, bendice su camino, dicen.
"Nuestra meta siempre ha sido llegar, nunca hemos dicho 'mejor nos vamos'. Hace un año incluso veníamos sin carro, los veníamos cargando a ellos (a los niños) otros en carriola", cuenta Alicia.
Uno de los hijos de Rubí, de 10 años, ha recorrido cientos de kilómetros con un solo objetivo: pedir por la salud de sus abuelitos, Andrés y Margarita. Con lágrimas en los ojos dice que, por esta razón, él no acepta subirse al coche. Caminará hasta llegar al Templo de San Juan, para que la Virgen le conceda el milagro, pues sus abuelos padecen de dolor de rodillas.
"La manda que traigo, por lo que no me he subido al carro, es porque quiero que cure (La Virgen de San Juan) a mi abuela y a mi abuelo".
En León, los hermanos ya se sienten como en casa, más cerca de su destino. Dejaron atrás cientos de kilómetros para llegar a San Juan, tentativamente el 1 de febrero.
"Ahorita descansamos en la Y, de ahí ya atravesamos el cerro, nos falta poquito, de aquí se nos hace ya más rápido la llegada".
De León, a San Juan de los Lagos, les falta recorrer 81.5 kilómetros. Ni el frío, ni el calor, ni el cansancio detiene su fe.
Sobre las leyendas urbanas que aseguran que las almas de los difuntos que no pudieron llegar a San Juan de los Lagos, piden ayuda en el camino, las peregrinas lo confirman. En su trayecto aparecen personas con las que platican, y que de un momento a otro dejan de ver.
"No nos ha pasado que nos piden cosas, pero simplemente caminan con nosotros, platican, así como tú y yo ahorita, pero después se desaparecen. Nunca los vuelves a ver. Estamos hablando y de un momento a otro, volteas y ya no están. Cada año nos pasa", dicen las peregrinas.
"El camino es muy bonito, el camino también es de sufrimiento, pero muy bendecido por las personas que nos regalan comida y con ellos estamos agradecidos porque sin ellos no seguiríamos nuestro camino", afirma Alicia.
La Virgen de San Juan les cuida.
"Yo, de todos los años que tengo caminando, este fue el primer año que me enfermé. Se me quiso cerrar la garganta, pero no pasó a mayores, también mis hijos. Yo creo que sí, la Virgen me cuida".