Jacob regresa a combatir el fuego en León, tras vencer al cáncer
Jacob, el joven bombero de 20 años libró el cáncer y al día siguiente de que le dieran el alta se presentó a trabajar
Scarleth Pérez
León.- Nervioso, contento, con manos temblorosas y frías regresó Jacob a trabajar. El joven bombero sobrevivió al cáncer, al que le habían dicho “no hay nada por hacer”.
Hoy se cumple el día 183 desde que Jacob Emmanuel Álvarez Ibarra fue trasplantado de médula como el paso decisivo para librar su batalla contra el cáncer. Ese procedimiento tenía la última palabra sobre su salud. A las quimioterapias y radioterapias reaccionó muy bien, incluso recibió menos de las pronosticadas. El pasado miércoles 2 de febrero lo dieron de alta en el Hospital de la Raza, dónde recibió su tratamiento, su cuerpo está libre de cáncer.
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Este martes, Jacob recibió el alta médica correspondiente a la ciudad, al día siguiente, la mañana de este miércoles el joven bombero se presentó a trabajar a su mismo turno, base y con los mismos compañeros. Pasó un año y 5 meses lejos luchando contra la mortal enfermedad.
Un panoráma desalentador
A finales de septiembre, con 20 años de edad recién cumplidos a Jacob le detectaron Linfoma No Hodgkin de Células Grandes, “es maligno, son cuatro cánceres en uno”, detalló el rescatista sobreviviente. La oncóloga que le detectó el cáncer en el IMSS en León, lo desahució. Le dijo que ya no había nada por hacer. Así de desalentador fue el primer diagnóstico que escuchó.
Jacob desde los 7 años empezó como voluntario en la Cruz Roja, de hecho, no la ha dejado, y a su corta edad ya es considerado veterano. A partir de los 12 años fue rescatista acuático y a los 20, se convirtió en bombero. Había cumplido un año al interior del Cuerpo de Bomberos, cuando recibió la noticia que le cambió los planes.
“No sentía tanto la presión por el cáncer, porque estaba presionado por la tesis, también me gradué en Derecho y como eran los dolores de cabeza por la tesis, por exámenes finales y aquí en Bomberos estamos acostumbrados a altas temperaturas, me parecía normal, hasta que en un incendio no aguanté mucho, fui bajando mi rendimiento y fue cuando me detectaron cáncer”, recordó Jacob sobre los días que le cambiaron la vida.
El camino no fue fácil, en León, el desabasto de medicamentos contra el cáncer no permitía un panorama alentador. El rescatista tuvo que ir a México por sus quimioterapias, de 8 contempladas recibió 6; le siguieron las radiaciones, de 40 sesiones recetadas solo le aplicaron 25, y el paso final fue el trasplante de médula. Él mismo fue su propio donante, lo llaman médicamente “autologo”.
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Cuando empezó el proceso de preparación para el trasplante, Jacob y su mamá, la señora Patricia, se mudaron a la CDMX. Allá los Padres Bizantinos, les proporcionaron una habitación, que hasta les permitieron remodelar para hacerla de acuerdo a sus necesidades médicas. Todo era antibacteriano y nuevo.
En todo su proceso médico, cientos de personas que conocían a Jacob y a su familia, algunos de otros países, los apoyaron económicamente, emocionalmente y con oraciones. Gracias a esos “ángeles”, -como los llama Jacob y su familia-, la batalla contra el cáncer fue más ligera. Y la comunidad de Bomberos también hizo su parte, hasta lonas de ánimo le llevaban para acompañarlo en su lucha, algunos hasta fueron sus donantes.
“Había días que le decía a mi mamá que ya no podía, estaba cansado de tanto dolor y ver las fotos de mis compañeros, tanto en esta estación como en las otras que he pertenecido, el mandarme fotos, videos, mensajes, cartas, era de mucha ayuda saber que todos me esperaban, que querían que regresara, era de mucha ayuda. No me gusta defraudar a la gente y aquí estamos de nuevo”, contó el Bombero sobreviviente de cáncer.
“Hasta el albañil que renovó el cuarto en el seminario, lo hizo mucho más rápido. Los padres nos dejaron hacer todo y no nos cobraron nada”, recordó Antonio, el hermano de Jacob.
En su casa familiar, el mobiliario también se renovó, era la recomendación para que Jacob, tuviera menos riesgos. Los alimentos, se preparaban para ser consumidos inmediatamente y todo tenía que ser meticulosamente desinfectado. Su mamá, además de ser intervenida quirúrgicamente también de emergencia, nunca desistió en el proceso de cuidados de su hijo, el que enfrentó aún con la herida recién suturada.
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Para su papá Juan José, fue difícil tener que estar apoyando desde León. No podía dejar de trabajar, había gastos por solventar, pero en su empresa siempre lo apoyaron en situaciones emergentes. “El camino se fue preparando”, apuntó Antonio, convencido de que Jacob fue el medio para ayudar a muchas personas con su ejemplo de lucha.
Jacob Emmanuel ya tuvo su segundo primer día de regreso al trabajo de sus sueños. Sus papás saben que regresar al Cuerpo de Bomberos, lo ayudará a terminar de sanar. Ellos le seguirán llevando la comida para no abandonar el esfuerzo, aún faltan 5 años de supervisión médica, programada para cada 3 meses y ahora sí, tener la certeza de que el cáncer se fue.
Con 22 años de edad, Jacob fue colocado como rescatista terrestre, difícilmente podrá regresar a los incendios, le extirparon un tabique nasal, pero no las ganas por seguir ayudando en las emergencias.
LC