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Mientras unos marchan, otros plantean nuevas y azucaradas revoluciones

En el marco del FIAC, se presenta en León la obra teatral ‘El hámster del presidente’, escrita por Juan Villoro y adaptada por Saúl Enríquez
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Staff LC Camargo

Mientras unos marchan, otros plantean nuevas y azucaradas revoluciones Mientras unos marchan, otros plantean nuevas y azucaradas revoluciones

En el marco del FIAC, se presenta en León la obra teatral ‘El hámster del presidente’, escrita por Juan Villoro y adaptada por Saúl Enríquez

Óscar Jiménez

León.- La camisa de a cuadros no es suficiente para contener el lagrimal con el que se han empañado los ojos de aquel padre de familia que se aposenta en la octava fila del pequeño -y céntrico- teatro de la ciudad. Tiene que recurrir a un pañuelo que succiona con una mano, mientras que, con el otro brazo, detiene a su pequeña hija.

Sí, se trata de una obra de teatro para niños que te hace llorar. Sí, porque se trata de otra obra maestra de Juan Villoro… y de la democracia de este país.

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Sobre el cierre de la representación ha sonado tap, cumbia y salsa. El elenco de cuatro fenomenales actores (una niña, un niño, ‘el padre’ y ‘la madre’) bailan al son. Mientras en el público muchos han dejado las butacas para también bailar entre las filas, con sus hijos, o bien, por mero relajo.

Eso también, se trata de una obra escrita para niños, pero muy bien entendida por los adultos.

Revoluciones en el teatro

El hámster del presidente

¿Cuántas veces no hemos escuchado hablar de democracia, candidatos y partidos? Inclusive, mientras esto ocurre, transita por las calles una marcha ciudadana que busca la permanencia de las funciones del Instituto Nacional Electoral.

Pero dentro del teatro, hay otros ‘revolucionarios’. La nueva generación que, metafóricamente con dulces y azúcar, propone un mejor país. Claro, orquestados por la pluma del escritor Juan Villoro que, por cierto, hasta hace muy poco, fue criticado por el mismísimo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

“Lo que pasa con Juan Villoro es que lo considero un buen escritor, pero acomodaticio, no se confronta con la oligarquía, el poder”, señaló el mandatario a principio de este mes.

En esta puesta en escena, la familia que vive en una ciudad pequeña en la que aún se puede rodar cómodamente en bicicleta -sin sufrir con el tráfico en el ínter- se encuentra con un severo problema al darse cuenta que las riendas del país dependen no sólo del presidente, sino también, del hámster que lleva consigo desde que era un niño y ahora es su secretario de gobernación.

Bendito problema se ha destapado cuando el presidente irradia en la locura debido al ‘escape’ de su mascota.

La democracia a través de los niños

Mientras se cae en el arte de crear campañas políticas al vapor, nuevos candidatos para gobernar la ciudad y promesas que quedan en dulces, chocolates y otras cuantas preferencias sociales para el paladar, los conceptos democráticos del país quedan expuestos a partir de las interpretaciones de los dos menores de la familia.

“Al presidente se le fueron las cabras al monte”, dice la niña interpretada por Isabella Vázquez. Ella, a su corta edad, ya es egresada del Centro de Educación Artística Infantil de Televisa en la generación que concluyó en 2018.

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Luego de manifestaciones a las afuera de la casa del presidente, como la que se celebra justamente en otras calles de la ciudad para pedir la manutención del INE como lo conocemos, en la obra se ha llegado a la conclusión. “Hay políticos buenos, son muy poquitos, pero los hay”, y “algún día dejaremos de pensar que el poder es para mandar”.

Un país donde los hámster puedan ser secretarios de gobernación

El hámster del presidente

Se ha planteado, también, una nueva revolución basada en el amor y en la ternura; en priorizar a las nuevas generaciones, el bienestar animal y otros aspectos importantes de la vida. Ahí es cuando el padre de familia instalado en la octava fila del recinto teatral ha soltado sus primeras lágrimas.

Ruedan, mientras con el otro brazo carga a su hija.

Sobre la tarima, un elenco que combina meticulosamente la experiencia de Amanda Farah y Hamlet Ramírez y la explosiva juventud de Salomón Saldaña e Isabella Vázquez ha confirmado que un gran país sería aquel en el que “los hombres puedan llorar”, “las mujeres puedan jugar de delanteras”, y claro, los hámsteres puedan ser elegidos como secretarios de gobernación… aunque se trate de un ‘compadrazgo’.

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