Antisemitismo
Es triste, pero es verdad. Las noticias sobre México casi nunca llegan a la primera plana en la prensa internacional, a menos que se trate de una tragedia natural, de alguna catástrofe causada por el crimen organizado y algún evento de ese estilo. Lo cierto es que las declaraciones de nuestros presidentes, sin importar si son palabras sabias o reverendas babosadas, no se llevan las ocho columnas. Pero, el adalid de la 4T, nuestro presidente López Obrador logró acaparar la atención del Jerusalem Post, uno de los periódicos más leídos en Israel y por la comunidad judía en el mundo.
A la letra se lee en el encabezado: “El presidente de México llama hilteriano al crítico judío, Carlos Alazraki”. Las palabras que López Obrador le dedicó fueron calificativos como extremadamente conservador y hitleriano. La ofensa, por obvia, no tiene parangón. Da la impresión de que, desde la palestra de Palacio Nacional, los límites se desdibujan y las lenguas toman independencia sobre el cerebro. Se cree que se puede decir de todo, como si viviéramos en otro siglo, como si estuviéramos encerrados en un país aislado del resto del mundo.
Pero, las benditas redes sociales, así como dan quitan. Tenemos al alcance de nuestros dedos una ventana en la que podemos ver al mundo y por la que se logra contemplar lo que pasa aquí dentro. Una cosa es que Andrés Manuel, un político de tendencia izquierdista, halla llamado el miércoles a Carlos Alazraki: extremadamente conservador y otra es que el presidente López Obrador le hay tildado de como hitleriano después de que el periodista criticara el manejo del gobierno de la inmigración desde Venezuela. Alazraki dijo que el gobierno está dejando entrar a extranjeros indocumentados sin investigarlos, aunque el gobierno lo niega, según el periódico The Jerusalem Post. Una cosa es el ámbito personal en el que caben antipatías y simpatías y otra es la esfera del Estado Mexicano cuyas riendas están en sus manos.
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La nota del periódico tiene etiquetas claras: judaísmo y antisemitismo. Da vergüenza que el discurso de división se vaya radicalizando y se convierta en palabras de odio. El antisemitismo hace referencia a la hostilidad hacia los judíos basada en una combinación de prejuicios de tipo religioso, racial, cultural y étnico. Parecen tan lejanos aquellos tiempos en que México era un país en que se daba la bienvenida a la diversidad. Pero, no podemos equivocarnos: Carlos Alazraki es mexicano. Un mexicano que pertenece a la comunidad judía en México.
En su condición de ciudadano mexicano, tiene todo el derecho de expresar sus desacuerdos con el régimen del estado. Hasta donde me quedé, en México se defiende la libertad de expresión y la 4T no es el dogma único al que nos debamos afiliar todos los mexicanos. Es una vergüenza que se pronuncien estas palabras. Es terrible, porque en esta tierra bendita somos gente amigable y cariñosa. Pero, es preciso decirlo, se están infiltrando muy hondo estas palabras de división que están desgarrando el tejido social que ya está muy desgastado.
No veo la necesidad de utilizar el púlpito presidencial para pronunciar esta clase de opiniones, que definitivamente no son las que compartimos en México y me atrevo a decir que tampoco me imagino que hayan encontrado mucha simpatía entre los correligionarios de López Obrador. Lo malo es que nadie se atreve a decirle que se modere, no hay quien le diga que está escupiendo al cielo y que no va a tener ningún tipo de ventajas ni se va a ganar simpatías con semejantes dislates. El artículo del Jerusalem Post termina preguntando si la época de oro de las relaciones entre Israel y México se verán afectadas por la gestión presidencial.
Que alguien le diga a López Obrador, por favor, que en la vida uno debe ir tejiendo redes de aliados y no sembrando enemigos. Se ha ido peleando con diferentes naciones por razones verdaderamente absurdas. Esa no es manera de representar a un país que siempre ha sido impecable en sus relaciones exteriores. Claro, el secretario del ramo guarda silencio, mira a su patrón y piensa en sus propias perspectivas.