Ciencia y negocios
El gran rebote en el crecimiento del Producto Interno Bruto por el que apostó el gobierno mexicano, bajo la guía del Palacio Nacional, más sustentado en deseos que en pensados cálculos, no pudo ser tal. A mediados del año pasado la actividad económica se desaceleró y no levantó ni siquiera con el impulso que representa el mayor ingreso de la población y el aumento del consumo por las fiestas de fin de año.
Diciembre representó una caída de -0.2 por ciento respecto de noviembre, de acuerdo con las proyecciones oportunas dadas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en su Indicador Oportuno de la Actividad Económica.
El dato refuerza los pronósticos de que la economía nacional no llegará a un crecimiento de 6 por ciento del PIB como se había pronosticado apenas unas semanas antes. Diversas consultorías están situando sus pronósticos entre 5 y 5.8 por ciento, el llamado “rebote” tras la estrepitosa caída de la economía en 2020 de -8.2 por ciento.
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Además, el crecimiento en el rebote no fue homogéneo para todas las actividades económicas en el país. Algunos sectores crecieron, otros se estancaron y unos más tuvieron números negativos. Las explicaciones transitan desde la aparición de nuevas variantes de la COVID-19, una creciente inflación en los Estados Unidos y México y una severa problemática en las cadenas globales de suministro por la carencia de componentes y ajustes en el sistema de transporte.
El leonés José Abugaber Andonie, presidente nacional de CONCAMIN, lamentó los resultados presentados por INEGI, en los cuales, por cierto, se señaló que la industria avanzó 0.4 por ciento, pero el sector comercio y servicios se contrajo -1.3 por ciento, siendo que este representa 65 por ciento de la actividad económica nacional.
Dentro de este escenario complejo y que requerirá más que buenos deseos para impulsar el crecimiento en 2022, el dirigente industrial ponderó el crecimiento de la actividad manufacturera en 8 estados de la república, entre ellos Guanajuato, durante los primeros nueve meses de 2021, que superaron ya la actividad alcanzada en 2019, es decir, antes de la pandemia. Nuestro estado ocupó la posición número 7, con un crecimiento superior en 1.1 por ciento.
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El tema preocupa al industrial del calzado y pone el dedo en la llaga, no hay suficiente inversión en investigación y desarrollo. Pide que se integre la industria, el gobierno, la academia y los centros de investigación para que se eleve la inversión y sus efectos se multipliquen en la economía, haciendo el contraste a lo invertido en México en ese rubro en 2019, apenas un 0.28 por ciento, frente al 2.8 promedio que se invierte en los países adheridos a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde México es integrante por ciento.
La reflexión es interesante y más por quién la provee. José Abugaber goza en este momento de un lugar relevante en el corazón de la industria nacional y puede ser factor que influya en Guanajuato, donde el concepto de mentefactura del gobernador Diego Sinhue Rodríguez debe consolidarse. La unión entre industria, las universidades y los centros de investigación necesita potenciarse y requiere de mayores recursos. La CONCAMIN puede tomar esa bandera para Guanajuato.
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