Cronista ausente… y al cierre del 2021
El ‘prócer’ independentista y emperador, Agustín de Iturbide, debe estarse revolcando en la tumba por tanto que lo manosean y mancillan en ese municipio que adoptó su apelativo como denominación, pues lo que se proyectaba como un acto oficial para enaltecerlo tuvo un final desastroso.
A la estatua que el pasado Ayuntamiento le invirtió un millón de pesos para honrarlo en la entrada de San José Iturbide, no solo le esculpieron un gallo en el anca, sino que con poco tacto la instalaron cuando lo que urgían los ciudadanos eran soluciones a la recolección de basura y al mal estado de las vialidades. Luego, aquí en Divisadero se documentó, que hasta la trama administrativa para adquirirla muestra asomos de posibles irregularidades. Pero el final de esa obra escultórica no podría haber sido peor, hace días fue desmontada y la embodegaron.
En todo este rosario de barbaridades que cuando menos duró en la agenda pública desde septiembre a la fecha, el gran ausente en el debate fue Miguel Ferro Herrera, cronista municipal, quien tan solo por ostentar ese cargo debió tener un imperativo ético para sumarse al análisis, y por ejemplo, aportar datos que encauzaran la discusión generada respecto a si el exalcalde Genaro Zúñiga se extralimitó en su afición personal a los gallos pretendiendo endosarle a un símbolo de la historia local.
Sin embargo, el más conocedor de los pormenores de la historia oficial iturbidense, enmudeció y no fijó una postura contundente. Este estudioso tiene múltiples publicaciones editoriales del devenir de su tierra, es frecuente orador en actos cívicos importantes, también es leal panista y fue alcalde hace dos décadas.
En el pasado proceso electoral estuvo en la fórmula del PAN para la diputación local por el distrito 02 y actualmente es suplente de Armando Rangel. Nunca se supo en dónde se metió Ferro Herrera cuando el alcalde morenista saliente aseguró tener fuentes sólidas de que Agustín de Iturbide se desvivía peleando gallos. Quedó la duda de si este cronista le dictó al oído ese argumento, o el otro se lo inventó.
Pero ni entonces, ni ahora cuando la estatua fue retirada del lugar por una enorme grúa, el cronista ha dicho qué piensa. O será que ya está institucionalizado en ese municipio un estilo ‘a la Iturbide’ de que cuando asuntos públicos conflictivos están álgidos y los protagonistas de los hechos vigentes, los escribanos de esa comarca hacen como que no pasa nada, meten la cabeza debajo del colchón, y la sacan a toro pasado, cuando ya no hay riesgos. Así ¿para qué historiar?
Al cierre…
Termina el 2021 y el recuento de los sucesos en la vida pública de esta región noreste de Guanajuato no puede ser muy optimista, visto desde la deuda que siguen teniendo los gobiernos locales con la eficiencia y calidad de los servicios que ofrecen, y con temas torales como el combate a la corrupción y a la delincuencia, tanto la que anda en las calles, como la que pudiera estar enquistada dentro de las propias administraciones.
Las elecciones de junio no trajeron novedades trascendentes, en tres de los ocho municipios hubo reelección y continuidad de los equipos que ya llevan años en esas nóminas. En los otros cinco, las fichas y piezas que jugaron en el tablero fueron las que desde hace mucho lo hacen, solo que ocasionalmente se mueven de partido o facción en sus lugares de origen.
No hay realmente casi nada que celebrar en cuanto a la renovación de los poderes locales, todo se movió en el mismo molde, en el mismo formato de los dobles lenguajes y la marrullería política. Hay un entramado oscuro, sucio y extralegal que se teje a espaldas de la gente y hasta de los propios militantes partidistas. La sociedad sigue siendo rehén, a veces hasta sin darse cuenta, de los ‘grillos’ más sórdidos y hábiles de cada partido, pero también esto sucede porque no son pocas personas las que se prestan a ese juego denigrante muchas veces abaratando su dignidad a grados jamás vistos en estos rumbos.
Las elecciones y renovación de Ayuntamientos siguen sucediéndose una tras otra sin tocar los engranajes de fondo que dañan la vida colectiva. Cada vez hay más barniz, lustre y construcción de realidades falsas con las herramientas tecnológicas, pero en los hechos -por citar un ejemplo- las redes que desde dentro de los gobiernos podrían estar coludidas con el crimen organizado, o que saquean el erario público con múltiples artimañas, siguen impunes.
Los políticos y funcionarios del noreste involucrados en alguna forma de corrupción, siguen protegidos por un manto superior.
En esta región se avanza muy lento en entender que la democracia y la ciudadanía no solo se ejercen en las urnas, sino todos los días, y que sacudir, sanar, las estructuras oxidadas del poder público requiere esfuerzos por dentro del gobierno, pero asimismo, y principalmente, que eso debe ser empujado cotidianamente desde la sociedad.
Aunque también es cierto, que ni los políticos más cínicos, corruptos y devorados por la ambición del dinero, han podido encontrar la pócima oscura que derrote a la esperanza en estos llanos y cerros ancestrales…
Posdata:
Desde esta columna se desea a los lectores mucha salud, ilusiones y también fortaleza para los pesares que nunca faltan en el corazón. Esperamos haber hecho un modesto y sencillo aporte a la comunidad con los datos, opiniones y la información que aquí se ha compartido.
La buena noticia para unos cuantos, y la mala para otros tantos, es que en 2022 seguiremos con Divisadero. Nos reencontramos el lunes 10 de enero. Feliz año.