Sábado, 25 Enero, 2025

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El error de la oposición

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

En estos momentos, en México tenemos un partido en el poder que se agrupa en torno a una figura monolítica a la que se sigue con fe ciega. No sé que pasaría con Morena si no existiera López Obrador, pero existe y le da poder al partido gobernante. Por otro lado, tenemos a una oposición desdibujada, obnubilada, borrosa que ni se le ve forma ni destino y que más bien parece una masa gelatinosa que no sabe bien qué hacer consigo misma.

Es curioso, si nos damos cuenta la situación del país no está en su mejor momento, más bien, todo lo contrario. Cada uno de los mexicanos en lo particular, podemos contar de alguna pérdida que hemos sufrido: en algunos casos se trata de algún ser querido, en otros de nuestra fuente de ingresos —se perdió un trabajo, se quebró un negocio—, se ha perdido el valor adquisitivo y podemos seguir con una lista que llegaría a ser interminable. Todos tenemos menos. El fruto de nuestro trabajo rinde menos que antes; nuestros pesos alcanzan para menos y las promesas que se nos hicieron de un México mejor no se han cumplido y, por lo que se ve, no se cumplirán. Pero, el presidente sigue gozando de mucha aceptación. Nada lo afecta.

Entre detractores y seguidores se van echando la bolita. Que si no es culpa del presidente, que si sí es; que si el no se inventó el Covid-19, que si la forma de manejar la crisis sanitaria ha sido funesta; que si se está ahuyentando la inversión extranjera y se están perdiendo fuentes de trabajo, que no, que se está recuperando al país para los nacionales; que si se apoya a personajes impresentables, que el presidente sabe lo que hace; que si su hijo está haciendo uso de las influencias de su padre y vive como magnate en el extranjero, que no, que lo que pasa es que se casó con una mujer muy rica. Dicen que son diferentes, son iguales que los anteriores, pero gozan de la aceptación del pueblo.

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Sin duda, uno se pregunta ¿por qué? Si el desastre de la 4T hubiera sucedido a un gobierno de la oposición, López Obrador hubiera estado elevando la voz para señalar todos los defectos, los malos resultados, los pésimos manejos, la gestión descuidada, los actos de corrupción, los amiguismos, los desperdicios, las muertes que se pudieron evitar. Y, aunque la oposición los señala, el presidente sigue gozando de los amores del pueblo bueno.

De hecho, hay quien opina que es una fortuna que le haya tocado la pandemia a López Obrador en el poder porque si hubiera estado gobernando algún otro presidente, ahorita estaríamos viviendo una revolución organizada por el que hoy habita en Palacio Nacional. Pero, como le tocó a él estar al frente del timón, todos tranquilos. Desde el otro lado, no importa cuántos reclamos de cara a los resultados desastrosos en cualquiera de los temas de interés nacional, la figura de AMLO se sigue venerando.

Y, es que la oposición está cometiendo un error sustancial: no le están hablando al pueblo; López Obrador sí. Los demás partidos no se están comunicando con la gente. Me pregunto si lo que pasa es que no saben cómo hacerlo. Es más, no se están comunicando con nadie, ni siquiera lo están haciendo entre ellos mismos. Si acaso, están vociferando en contra del presidente; lo están interpelando a él directamente. Claro, que López Obrador ni los ve ni los oye. Los ignora porque está ocupado hablándole al pueblo. Y, además, sabe como hacerlo. Está enfocado y sigue adelante con las formas que le han rendido tantos frutos. No tendría porque hacerlo en forma diferente.

Es tiempo de que la oposición abra los ojos, reflexione y empiece a darse cuenta de que necesita aprender a hablarle a la gente, aproximarse a las personas y usar un vocabulario adecuado que se pueda entender. De nada sirven las voces que tratan de atacar, de denostar, de ensuciar una imagen que sigue siendo impoluta. Vale más que se acerquen, que observen y escuchen.

La oposición debe dejar de cometer ese error sustancial. No tiene caso reclamarle al presidente, hay que cambiar de interlocutor y es preciso hacerlo pronto. Los partidos de oposición deben aprender de sus errores y enmendarlos lo antes posible.

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