El exgobernador prendió la mecha en Nuevo León e hizo enojar a los panistas de Guanajuato porque apoya al candidato del PRI a quien cobra por asesorar. Primero la ‘chuleta’, luego los principios.
“Y como demócratas estamos aquí. Necesitamos empujar el voto inteligente, el voto responsable, el voto útil que deje con claridad que los partidos y los ciudadanos debemos ir con las mejores opciones… vamos a empujar la coalición. Yo soy panista, seguiré siendo panista pero hay un valor fundamental que nos hace existir que es la democracia”.
Juan Manuel OlivaNo cabe duda que Morena es un portento de contradicciones. Su conformación en torno a un personaje como el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, que es la razón de ser de su éxito, se ha dado con base en la suma de adeptos de las más diversas y encontradas ideologías políticas
El éxito rotundo de López Obrador en las urnas tiene que ver con la suma de apoyos en donde igual cupieron personajes como Germán Martínez, que Gerardo Fernández Noroña o Porfirio Muñoz Ledo y Lily Téllez o Tatiana Clouthier. Y eso lo podemos tropicalizar en el resto de la población.
Para decirlo coloquialmente. Ahí hay de chile, de dulce y de manteca. Por esa misma razón, llama la atención que en los últimos días en Guanajuato, empiece a cundir el discurso de quienes se dicen ‘morenistas de origen’ en contra de los advenedizos o personajes que se sumaron de otros partidos a Morena y que estarían descalificados para ser candidatos a un cargo de elección popular.
Lo escribió Ricardo García Oseguera (excandidato a la gubernatura y amigo personal del presidente López Obrador) en varios tuits en la semana en los que advirtió que no pasarán en Morena todos aquellos que vengan de otros partidos por cargos públicos: “fundadores sí, oportunistas no”, enfatizó.
En el mismo tenor, esta semana, el diputado local Ernesto Prieto Gallardo celebró que el Tribunal Estatal Electoral restituyó sus derechos como militante, con lo que mantiene la pelea por ser reubicado como dirigente estatal.
“No permitiremos que sigan dañando a Morena la usurpadora a la que apoya el PAN, los advenedizos y chapulines”, sentenció.
Ese mismo día por la mañana en el noticiero radiofónico En Línea, uno de los cinco aspirantes a la candidatura a alcalde de Morena, Luis Ernesto Ruiz Guerrero dijo ser un aspirante de extracción netamente morenista y cuestionó a quienes quieren candidaturas y son sólo oportunistas que vienen de otros partidos.
Sin mencionarlo, cuestionó a quienes respaldan y empujan a Marcelino Trejo, el precandidato morenista con más tiempo trabajando en su aspiración y que es el gallo del procurador federal del Consumidor, Ricardo Sheffield y que trae entre sus operadores más conocidos a José Guadalupe Pedroza Cobián quien no ha renunciado al PRI, partido en el que milita y del que ha sido dirigente.
Es apenas uno de los botones de muestra de la guerra intestina que ya se vive en Morena. Una guerra que se recrudecerá en varios frentes durante las siguientes semanas en los que una de las banderas será esa: la pureza de quienes se asumen como fundadores del partido y que denuestan a quienes llegan de otros partidos, siendo que este ha sido -y de hecho sigue siendo- uno de los ‘leit motiv’ del reclutamiento de este instituto político.
En León, la batalla es contra el padrino Sheffield y no contra el ahijado Trejo. Y Sheffield ha logrado lo que parecía imposible, a decir del precandidato Luis Ernesto Ruiz quien afirma, es apoyado tanto por el grupo de Ernesto Prieto como por la senadora Antares Vázquez, ambos, hasta hace poco adversarios casi irreconciliables.
Antares era aliada de Sheffield hasta que Talía, hermana de la senadora, fue despedida de oficinas centrales de Profeco. En su momento, la salida se manejó con discreción. Hoy, las malas lenguas dicen que fue el motivo de la ruptura y que la senadora se la quiere cobrar al expanista.
Los morenistas no tienen empacho en darse hasta con la cubeta por cualquier candidatura. Es literalmente imposible sentar a las tribus y ponerlas de acuerdo para repartirse el pastel y llegar unidos a la contienda externa.
Seguirán con su cosecha de decepcionados panistas, priistas y sin partido. Hasta ahí, se trata de una buena causa. Son mexicanos ‘de buena voluntad’. Pero cuando los conversos a Morena deciden hacer grupo y disputar candidaturas, se convierten en el mismísimo demonio para los que asumen tener ‘denominación de origen’.
Ya veremos si en Guanajuato, la disputa interna no termina por minar las posibilidades del partido que es segunda fuerza política en la entidad. Los morenistas asumen que son inmunes a los pleitos internos. Para el morbo, saber si en verdad lo son o terminan víctimas de su propio canibalismo.
A la edad de 82 años de edad, murió Arturo Villegas Torres, el alcalde priista que entregó el poder a Carlos Medina Plascencia en 1989 y que llegó al cargo como sustituto tras los escándalos por actos de corrupción en la gestión de Antonio Hernández Ornelas.
Villegas Torres, miembro de una familia que resultó muy influyente en la vida política de León, fue bien evaluado como alcalde pero no pudo detener la debacle priista que entregó el poder de la ciudad en 1989 al PAN y dio paso a la hegemonía azul en la que, un hermano suyo, Elías, se convirtió en un ícono del poder tras el trono.
Aun hoy, a más de 30 años de distancia, el apellido Villegas sigue pesando en el gobernante Acción Nacional. Descanse en paz, Arturo Villegas.
MORENA: BAJOS PERFILES Y FUEGO AMIGO
Dos problemas que enfrenta Morena en su corta historia como partido en el poder -o con espacios de poder- se mantienen a flor de piel y son fruto de su propio discurso y éxito en las urnas.
Uno tiene que ver con el pobre perfil de algunos de sus representantes y otro con el fuego amigo, que luego se traduce en irregularidades que paga el partido muy caro en imagen y pugnas internas.
Hace cuatro años exactamente, se filtraron en un medio capitalino, audios en los que, el entonces diputado de Morena, David Landeros habla con familiares y acusa a sus asesores Óscar Aguayo, Alejandro Bustos y Emiliano Cruz de hacer uso irregular de partidas legislativas.
Landeros, quien había ganado la diputación a través de los famosos sorteos que organizó Morena, dizque para dale oportunidad a ciudadanos comunes y corrientes de acceder a cargos populares, resultó ser sólo un personaje útil para los proyectos de los arriba mencionados, más experimentados en política que se aprovecharon de la ingenuidad del diputado.
Dejó que le impusieran a su suplente como asesor y en conjunto con los otros asesores, provocaban tropezones al diputado que acusó que Bustos quería verlo caer para asumir la curul.
Pero Landeros reaccionó; despidió y demandó penalmente a sus asesores. Uno de ellos, Óscar Aguayo se vio involucrado luego en otro escándalo por presuntas irregularidades en la obtención de firmas para ser integrante de la planilla en Guanajuato capital en los tiempos en los que Ernesto Prieto era dirigente del morenismo. Hoy, suena como precandidato a la alcaldía.
En marzo del año pasado, Emiliano Cruz fue sentenciado a tres años de prisión por el delito de fraude, un caso que se originó por la acusación de Landeros.
Hoy, Morena sigue resintiendo los efectos de ese pleito porque Óscar Aguayo sigue siendo un dolor de cabeza para su propio partido y el fuego amigo, un deporte practicado por todas las tribus al interior de Morena.
VACUNACIÓN EN GUANAJUATO: EL PERSONAL DE SALUD DEBE ESPERAR
En Guanajuato apenas se han vacunado contra la covid-19 a 24 mil 400 de los 60 mil integrantes del personal de Salud en todos los niveles de gobierno. De hecho sólo han recibido una dosis y el resto, ni siquiera una.
Pero la Federación ya alista la llegada de 40 mil dosis que servirán para vacunar a adultos mayores pero de las zonas más marginadas del estado, en los municipios del noreste.
Hay dos cuestionamientos que se hacen a esta estrategia. El primero, al retraso en la vacunación de todo el personal de salud y la segunda a que, en el caso de adultos mayores, se privilegian las zonas en donde hay menos casos activos, menos muertes y con menor riesgo de contagio, que las ciudades del corredor industrial en donde la pandemia está pegando con todo.
Pero el gobierno federal, pese a las críticas y los reclamos de mandatarios estatales y secretarios de Salud, no cede un ápice y mantiene invariable su apuesta para privilegiar a los sectores sociales más pobres por encima de quienes viven en las grandes urbes.
Así ha ocurrido con los programas sociales, con los programas económicos, con los sistemas de becas, con las estancias infantiles. Los apoyos tienen que llegar a los beneficiarios directamente sin intermediarios, lo cual en algunos casos resulta sano y hasta obligado, pero no en todos los aspectos.
Pero la 4T se muere con la suya y no cambiará la estrategia. De hecho designó a delegados y comandantes de zonas militares como el caso de Guanajuato como las cabezas del programa estatal de vacunación.
El secretario de Salud, Daniel Díaz había dicho que el estado asumiría la estrategia, pero no fue así. El gobierno estatal manifestó su sorpresa frente a esta decisión pero no le queda de otra más que apechugar.
Se han dado hasta argumentos técnicos de que no se puede aplicar la vacuna primero al personal de salud que falta porque la que va a llegar es Astra Zeneca y los primeros del sector fueron inmunizados con Pfizer
Lo cierto es que el gobierno panista tendrá que apechugar porque no hay forma legal de revertir esa decisión. Aunque les parezca populista y poco técnico, no hay forma de cambiar el escenario.
Dice Morena que por el bien de México “primero los pobres”, aunque los médicos y enfermeras deban ser prioridad. Ni hablar.