El peor sordo
Dice un dicho popular que «No hay peor sordo que quien no quiere escuchar». Hace unos días, me convocaron el pasado lunes 27 de febrero a la puesta en marcha del programa 'Celaya ponte bonita'. Al escuchar al maestro de ceremonias presentar al comandante de la XVI Zona Militar, de inmediato acudí a señalarle la imprecisión con que lo hizo. La expresión usada por el conductor del programa y el ademán que me prodigó me hace suponer que a ciertos funcionarios del Gobierno del Estado no les importa el efecto que la actuación pública pueda acarrear. Se limitan a hacer su trabajo como salga, sin importar el servicio a la sociedad, que es la responsabilidad del Estado.
Decía Mao Tse Tung que cuando uno escribe para uno, el impacto es reducido. Pero si da a leer a otro un texto, el problema se duplica; y cuando lo da a conocer a muchas personas, el daño se multiplica. Por tanto, es prudente que quienes tiene una responsabilidad pública sean más cuidadosos para evitar recrear imprecisiones.
Se ha generalizado populamente la confusión entre números ordinales y los fraccionarios. Ello debido a que comparten nombres idénticos en algunos casos, concretamente del cuarto al undécimo/a. Sin embargo, a partir del doce (decimosegundo y doceava) la forma de nombrarlos está perfectamente diferenciada.
Los números fraccionarios sirven para indicar las partes en que un entero es dividido. Cada sección de ese entero recibe el nombre de la porción que representa del entero. Esto es, si se divide por la mitad, cada parte recibe el nombre de medio (un medio); si se fracciona en tres secciones iguales, cada una será un tercio. Por supuesto, lo mismo sucede si es en cuatro, que cada sección se llamará un cuarto y así sucesivamente.
Por su parte, los números ordinales sirven para identificar la prevalencia. Ejemplifico con las competiciones, quién está por encima de sus opositores es el primero. Este es más destacado frente al segundo, pero este último será mejor que el tercero y este que el cuarto. Pero, los números ordinales también se aplican para el orden en que se presenta algo, por ejemplo, un festejo: el quinto aniversario de bodas.
La zona militar con sede en Irapuato es la XVI. Como norma ortográfica, si un número es enunciado con números romanos se leen como números ordinales. En este caso, entonces, es la Décima Sexta Zona Militar (con mayúscula porque es nombre propio).
Llamarle dieciseisava es considerarla una fracción de un entero. Si consideramos que el país está dividido en 46 zonas militares, implicaría que al menos la que corresponde a esta región está fraccionada en dieciséis partes. Eso implicaría un mando muy pequeño. No me parece un error menor, si se considera la desatención al comandante de la zona militar, la desorientación a quienes escucharon y la falta de profesionalismo del conductor del programa por la reacción, expresión y seña aplicada a este observador. Una función del Gobierno –aplicada por los funcionarios– es fortalecer a la sociedad y no desorientarla.