El presidente cuestionó a Loret de Mola por falta de autoridad moral y unos días a Carmen Aristegui
“¿Con qué autoridad moral el señor Loret de Mola me va a cuestionar, si lo que he estimado más importante en mi vida ha sido mi honestidad? Y por eso le pregunté ‘a ver, ¿cuánto gana usted?’. Porque para enjuiciar a alguien públicamente se necesita tener autoridad moral; si no, no es posible, no resiste uno”
Andrés Manuel López ObradorSeguramente, el diputado federal panista Ector Jaime Ramírez Barba no sabía que en Guanajuato se receta la ivermectina para tratar la covid-19 cuando escribió su artículo que publica en un diario leonés todos los sábados.
En su escrito publicado ayer, el doctor Ramírez Barba, un informado crítico (con todo y el sesgo partidista que tiene) de la estrategia del gobierno federal para enfrentar la pandemia por Covid19 critica un estudio “cuasi experimental” que se hizo en el gobierno de la ciudad de México para medir el efecto en las hospitalizaciones de un kit que incluye el medicamento antes citado.
Una de las conclusiones que cita el estudio rescatado digitalmente según el propio Ector Jaime es que la ivermectina tenía un efecto positivo entre quienes la recibían por encima de quienes no eran dotados por la misma.
Este medicamento que se usa para infecciones por parásitos, sarna e infestación por piojos ha sido desaconsejado por expertos para tratar la covid-19.
“Así pues los miles de pacientes a quienes se les dieron (en Ciudad de México) fueron realmente tratados como conejillos de indias al darles una droga que no había sido probada su eficacia ni seguridad por un lado y sin haber sido protegidos como marca la ley”, escribe Ramírez Barba.
Bajo esa perspectiva, es de suponer que los guanajuatenses a quienes se les receta ivermectina en Guanajuato, entran también en esa categoría de conejillos de indias.
Y es que según una investigación periodística del portal Animal Político, citada en la edición de ayer de Correo, el gobierno de Guanajuato es uno de los 14 estados que sigue utilizando este fármaco.
Y sí, hace unos días, quien esto escribe conoció de primera mano a un paciente que salió positivo a Covid19 y a quien en un hospital del gobierno estatal le recetaron ivermectina.
El párrafo que rubrica el artículo semanal de Ramírez Barba es de antología.
“Concluyo que fue un error monumental, que los responsables deben ser castigados, separados de sus cargos y que el daño al erario por comprar medicamentos no autorizados, debe ser recuperado. A los pacientes que lo tomaron les digo, deben estar tranquilos, que los efectos indeseables por fortuna son muy pocos y no graves, según la literatura existente. Ya se están haciendo las denuncias correspondientes. Ojalá el gobierno de cuarta transtornación (sic) aplique la ley”.
Y si aplica para la Ciudad de México, diputado Ramírez Barba, tendría que aplicar también en casa ¿o no?
“Los debates siempre deben darse en relación con nuestro cargo, por lo que debemos evitar ofensas hacia cualquier persona, y en especial aquellas que sean contra las mujeres”.
Ofrecer disculpas no es algo común en nuestra política. Gobernantes de todo signo, tamaños y colores batallan para reconocer públicamente cuando se resbalan. En los últimos días lo han hecho en Guanajuato, el gobernador Diego Sinhue y el síndico panita Arturo Sánchez Castellanos.
El primero por un exabrupto en una entrevista con los medios y el segundo, luego de cuestionar a regidoras de Morena a quienes llegó a pedir que no le fueran con “argumentos feministas”. La frase textual que abre este apartado fue pronunciada por el síndico el pasado jueves.
Las disculpas no fueron recibidas con beneplácito por las ediles morenistas. Sánchez Castellanos no titubeó y actuó políticamente correcto. Si las regidoras siguen o no adelante con su proceso ante la autoridad electoral ya es harina de otro costal. Hay capacidad de rectificación y esos es sano.
Ver nota: “Periodismo al costo que sea”; Loret responde a AMLO tras exhibir sus ingresos
JORGE RAMÍREZ: EL PODER DA Y QUITA
En Guanajuato, donde los cargos de representación ciudadana siempre requieren el aval de las autoridades en turno, no es fácil mantener la vertical cuando se trata de ser el contrapeso del gobierno. Así le pasó hace exactamente tres años a Jorge Ramírez Hernández, entonces dirigente de Coparmex León.
Justo en medio de la polémica por el nombramiento de Carlos Zamarripa como fiscal general, Ramírez Hernández decía que nombrar al citado personaje no implicaría quitar el semáforo verde a la exigencia de una Fiscalía independiente y autónoma, uno de los 11 compromisos que firmó ante este sindicato patronal en lo nacional, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo cuando estaba en campaña.
Expuso que no sólo se evaluaba al funcionario sino la ley y los recursos que ponen en juego los gobiernos en las fiscalías.
En su momento, el gobernador Miguel Márquez había una iniciativa al Congreso local para eliminar el pase automático del procurador de Justicia lo cual implicaba que, de aprobarse, Zamarripa tendría que haber pasado al menos por un proceso de rendición de cuentas y evaluación ante el Congreso del Estado. Eso no ocurrió porque la mayoría panista decidió no abordar esa iniciativa.
Y sucede que unos meses después, tras concluir su gestión en Coparmex, Jorge Ramírez aspiró y logró ser consejero presidente de SAPAL, una de las joyas de la corona de los consejos ciudadanos en la ciudad.
Pero lo hizo no empujado por el sindicato patronal que dirigió dos veces, sino por la Universidad Tecnológica de León. Para eso no requirió el apoyo del gobierno pero sí para escalar a la presidencia del consejo de SAPAL cuya gestión concluye en unos meses.
Y obvio, Ramírez Hernández no hubiese aspirado a esa bendición si hubiese sido un dirigente crítico de la labor de Zamarripa que iba a ser coronado como Fiscal Carnal.
Y, oh paradojas, hoy Jorge Ramírez no encuentra los mismos resortes para permanecer en el Consejo de SAPAL. Todo por servir se acaba.
LÓPEZ OBRADOR; EL ENCONO NO ES LA RUTA
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sustentado su carrera política en un discurso que tiene todo, menos la conciliación como distintivo. Sin medias tintas ni dobleces, le funcionó pintar su raya desde el micrófono entre buenos y malos, ricos y pobres, corruptos y honestos.
Un discurso tan polarizante genera por naturaleza encono y eso es válido cuando se está en campaña y cuando se quiere contrastar mensaje, discurso, partido y oferta de campaña.
El problema del presidente es que ese sello lo ha mantenido desde el ejercicio del poder y lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias, algunas de ellas en el terreno de lo discutible pero otras, como la del viernes pasado en la mañanera, excesiva.
Exhibir como lo hizo, presuntos ingresos de un periodista que tiene conocimiento y reconocimiento nacional (admirado por unos, denostado por otros) no es un buen signo para los tiempos que vivimos en los que la profesión del periodista se ve seriamente amenazada en algunos estados del país.
Y poco tiene que ver en este asunto si se apellida Loret de Mola o como se llame. Más allá de la presunta violación a la ley lo que queda en el ambiente es una sensación amarga porque la palabra de una autoridad tiene sus efectos.
Porque López Obrador cuestionó el viernes la supuesta falta de autoridad moral de este periodista para cuestionar la casa donde vive su hijo en Houston. El problema es que agarra parejo porque unos días antes arremetió en contra de Carmen Aristegui, una periodista a quien en su momento, el presidente elogió ampliamente.
No hay manera de justificar desde el sentido común, ambos lances.
Lo del viernes, parece en efecto, la reacción a un reportaje que ha calado en el ánimo de la 4T porque pega en el corazón del discurso presidencial y crea un entorno o un encono que no es deseable.
Las redes no son necesariamente una muestra científica de lo que piensa la población pero sí crean un ambiente que luego no es favorable para la cordura y en donde siempre se puede destapar el extremismo que no conoce límites.
Eso lo debe saber el presidente para moderar sus expresiones y templar los ánimos de quienes le apoyan, diga lo que diga y haga lo que haga. El discurso enciende pasiones pero también puede serenarlas. Estamos a tiempo.