Sábado, 14 Diciembre, 2024

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Entre bodas, sucesión y vísceras tropicales

Opinión

Editor Web

La renuncia intempestiva de Santiago Nieto, luego de que el Presidente criticara de “escandalosa y ostentosa” su boda y lo que sucedió en torno a ella, es un buen ejemplo de lo intensa y desbordada que está ya la lucha por la sucesión presidencial en la 4T. La forma en que se filtraron a la prensa documentos de la Fiscalía de Guatemala sobre el incidente del avión privado en el que viajaban varios invitados a la boda, el hecho de que hubiera autoridades consulares de la SER y de la Fiscalía General de la República que tuvieron información de la declaración previa de los 35 mil dólares que iban en el avión y que fueron declarados legalmente desde el Aeropuerto de Toluca, hace pensar que alguien vio en toda esta situación y en la lista de nombres de los pasajeros que iban en la aeronave rentada, una oportunidad para golpear a Santiago Nieto y desacreditar su boda en la ciudad de Antigua, Guatemala.

Una vez que prendieron la mecha y que la versión de una supuesta ilegalidad —que fue en realidad una omisión— estalló en las redes y algunos medios, comenzó una operación política bastante burda en la que personajes de la propia 4T comenzaron a atizar y a circular versiones falsas y escandalosas sobre la boda de Nieto y la consejera electoral Carla Humphrey, que terminó envuelta en todo tipo de mentiras sobre quién pagó los gastos de los invitados, que no hicieron sino alimentar la idea de un evento demasiado ostentoso y contrario a los principios de austeridad del actual gobierno.

En este caso el escándalo parecía en un principio dirigido hacia la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, por la presencia de su secretaria de Turismo, Paola Félix, quien viajaba en el avión retenido como invitada y por un mero accidente: un día antes perdió su vuelo comercial y alguien le ofreció que en la aeronave rentada le podían dar un raid al evento.

Ya en la ciudad de Antigua, donde se llevaría a cabo el evento, el tema del avión y en lo que se aclaraba la omisión en la declaración de los dólares, dominaba la conversación entre los invitados y asistentes a la boda.

Para la mañanera del lunes, el Presidente dijo: “Es un asunto escandaloso aún cuando se trata de un acto privado, los asuntos públicos en México cada vez son más públicos… No es correcto porque el servidor público tiene que evitar ese tipo de situaciones, yo por eso no voy a eventos sociales… Sí fui invitado, pero yo no puedo porque tengo muchas ocupaciones”.

López Obrador defendió siempre el trabajo de Santiago Nieto y le reconocía los resultados que le daba a su gobierno, ¿en qué momento todo eso quedó atrás y el Presidente ya no valoró el trabajo de Santiago Nieto sino el escándalo armado en torno a su boda? En el momento en que la víscera presidencial fue activada por quienes atizaron y azuzaron el tema en el oído del mandatario.

Carla Humphrey se negó a votar a favor de Félix Salgado Macedonio y su candidatura. Su voto terminó siendo decisivo para que a Salgado, acusado de violación a mujeres y de incumplir la ley electoral, le fuera cancelada su candidatura al gobierno de Guerrero.

Y para reforzar la idea de que en todo esto hubo “fuego amigo” de la 4T y que afloró de nueva cuenta la lucha por la sucesión, el nombramiento de Pablo Gómez, militante histórico de la izquierda desde 1968, y muy cercano al Presidente pero también a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, lleva muchos mensajes.

Lo que va quedando claro entre todo este enredo político, es que al Presidente, por alguna razón, se le indigestan las bodas, sobre todo las de sus colaboradores cercanos, pues ya lleva dos bajas por las mismas razones matrimoniales: una fulminante, la de Santiago Nieto, y la otra de César Yáñez, que aunque nunca se fue y mantiene su cargo en Palacio, dejó de ser el hombre más cercano. Tal vez López Obrador prefiera los bautizos, como el de su ahijada, la hija del empresario de Biopapel, Miguel Rincón… Los dados mandan Escalera.

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