Espadas y Romero: primeros truenos de la tormenta
1.- Espadas y Romero: primeros truenos de la tormenta
No hay manera de que la escena que protagonizaron Jorge Espadas Galván y Juan Carlos Romero Hicks quede en una mera anécdota. Se trata de la estampa inequívoca de un PAN quebrado de cara a una de las legislaturas más complejas a la que se hayan enfrentado desde que asumieron la hegemonía política estatal hace poco más de tres décadas.
Para muchos, la figura del exgobernador no representa más que un veterano rebelde que reclama la posición de honor en la bancada blanquiazul del Congreso de Guanajuato, frente al operador oficialista que desde hace meses se pavonea como el nuevo estratega, en el que la gobernadora electa, Libia Dennise García Muñoz Ledo confiará la agenda legislativa de su gobierno.
De acuerdo, esos papeles son los que han demostrado desempeñar en la previa de la nueva legislatura, pero no se puede soslayar que esto marcará la dinámica interna de la bancada que en esta ocasión no tendrá la mayoría absoluta del Poder Legislativo de Guanajuato.
La ansias de Romero por ser ubicado como el pastor de los panistas en el congreso, sólo podría traducirse en una absoluta autonomía que se volverá anticlimática. Una situación que ya se vivió cuando otro exgobernador, Carlos Medina Plascencia, asumió la sindicatura en el Ayuntamiento de León 2015-2018 con Héctor López Santillana como presidente.
Lo vivido ayer en la Junta de Enlace Financiero, fue la representación vívida del desencuentro.
Un Juan Carlos Romero fuera de sí, dejando fuera las formas para reprocharle directamente a Jorge Espadas el haber tomado la batuta sin siquiera entrar en funciones. Un reclamo tardío dadas las circunstancias en las que el otrora diputado federal ya opera temas como la designación del titular de la Auditoría Superior del Estado de Guanajuato (ASEG).
En medio están el resto de los diputados locales del PAN que obedecerán más a los designios del grupo conformado por Aldo Márquez Becerra -el inminente nuevo dirigente estatal- y Juan Carlos Alcántara, empoderado por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo como su jefe de gabinete, así como sus rivales, los cercanos a Miguel Márquez Márquez y la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos.
Dentro de todo este cuadro la única que podría y debería estar preocupada es la próxima gobernadora. Libia Dennise no podría ser inconsecuente ante una bancada de la que no es la jefa política. Quizá por ahora, como ha trascendido, se mantenga en un papel no intervencionista y haga gala de un respeto por el legislativo inusitado, pero sólo el tiempo pone las cosas en su lugar.
Así que entre el coordinador y el exgobernador se esconde no sólo la rabieta de un momento; se trata de la débil cohesión panista en el Poder Legislativo, en tiempos de la primera gobernadora en la historia de Guanajuato.
2.- Reforma Judicial: el penoso precedente
No hay palabras para describir el azoro provocado por los penosos acontecimientos vividos ayer en el Senado de la República, para discutir la Reforma Judicial promovida por Andrés Manuel López Obrador y Morena. Lo que sucedió dentro y fuera de la Cámara Alta mostró la peor cara del momento político vive México.
Una 4T haciendo uso de los personajes más cuestionados del PAN y del PRI en los últimos años, pese a toda la legitimidad que puedan presumir tras el 2 de junio, mientras la oposición rebasada se enfrasca en señalamientos intestinos, se volvieron la estampa de lo inefable, como inefables fueron los métodos documentados para lograr la mayoría.
Pero en la espera del desenlace de este trance político, desde los estados se observa el precedente marcado por el partido en el gobierno, pues a la inminente aprobación de la Reforma Judicial seguirá la discusión en los estados que viven sus propios infiernillos, al coexistir con geometrías partidistas completamente diferentes… cómo Guanajuato.
¿Veremos a los panistas acosando a morenistas al estilo Adán Augusto López Hernández para presionar su voto? ¿A los morenistas acusando traiciones mutuas al estilo Marko Cortés y Miguel Ángel Yunes? Lo peor del asunto es que dichas prácticas no son nuevas, el problema es que se han vuelto más descaradas.
Al final, se trata de la política real degradada más allá de los partidos, la misma que ha subsumido el verdadero debate de fondo para dar paso a las peores formas para abordar los verdaderos problemas del país.
3.- Apaseo el Alto: un dato que asoma a la tragedia
Vestido de una obra de caridad, de un gesto de buena voluntad, el gobierno municipal de Apaseo el Alto que encabeza Montserrat Mendoza Cano, salió a la luz un dato pavoroso que no podría y no debe ser tomado a la ligera.
Se trata de una población de al menos 450 niños que han quedado huérfanos por la violencia, ya sea en casos de homicidio doloso o desaparición de sus madres y/o padres. Una cifra que sólo se concentra en esa demarcación atacada especialmente por el asentamiento de grupos criminales ante la evidente ausencia del estado de derecho.
La propia alcaldesa se dio cuenta de una tragedia vestida de rosa. Se trata de niñas, niños y adolescentes que quedaron en orfandad de padre o madre -incluso de ambos- por hechos violentos. Familias donde no solo es un niño sino dos o tres como parte de ese núcleo social.
La cifra es desconcertante, pues a nivel estatal la cifra no se tiene o no se quiere dar a conocer, perdida entre los controles de la Procuraduría Estatal de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes (PEPNNA) y de la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEAIV) que por cierto, apenas daba cuenta de 500 infantes al corte de 2023 en toda la entidad.
De la solución empleada por el gobierno de Apaseo el Alto poco se puede decir dadas sus propias limitaciones. Buscar a benefactores a través del programa Abrazando Corazones es probablemente la mejor opción disponible en un municipio asolado desde hace años por grupos criminales que han sido capaces de desplazar a habitantes de comunidades rurales.
CONTRA RETRATO
Martín López Camacho
No se le puede negar que su causa no era necesaria. De hecho, la reforma policial de Guanajuato era una fibra sensible para el fiscal Carlos Zamarripa Aguirre y el secretario de seguridad Alvar Cabeza de Vaca, que ni Morena retomó en su agenda. Por ello, sus lamentaciones tienen total justificación cuando se suponía que vivimos los tiempos de un nuevo comienzo.
El diputado del PAN, Martín López Camacho, ayer emitió su última inconformidad ante la negativa para armonizar la ley de seguridad pública de Guanajuato, con la del Sistema Nacional de Seguridad Pública que, entre otras cosas, eleva el perfil de las policías para ejercer labores de investigación. Un marco legal que, por cierto, deviene del 2008 en tiempos del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Por ahora es inútil saber si parte del intento fallido se debió a su cercanía con la todavía titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP), Sophia Huett López, lo cierto es que la principal barricada fue fincada a ciencia y conciencia del fiscal y el secretario, todavía con los arrestos para influir en sus propios compañeros de bancada.
“La propia constitución dice que las policías locales deben hacer labores de investigación. La Ley General del Sistema de Seguridad Pública lo dice también. La propia ley estatal fue la que se quedó con ese obstáculo en una reforma del 2014, pero hay que innovar y no tenerle miedo a eso”, expresó un López Camacho que incluso soñó con buscar la alcaldía de Celaya con el PAN.
Lo que queda para el futuro inmediato es la urgencia del contexto de violencia e inseguridad, el mismo que ha obligado a que se estrechen las distancias entre el proyecto de los nuevos gobiernos que encabezarán Libia Dennise García Muñoz Ledo y Claudia Sheinbaum Pardo. La policía irremediablemente deberá investigar en un entorno inseguro y corrompido.