EU: migración y derechos humanos
En los derechos humanos de los migrantes se ubica el punto más álgido y complejo de la relación bilateral México-Estados Unidos. No ha habido confrontación, pero tampoco acuerdos entre ambos gobiernos para definir políticas bilaterales que permitan avanzar, respetando los derechos humanos de los migrantes con la creación de políticas para el corto, mediano y largo plazos.
Ciertamente los flujos migratorios desde Guatemala, Honduras y El Salvador y también crecientes desde México, a los que habría que agregar los de Haití y de otros países latinoamericanos, entre los que destacan Brasil, Nicaragua, Venezuela y Colombia han sido los más grandes de la historia.
Al tamaño de los flujos migratorios hay que agregar las nuevas condiciones: si en el pasado los migrantes eran en general hombres jóvenes en busca de empleo y posteriormente se fueron agregando mujeres a la migración, hoy las caravanas migratorias son mayoritariamente de familias enteras, con mujeres y niños de todas las edades. El éxodo es impresionante y dramático. El peor endurecimiento de la política migratoria de EU tuvo lugar en el gobierno de Donald Trump. México miró y calló, contribuyó a detener la migración con la Guardia Nacional y maltrató a familias migrantes en la frontera con Guatemala, el Instituto Nacional de Migración también contribuyó a la tragedia fronteriza.
Se pensó que el gobierno de Biden cancelaría las políticas de Trump, sin duda hubo avances significativos, como el restablecimiento del DACA que permitía los jóvenes llegados a EU en la infancia, estudiar y trabajar, política que había sido anulada por Trump. No sin dificultades Biden comenzó a reunir a las familias separadas, sin embargo, todavía hay niños o menores que permanecen solos. Mantuvo el Título 42 que expulsa sumariamente a los migrantes, sin defensa alguna, de quienes cruzan la frontera.
Mientras el gobierno de López Obrador vuelve a aceptar la política de Quédate en México, instaurada por Trump y ahora mantenida por el gobierno de Biden, empeora la situación de quienes buscan asilo en EU. Lamentablemente el Gobierno de México aceptó de nueva cuenta la política de EU que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer en México, hasta que se resuelva su caso, a pesar de saber lo que continuará ocurriendo a quienes esperan, lo que tiene repercusiones para la frontera en ambos lados, en Estados Unidos y en México puntos de convivencia importantes para ciudadanos de los dos países. Estados Unidos debería de reactivar las visas de trabajo que se han reducido recientemente.
México y EU tienen una importante y crucial tarea pendiente: construir una nueva política migratoria, a pesar de las resistencias y de las oposiciones. México no debe seguir aceptando ni ser partícipe de políticas migratorias con graves violaciones a los derechos humanos. Para ambos países la migración es un asunto de política externa, pero también de política interna. La experiencia histórica muestra que hay soluciones y acuerdos posibles que pueden fortalecer la relación y la seguridad entre ambas naciones. No será fácil, pero es hoy una necesidad insoslayable. Basta de aplaudir las remesas y de la inacción, mientras crece la tragedia migratoria.