Miércoles, 08 Enero, 2025

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Historias que se repiten

Opinión

Jorge Luis Ramos Perez

Historias que se repiten

Siempre que ocurre una nueva tragedia, algo peor a lo ya tan visto, esperamos la respuesta de las autoridades, una explicación al menos. Entonces las cuentas de Twitter de nuestros funcionarios se llenan de comunicados breves (les juega a favor el límite de caracteres de dicha red social), donde nos topamos también con la lamentable repetición.

Juana Adriana Rocha

La repetición es la base de la costumbre, y la costumbre es el primer paso rumbo a la indiferencia.

Variaciones de la misma historia. En eso se convierten hechos que antes nos escandalizaban. Leer, escuchar una y otra vez la misma narrativa, tiene un efecto sedante.

En 2004 se publicó ‘2666’, obra póstuma del chileno Roberto Bolaño. La novela se divide en cinco partes cuya trama y personajes se entrelazan.

El cuarto apartado, titulado ‘La parte de los crímenes’, retrata como pocos autores han conseguido el fenómeno de los feminicidios en México.

En Santa Teresa, pueblo ficticio al norte del país (representación de Ciudad Juárez), cadáveres de mujeres comienzan a aparecer en el desierto, baldíos, inmediaciones de las maquiladoras. Bolaño relata cada caso ocurrido a lo largo de cuatro años, hasta que los detalles que en principio nos parecen perturbadores después de 30 menciones se vuelven familiares.

Aunque los nombres e historias de las víctimas varían, a través de la repetición el escritor nos sumerge en un ‘deja vú’ donde la brutalidad es cotidiana y cada vez hay menos espacio para el asombro. Este fenómeno no se queda en el papel, lo vivimos todos los días.

LUGARES COMUNES

“La realidad supera la ficción”, es un cliché, o un lugar común. Las noticias en nuestro país ya sólo sorprenden de vez en cuando. Estamos en una etapa donde la ficción fue rebasada hace mucho tiempo.

Masacres, secuestros, desapariciones, feminicidios, todo acto violento pasa por el mismo proceso. El lenguaje periodístico, sintético y frío, nos bombardea de encabezados que se asemejan unos a otros. Los detalles entre una historia y otra hacen la diferencia, pero la esencia es la misma. Así, el impacto de un crimen se desvanece cuando otros ‘iguales’ le siguen, en una lista que parece no tener fin.

Estamos familiarizados a frases como “se desconoce la identidad de la víctima”, “no hay detenidos”, “fue encontrado maniatado en medio de un predio”, “se abrieron varias líneas de investigación”.

Estamos habituados a la violencia, de forma orgánica se apoderó del entorno y a través de la repetición de encabezados que sintetizan la tragedia, dejamos pasar su contexto, lo sentimos ajeno, a veces lejano.

COPY/PASTE

Siempre que ocurre una nueva atrocidad que nos sacude, algo peor a lo ya tan visto, esperamos la respuesta de las autoridades, una explicación al menos.

Entonces las cuentas de Twitter de nuestros funcionarios se llenan de comunicados breves (les juega a favor el límite de caracteres de dicha red social), donde nos topamos también con la lamentable repetición.

“Condenamos”, “lamentamos”, “giramos instrucciones”, “estamos al pendiente”, “estamos en total coordinación”. Pareciera que guardan un machote con el discurso y lo usan cuando la ocasión lo amerita.

En este caso, las palabras carecen de significado. Y si hablamos otra vez de realidad y ficción, estas declaraciones se instalan cómodamente en la segunda. Se congelan recibiendo ‘likes’, dan un falso confort a los que aún creen en fórmulas y confían en que los encargados de salvaguardar a la ciudadanía están haciendo su trabajo.

Lo vimos esta semana tras el ‘martes negro’. Al escueto mensaje del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo le siguieron los tuits de la secretaria de Gobierno, Libia Denisse García, la alcaldesa de Irapuato, Lorena Alfaro, su homóloga en León, Alejandra Gutiérrez. No es necesario citarlos, todos los textos son un copy/paste con ligeras variaciones para personalizarlos.

La secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad, Sophia Huett, optó por el RT a Diego Sinhue, cita textual para no abrir espacio a cuestionamientos.

EL VIRUS MÁS PELIGROSO

Las imágenes de tiendas Oxxo y autos en llamas comenzaron a circular por grupos de Whatsapp y redes sociales. Se publicaron y enviaron una y otra vez, y con ellas se expandió el pánico, la psicosis. Entre las imágenes auténticas se colaron otras más, de eventos pasados o que ni siquiera ocurrieron en el país.

Esta dinámica logra desestabilizar y desinformar, impide dimensionar lo que en realidad está pasando.

Lo viral, esa nueva modalidad de repetición, es tal como su nombre lo dice, un virus que invade y enferma, un mal que se replica; por desgracia no hay antídoto 100 por ciento eficiente para combatirlo.

Y a pocos días del caos, cuando el fuego se extinguió, el humo se disipó y el miedo junto con él, ahí seguía el cielo azul, ahí seguía el canto de los pájaros.

A volver a empezar. Porque todo se repite, y a fuerza de reiteración, nos vamos acostumbrando, entumeciendo ante el dolor del otro, en una palabra: deshumanizando.

Lee también: Empresarios condenan violencia en Guanajuato tras ataques del ‘martes negro’

LO SUPERFLUO: El mayor consumo de noticias sucede en redes sociales. Los usuarios tienen información al momento, es una de las maravillas de la era moderna.

LO PROFUNDO: Con la facilidad del acceso a la información, viene la facilidad de comentar, opinar en foros públicos, repetir discursos malintencionados, convertirse sin querer en un bot.

Historias que se repiten

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