Viernes, 10 Enero, 2025

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La defensa de los partidos políticos

Opinión

Tomás Bustos - Reflexión ciudadana

La defensa de los partidos políticos

Los partidos políticos, son instrumentos de la democracia, cuyos militantes deben tener en cuenta el esfuerzo social que fue necesario para que cristalizaran como instituciones y convertirse en la columna vertebral del sistema político del país.

Mantenerlos vigentes, es obligación de todos quienes militan en los partidos y la mejor forma de defenderlos es con acción organizada de quienes los integran; sea como afiliados o como veteranos que durante toda su vida han llevado con dignidad no solamente los colores, sino los compromisos para sostener las instituciones democráticas, pues además deberán crear condiciones, para que, en su desempeño se perfeccionen y alcancen la incorporación de todo ciudadano y de cada habitante, para que se pongan, al servicio del proyecto de nación.

La democracia requiere demócratas militantes. En ocasiones el afán de ganar una elección lleva a claudicaciones, postulando gentes con convicciones contrarias a las que dieron vida a esos organismos. En esos casos, se pretende justificar la decisión; pero lo que realmente ocurrió es que se marginó el trabajo de concientización de los militantes, al abandonar la formación permanente, de ciudadanos conscientes de su obligación con la ciudad el estado y la nación.

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Tal pareciera que hay tendencias a privatizar las columnas vertebrales de algunos partidos, por la presión que ejercen poderes fácticos que, motivados por el afán de dinero, adoptan doctrinas en donde la ganancia y el éxito, sustituye a los compromisos originalmente asumidos en el nacimiento de esas instituciones.

Por ese riesgo, que solo puede contener la convicción ciudadana, se debe alentar la vocación democrática, con trabajo permanente y reclutamiento de quienes tienen en alta estima el compromiso con la patria, a través de proponerse lograr una sociedad igualitaria, que no signifique igualar arbitrariamente, sino evitar que personas o grupos decidan el destino del país, sino que sea privilegiado el interés de la mayoría establecido en la ley suprema.

La mejor defensa de los partidos será el trabajo incesante, para mantener la solidaridad de los militantes con sus correligionarios, debido a los ideales que por convicción aceptaron y deben defender. Promover en la conciencia de los afiliados el honor de cumplir la palabra empeñada, para que no los venza la ambición, será la mejor forma de fortalecer en la conciencia ciudadana, así como la convicción de trabajar por los ideales que cristalizaron en un partido político.

Hay clara tendencia de los poderes de hecho, para debilitar a los Estados Nacionales mediante la limitación de su capacidad de auto determinarse y autolimitarse.

No se debe promover el debilitamiento de las instituciones arguyendo el ejercicio de libertades, permitiendo que la población se haga justicia por propia mano.

Debemos perfeccionar el funcionamiento de las instituciones, evitando que los poderes fácticos logren burlar las leyes y su espíritu, para que priven los intereses de las minorías; pues luego, los enemigos de los Estados Nacionales, arguyen sofismas como acusar a las mayorías de dictaduras.

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