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La oposición aguantó

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

El primero de septiembre de 1960, el presidente Adolfo López Mateos anunció la reforma al artículo 27 constitucional, a fin de que no se otorgaran concesiones a particulares para la prestación del servicio público de energía eléctrica. Desde hace días, en el portal de la Secretaría de Energía se podía ver un video en el que se escuchan las palabras con las Don Adolfo les decía a los mexicanos: “pueblo de México, les devuelvo la energía eléctrica”. ¿Y qué hicimos con ella?

Parece increíble que ya avanzados los años del siglo XX, en México gran parte del territorio nacional no estaba electrificado. Había empresas particulares que se dedicaban a dar el servicio. En muchos casos, se trataba de emprendimientos de mexicanos industriosos como fue el caso de Prisciliano Durán y José García del Río que suministraban de energía eléctrica algunos municipios en El Bajío. El servicio que proporcionaban era bueno y la gente estaba contenta, no obstante, les arrebataron un negocio en marcha, legalmente constituido que generaba empleos y pagaba impuestos. Se sustituyó por un servicio que fue mejorando con los años, pero que dejaba a oscuras a muchos municipios por las tardes porque no tenían capacidad de generación y suministro. La gente hubiera preferido que el suministro lo siguiera dando aquella empresa de mexicanos que nunca los dejó en tinieblas.

El Estado no es un buen empresario y en México ha quedado claro que las empresas gubernamentales no han sido bien administradas. Basta ver los modelos de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro que era el mejor ejemplo que los profesores de grados universitarios ocupaban para explicar lo que era una empresa en quiebra; también podemos analizar lo que sucedió con Pemex que el Estado Mexicano convirtió en una empresa ineficiente, que permitió que sus equipos obsolecieran y cuyas cargas tributarias la ahogaron. Recuerdo que alguna vez se publicó en redes sociales fotografías de la familia de Romero Deschamps —líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana de 1993 hasta su renuncia el 16 de octubre de 2019— ostentando la vida de beneficios que les daba el petróleo y la empresa que nos pertenece a todos los mexicanos.

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Por eso, cuando escucho que se va a evidenciar a los traidores que votaron en contra de lo que la 4T y Morena con sus aliados quisieron hacer con la industria eléctrica, me pregunto en dónde está la traición. Si como lo dijo López Mateos, devolvió la energía eléctrica, hoy debiéramos preguntarle a López Obrador en manos de quién la planeaba poner, en sujetos como Manuel Bartlett o en algún personaje que actúe como Romero Deschamps y sus familiares. Porque ya vimos que los familiares de ya saben quién le gustan los lujos.

La oposición hizo el trabajo que le tocaba, se engrandeció al derrotar la iniciativa de reforma constitucional que en materia eléctrica envió el presidente Andrés Manuel López Obrador. No fue fácil, pues legisladores del PAN, PRD, MC y, sobre todo, del PRI, recibieron todo tipo de presiones. Hubo momentos en los que se escucharon los crujidos de un posible desgajamiento de la alianza, pero aguantaron y bien por ellos: de otra manera, habrían firmado su sentencia de muerte.

Toda la oposición hizo un bloque compacto —parecía poroso, pero se compactó—, festejaron todos en el pleno de la Cámara de Diputados y no es para menos. Juntos lograron el triunfo más importante contra AMLO, los mayoriteos de Morena y sus aliados quienes difícilmente pierden batallas políticas. Claramente, la arrogancia les ganó. Erraron el cálculo al haber procedido a votar una reforma constitucional sin verificar si tenían los votos necesarios. Así, López Obrador pasa a la Historia como el primer mandatario al que le votan en contra una iniciativa constitucional.

Ahora a los integrantes de la alianza opositora, se les abre una ventana de oportunidad que ojalá no la vayan a cerrar. Es momento de aglutinarse si no quieren disolverse como pastillita efervescente y perderse en los pasillos de las buenas intenciones de la Historia. Ya captaron nuestra atención, ahora, pueden proponer. Los estamos escuchando, es momento de crecer. Por lo pronto, la oposición aguantó y ya nos dimos cuenta de que no se dejan mangonear y que este no es un país de un sólo partido.

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