La palabra
Un extraño vocablo en español es la propia voz palabra. El diccionario de la lengua la define como: «Unidad lingüística, dotada generalmente de significado, que se separa de las demás mediante pausas potenciales en la pronunciación y blancos en la escritura». La combinación de palabras forma enunciados (oraciones gramaticales) y el estudio de sus elementos integrales u origen (etimología) nos acerca a la intención, giro, sentido o significado.
En gramática, la palabra se considera la unidad mínima con significado completo. Es decir, cuando se le descompone etimológicamente (como más adelante lo hago), sus partes tienen un significado, pero no es completo. Esto es, que sus elementos contribuyen al conjunto del sentido, pero sus partes en aislado solo tienen un alcance parcial, limitado.
Lo curioso es que esa voz proviene del latín parábola (a su vez, término heredado del griego). En el mundo cristiano a las parábolas se les conoce como las narraciones que, por comparación o semejanza, establecen elementos de reflexión y, con ello, intentan dejar una verdad o enseñanza moral.
Aquí lo interesante es el proceso comparativo a que convoca la palabra en lo individual frente a las demás en un enunciado. Precisamente, ahí radica la etimología del vocablo palabra: para significa al margen de… y bôle, lanzar. Esto es que «al margen de lo lanzado» pretende referirse a un paralelismo; o sea, establecer una comparación.
¿Y cuál es la lógica para usar el término palabra para referirse a las unidades con sentido o significado propio, si su etimología es comparación? El razonamiento de los hablantes del latín tardío (no se usaba así en la época romana de esplendor) para aplicar este vocablo fue que, al comparar un término frente a otros, se descubría su sentido, su intención o significado. Comparadas unas palabras con otras, se logra la comprensión del sentido de conjunto y, por tanto, el significado de cada una.
El vocablo palabra es uno de los más ricos de nuestro idioma. Puede también dar a entender la facultad de hablar. También se puede comprender como la representación gráfica de cada unidad con significado. En un sentido más social, se interpreta como el compromiso al sostener algo («Te doy mi palabra»), equivalente a juramento; o, incluso, la ausencia de un compromiso, aunque no se haya enunciado explícitamente: «No tiene palabra». Asimismo, puede hacer referencia al sentido de lo charlado –aquí en esta acepción, se vincula a compromiso–: «Todo quedó en buenas palabras». Y también puede referirse a la forma en que alguien se expresa: «Solo habla con malas palabras».
En todos los idiomas hay vocablos que ofenden, aunque no se hayan proferido directamente. Las palabras no son buenas, ni malas; el contexto social o la intencionalidad es lo que define esta característica. Es decir, es una decisión totalmente personal cómo se asuman. Para ello es suficiente ver cómo de un país a otro hay vocablos que en unos se evitan o solo se usan en privado y en otros, hasta en anuncios televisivos se aplican. Palabra.
Que sea un excelente año.
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