La sombra de Donald Trump en la era Biden
Las transiciones nunca son sencillas, menos cuando el cambio de estafeta se da entre dos rivales que no encontraron modos refinados de preparar una entrega civilizada. Que Joe Biden y Donald Trump es una de esas verdades tan obvias como insostenibles. La desmesura de uno puede ser la sombra del otro. Sin embargo, no se puede olvidar que el final de la era de Trump da inicio a la oportunidad de Biden.
En los últimos días, tanto Joe Lemon como Chris Cuomo, comentaristas de la cadena CNN quienes han criticado abiertamente los procederes de Donald Trump, coincidieron en algo que me resultó sumamente interesante: Biden debe apresurarse a dar buenos resultados y desvanecer la sombra que se antecesor le está dejando. Fueron contundentes al señalar que el presidente electo no puede arroparse entre pretextos ni justificarse por el regadero que le están dejando.
Me parece que el desastre que encontrará Joe Biden en la Casa Blanca va a ser de proporciones mayúsculas, incluso de dimensiones que el no alcanza a medir en este momento. Sin embargo, las puede intuir. Podrá inferir que un hombre que hizo de la mentira su modo de proceder y las falsas noticias su base de sustento, no le anticipará sorpresas agradables. Pero, nadie lo obligó a proponerse como candidato. Así que más le vale meter el acelerador para justificar ante sus votantes que hicieron bien en votar con él.
Los primeros cien días de un gobierno son una marca: dan cuenta de la pericia que tiene quien ocupa la silla presidencial. Tanto Lemon como Cuomo, que son simpatizantes de Biden, insisten en que no sería aceptable que el presidente electo inicie su mandato echándole la culpa a Donald Trump de todos los desastres que hizo durante su periodo. Precisamente por esas calamidades, los votantes en Estados Unidos decidieron votar por él y darle la oportunidad de retomar el rumbo.
Hoy, los Estados Unidos están rotos y separados. Hay una fractura profunda que pone a temblar a propios y a extraños. La peor política que puede seguir Joe Biden es la de apuntar el dedo al pasado y decir que no puede hacer nada porque el de atrás le dejó un cochinero. Eso sólo sería una muestra de mediocridad, estaría por debajo de las suelas de su antecesor por muchas razones y la principal sería no aprovechar el momento que le regalaron sus votantes y la Historia para hacer las cosas bien en vez de mal.
La sombra de Donald Trump se larga, oscura y siniestra. Sin embargo, Joe Biden no puede olvidar que hay muchos estadounidenses que votaron por él y que siguen creyendo que su discurso es verdadero y que le robaron la oportunidad de seguir persiguiendo la grandeza de los Estados Unidos. Ese fanatismo al que el propio Trump recurrió en tantas ocasiones no puede ser soslayado por el presidente electo. Será mandatario para todos.
Veremos cuáles son las decisiones que tomará el próximo presidente de los Estados Unidos. Sabremos si es capaz de producir un cambio o si se queda atrapado como mosca en una telaraña.
El reto que viene es de gran envergadura, requiere inteligencia y honor. Son tiempos para curar las heridas y zanjar las brechas que tienen tan distanciados a los estadounidenses. Lo peor que puede hacer Joe Biden es tomar la postura infantil de “yo no fui, fue Teté”. Fue elegido para operar soluciones no para justificarse. Haría muy mal si en vez de disolver la sombra de Donald Trump, se cobijara con ella.