La valiente hazaña de María Catalina Gómez en Acámbaro
La insurrección iniciada en Dolores el 16 de septiembre de 1810 tenía como objetivo la marcha hacia la capital colonial; por ello, se dirigió a San Miguel y Celaya, en un itinerario que tocaría Querétaro, San Juan del Río, Tepeji y finalmente la ciudad de México.
La férrea defensa que dispuso Querétaro; así como la esperada adhesión al movimiento del intendente Juan Antonio Riaño, promueven el avance sobre Guanajuato, la batalla de la Alhóndiga de Granaditas y la toma del real de minas por parte de los rebeldes. Luego, Miguel Hidalgo y los suyos se preparan para retomar el camino hacia el valle del Anáhuac.
Sin embargo, un mensaje recibido por Hidalgo el 8 de octubre dio un vuelco a todo lo previsto. Desde Acámbaro, la señora María Catalina Gómez de Larrondo, su amiga de antaño, le comunicaba que enterada del paso por esa ciudad de unos carruajes con europeos que se dirigían a Valladolid (hoy Morelia), le pidió a su cajero que al frente de otros trabajadores salieran a capturarlos, para colaborar con la causa insurgente.
Se logró en efecto la acción de prenderlos, no sin antes vencer su resistencia, lo que hizo que los viajeros resultaran heridos; pero, sin conocimiento de daño alguno entre los hombres que efectuaron la acción.
Dos semanas antes, Hidalgo había comisionado al acambarense Juan Bautista Carrasco para que insurreccionara su ciudad natal y los alrededores; encargo que cumplió de modo brillante gracias al apoyo de las autoridades locales, el cura Verástegui y el vicario Salazar, dejando a Acámbaro, Jerécuaro y comunidades vecinas a favor de la insurgencia. Más tarde Carrasco regresó con hombres y víveres al lado de Hidalgo
Ahora, con la hazaña dirigida por María Catalina, la intendencia de Michoacán estaba indefensa, sin autoridades políticas y militares que la organizaran; pues, la importante comitiva apresada 1821-2021 | La Consumación Por Artemio Guzmán Sucesos de la Guerra de Independencia en Guanajuato en el marco del Bicentenario de la Consumación 50a entrega de 52 Dr. Artemio Guzmán | Colegio de Historiadores de Guanajuato | Correo: [email protected] PRÓXIMA ENTREGA: Mariano Jiménez y la lucha en el noreste | 19 de diciembre estaba compuesta por el intendente de Michoacán, don Manuel Merino; el comandante de esa provincia, coronel Diego García Conde, y el también coronel Diego Rul, quien debía ponerse al frente del Regimiento Provincial de Infantería. Con ellos viajaban así mismo un hijo de Rul, uno de sus ayudantes y el clérigo Ondarsa. Procedentes de la capital, estos dirigentes se habían reunido con el virrey Francisco Javier Venegas para preparar la defensa de la provincia ante el reciente levantamiento.
La acción, planeada con gran angustia por María Catalina, pues no contaba con su esposo por estar fuera de Acámbaro, fue ejecutada por decenas de trabajadores de su hacienda de San Antonio a las órdenes de su cajero y del torero José Manuel Luna.
Mientras tanto, Hidalgo y Allende a través del Bajío y con el grueso de sus partidarios, se dirigieron a Acámbaro, a donde llegaron el día 13, hospedándose con los Larrondo. Luego de recibir la felicitación de los líderes insurgentes, Juan Bautista y otros miembros de la familia se unieron a la causa, alentados por la señora María Catalina.
Posteriormente, reunidas todas las fuerzas en Indaparapeo, los insurrectos entraron pacíficamente a Valladolid, donde se les agregaron 20 mil nuevos efectivos. En lo económico, el botín de 700 mil pesos fue igualmente estimado. Y la entrevista que José María Morelos sostuvo con Hidalgo, su antiguo profesor, abrió las puertas del sur a la revuelta popular.
Jornadas adelante, durante la derrota de San Jerónimo Aculco, los ilustres prisioneros lograron fugarse y encontraron refugio con el general realista Félix María Calleja. Entonces María Catalina Gómez fue detenida y llevada a la capital. Allá estuvo prisionera por algún tiempo, como sacrificio que enalteció aún más la valiente acción de la mayor heroína insurgente en el Estado de Guanajuato.