Licencia para sufrir
¿Más privilegios para las mujeres?, se preguntan algunos, aquellos que creen que menstruar, el embarazo, parto y la maternidad son oportunidades para vacacionar y no cumplir con nuestro trabajo.
Desde 1947 Japón estableció como un derecho la baja por los malestares que genera la menstruación. Políticas semejantes se han implementado en otros países de Asia como Taiwán, Indonesia y Corea del Sur.
Hasta hace unos días, España se convirtió en el primer país de Europa en contemplar esta licencia dentro de su legislación en beneficio de sus trabajadoras.
Esta semana la Ciudad de México dio sus primeros (y tambaleantes) pasos para modificar la Ley Federal del Trabajo, e instaurar este permiso. La iniciativa generó controversia y evidenció los tabúes, machismo, y otra serie de cuestiones que dificultarían llevarla a todo el país.
Los hombres, inconformes
Trabajadoras de gobierno y la iniciativa privada podrían disponer de tres días, con goce de sueldo, para ausentarse de sus labores cuando presenten dolores menstruales incapacitantes. La propuesta del Congreso de la CDMX ya fue enviada al Congreso federal para su análisis; pero antes ya pasó por el escrutinio de la sociedad, sobre todo, de aquellos que ni siquiera resultarían beneficiados.
La frase “Te callas y escuchas” fue tendencia luego de que el conductor de ‘Hechos meridiano’, Alejandro Villalvazo, comparara los cólicos con un dolor de cabeza y minimizara una experiencia que jamás le será propia. Atónitas, sus compañeras Christian Lara y Mónica Castañeda, fueron víctimas del famoso ‘mansplaining’ con las cámaras aún grabando. Un hombre explicando la menstruación a quienes la viven una vez al mes y saben que el dolor es sólo una parte: nada nuevo.
La conducta de Villalvazo fue criticada, pero hubo quienes lo apoyaron (otros hombres, por supuesto). ¿Más privilegios para las mujeres?, se preguntaban algunos usuarios de Twitter, aquellos que creen que el embarazo, parto y maternidad son oportunidades para vacacionar y no cumplir con el trabajo.
Estas consideraciones contempló Geraldina González de la Vega, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la CDMX. La funcionaria explicó que la licencia menstrual “tendría que venir acompañada con una serie de medidas a implementar dentro de los espacios laborales, ya que podría generarse discriminación hacia quienes la soliciten, tal y como sucede con las licencias de maternidad”.
Qué terrible que crear una ley a favor de las mujeres necesite de ‘control de daños’, que de antemano se sepa que causará inconformidades y hasta otro tipo de violencias.
¿Cuánto te duele?
El IMSS, el ISSSTE o el sistema de salud local, deben acreditar el dolor incapacitante para validar el permiso. A este respecto la población tiene dudas, ¿debe hacerse cada vez que se solicite el permiso o un solo certificado es suficiente?
En el primero de los casos, este derecho se convierte en una alternativa, porque sabemos lo engorroso que es conseguir una cita en las mencionadas instituciones. Este obstáculo burocrático podría desalentar a quienes deseen solicitar la licencia. Si los malestares no han sido impedimento hasta el momento para cumplir con su deber, podrían tolerar, continuar así.
El dolor que acompaña el ciclo menstrual está normalizado por varios motivos: por convención social, porque cada organismo es diferente, y porque no siempre implica una condición médica como endometriosis y quistes ováricos.
En Internet circulan videos sobre experimentos donde se colocan a un grupo de hombres dispositivos que simulan las contracciones que provocan los cólicos. Todos los participantes se retuercen de dolor. Estas dinámicas buscan generar empatía, comprobar una realidad que para quienes no la sufren es un mito, una exageración, un tabú.
Como toda ley, la propuesta tiene sus puntos flacos. La obligación de demostrar el motivo por el que se concede un derecho, implica cuestionarlo, y por lo tanto caer en la normalización que la misma ley pretende combatir.
Discriminación y lenguaje
El lenguaje ha sido pieza fundamental en el planteamiento de esta iniciativa. La diputada de Morena en CDMX, Alicia Medina, explicó por qué se redactó usando el término ‘personas menstruantes’. “No todas las mujeres menstrúan, así como tampoco, todas las personas que menstrúan son mujeres, por lo que es indispensable dotar de derechos a todas las personas menstruantes, ya que los hombres transexuales y personas no binarias que menstrúan suelen ser discriminadas por ese hecho”, fue su argumento.
Y sabemos que aunque tiene razón, la diversidad de género continúa siendo tabú y objeto de duros cuestionamientos, lo que suma controversia al asunto.
En nuestro estado, la diputada del PRI, Ruth Tiscareño Agoitia, propuso en mayo de 2022 la licencia menstrual. En aquella ocasión también optó por el término ‘personas menstruantes’ para presentarla. Pero fracasó en su afán de no discriminar por verse progresista. ¿Por qué? Porque su reforma aplicaba sólo a la Ley del Trabajo de los Servidores Públicos al Servicio del Estado y de los Municipios, esto significa que sólo beneficiaría a quienes trabajaran en alguna institución de gobierno.
En fin, resta esperar qué sucederá con la reforma planteada en la CDMX, para ver de qué manera repercute en el resto del país.
LO SUPERFLUO: Resulta alentador que se busquen cada vez más vías para defender los derechos de las mujeres.
LO PROFUNDO: Que en pleno siglo XXI la menstruación y lo que conlleva sea un tema rodeado de ignorancia, es el colmo.