Los buitres nunca fallan
Cecilia Durán Mena
Mal inicia el año para la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Por un lado, el sistema del Metro de la capital de la República saca chispas por todos lados y ya le cobró otra factura por falta de mantenimiento e impericia para manejar asuntos de gran envergadura, como los que tiene bajo su control desde que inició el mandato, Y, por el otro, Marcelo Ebrard brilla por todo lo alto en la visita que los mandatarios Joe Biden y Justin Trudeau hacen a México. Lo mejor que su intelecto puede dilucidar es declarar que: “los buitres nunca fallan”.
Si marcar los errores que cuestan vidas es ser buitres, la Dra. Scheinbaum tiene toda la razón, no fallan y es mejor que no se falle. Con respecto al Metro, la Jefa de Gobierno tiene muchas cuentas que rendir. Así como lo declara Ernestina Godoy, titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, se precisa de “una investigación seria, científica y profesional”. Necesitamos saber cómo sucedieron los hechos y conocer las causas que están provocando accidentes que cuestan vida y salud a muchos mexicanos que viven y visitan la capital y son usuarios de un sistema que jamás antes había provocado tantos problemas.
Y, es que mientras Marcelo Ebrard convive con altos mandatarios y las comitivas que visitan México, a Claudia Scheinbaum se le andan quemando los frijoles en la estufa de su casa mientras anda de visita en otras plazas, promoviendo su imagen. Las diferencias saltan a la vista de quien ponga atención. Mientras al canciller se le ve rozagante, sonriente y con el pecho inflado, a la ella se le ve con la cara ceniza, la sonrisa al revés y la cola entre las patas. Mientras ella anda apagando las centellas que le salen en todas las estaciones del Metro, Marcelo brinda a la salud de los visitantes.
Así están las cosas y por eso, la Dra. Scheinbaum ve a los buitres hacer círculos sobre su cabeza y la de sus colaboradores. Porque los temas que ella trae en su agenda están chorreados de sangre, de heridos y de muertos, mientras que los del canciller muestran oportunidades únicas para Norteamérica, diálogos de alto nivel y temas que le darán mucho lustre a Marcelo Ebrard quien estará en los ojos de personajes importantes mientras ella se pone a limpiar el cochinerito que dejó un problema que no pudo atender por andar promoviendo su imagen.
Lo que sea de cada quien, Marcelo Ebrard está haciendo bien su trabajo y en el de Claudia Scheinbaum hay muchos cuestionamientos. Claro que lo del canciller no es una tarea facilita. Hay temas difíciles, discusiones profundas porque existen intereses encontrados y necedades que tendrán que sortearse para que los resultados sean favorables para México. Es decir, se requiere de diplomacia para lograr las condiciones que permitan florecer opciones competitivas, que los efectos sean positivos para nuestro país y que no solamente se recoja como fruto una foto con tres mandatarios sonrientes.
Porque en la fiestecita del canciller hay invitados que traen reclamos. El primer ministro de Canadá hizo declaraciones antes de llegar a México sobre sus intenciones de aclarar las controversias y violaciones al TMEC en términos duros sobre el tema de energía. Biden está más del lado canadiense que de la postura mexicana y este trompo en la uña del Secretario de Relaciones Exteriores no está fácil, porque la postura de López Obrador no le facilita el trabajo.
En ambos casos —el de la Jefa de Gobierno y el del Canciller— los retos que enfrentan han sido causados por las formas de la 4T. En el caso de Claudia Scheinbaum se trata de una forma caserita de gobernar: la falta de mantenimiento de un sistema como el Metro de la CDMX es evidente y ha de arreglarse en forma profesional y no con curitas y parches. En el caso de Marcelo Ebrard, se enfrenta a los modos del caudillo del movimiento que es, además, el Presidente de la República y su jefe. Las posturas de López Obrador sobre el tema energético son los que le están causando las dificultades más grandes que se habrán de dirimir en esta cumbre.
Y, mientras a Ebrard se le presenta en bandeja de plata la oportunidad de resolver el tema migratorio —que Kamala Harris nunca logró solucionar— y eso sería un exitazo para el canciller, aunque si no lo logra, tampoco pasa nada, han sido tantos años intentándolo que ese sería un fracaso que no se notaría tanto; a Claudia este fracaso con el Metro la tiene viendo a esos buitres, que efectivamente, no fallan.
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