Domingo, 02 Marzo, 2025

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Los pleitos de Morena

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Ya no se trata de rumores que se susurran por los pasillos. Ahora, en redes sociales y espacios informativos se han visto imágenes que nos permiten ver enfrentamientos violentos entre los diferentes grupos que integran el Movimiento de Regeneración Nacional.

Se están dando duro entre ellos mismos, se acusan de chapuceros, de arribistas, de falsos, de traidores y nos enteramos de algo terrible que ya anticipábamos: cada fracción tiene sus intereses y quiere imponer agenda, pero los demás no se dejan y ya se armó la gresca. Se lastiman a sí mismos y se están provocando heridas mortales.

No se puede tapar el sol con un dedo. Cada teléfono móvil es una oportunidad —o amenaza— de informar en tiempo real lo que está sucediendo. Para dimensionar lo que sucedió el fin de semana en las elecciones internas de Morena basta ver que hubo casos de irregularidades y hasta violencia. No se trata de hechos aislados. Hubo broncas y no podemos perdernos entre la retórica que quiere hacernos creer que ahí no pasó nada de nada. Más bien, es, al contrario. Vemos que el elemento aglutinante que pudo unir y sostener tantos intereses ya se está desgastando y quienes vean estos incidentes como un algo tan natural como un prietito en el arroz, me parece que están perdiendo el gran espectro.

Es lógico que pasara. Fueron muchas las promesas que se hicieron y son pocas las que se han cumplido. No sólo de Morena a su electorado, sino de Morena a sus propios integrantes. No hay forma de estar a la altura de tantos ofrecimientos. Dice el dicho que a quien varios, amos sirve, con uno queda mal. Se están tomando decisiones, se está excluyendo a ciertos grupos y se están escuchando los estertores que provocan las grietas de ese desgarramiento.

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Alejando Rojas Díaz Durán va hablando por todos los espacios informativos que puede y parece un profeta que va gritando en el desierto. Augura que los liderazgos dinosáuricos van a destruir a su partido. En Twitter, está haciendo ruido para que Ricardo Monreal no sea borrado de la lista y pueda aspirar a la candidatura presidencial. Dice y tiene razón, que las encuestas no son un ejercicio democrático y que no sustituyen la voluntad popular expresada en el sufragio. 

Así que en medio de acarreados e incidentes violentos, el partido en el poder quiere taparnos el sol con un dedo. Van tratando de minimizar los hechos, como tratando de guardar las apariencias y Mario Delgado sale a apagar los fuegos con una cara sonriente a decir que todo es un éxito, mientras el barco le está haciendo agua. Y, aunque es verdad que el liderazgo del presidente de la República sigue siendo el pegamento que los aglutina, ya se va desgastando.

En Morena hay motivos para preocuparse. Si bien es cierto que las flechas apuntan a que en México la oposición no está organizada y que en el corazón de los ciudadanos todavía hay mucho cariño para el presidente y su partido, también es cierto que tanta división confunde y enfada. El pueblo sabio se cansa, sobre todo cuando no se siente escuchado y se da cuenta de que está siendo manipulado.  Claro que la principal amenaza de Morena es que todo el amor y obediencia que se le tiene a López Obrador se acabará cuando le llegue el momento del retiro. No se ve a nadie que le pueda tomar la estafeta y asumir ese liderazgo. No se ve.

Por eso se están peleando. Todos los que aspiran a ocupar su lugar ya se están arremangando y andan enseñando los puños. Así son y más allá de la capacidad de convocatoria que efectivamente tienen en el territorio nacional, de que han ganado contiendas electorales y de que tienen una ventaja amplia sobre cualquier otro partido político, están sus pleitos internos.

Es cierto que, frente a la oposición, los aspirantes de Morena se ven fuertes y aquellos débiles. Pero, cuando a una planta se le pudren las raíces, cae muerta indefectiblemente. Sus pleitos pueden ser una herida de muerte si no se atienden a tiempo. Se están lastimando a sí mismos y se pueden provocar consecuencias mortales.

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