¿Mala leche?
Al interior del sector privado y autoridades guanajuatenses hay un mal sabor de boca por la forma en que está actuando la Federación, representada por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con respecto a una salida real y tangible a la problemática que se ha desarrollado por la negativa del presidente, Andrés Manuel López Obrador, para dotar agua a León de la Presa de El Zapotillo, a pesar de que el proyecto nació precisamente destinado para abastecer la principal ciudad del centro de México del vital líquido.
Generar condiciones de desabasto de agua para la región la hace menos competitiva. Entre los empresarios del estado corre la versión de que al igual que se está enviando una buena parte del presupuesto federal para programas de ‘desarrollo regional’ que solo caen en el sureste mexicano, de ahí que el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto y empleo en estos dos últimos años sea en Tabasco -gracias a Dos Bocas y otros proyectos-, esté sucediendo a la hora de ofrecerse oportunidades de inversión fuera de México, haciendo ver que los estados con agua son el futuro de la industria, desplazando a zonas que cuentan con infraestructura, pero sobre todo con más recurso humanos y mejor capacitado. Y León, junto con el resto de Guanajuato, son malqueridos en la capital del país, por agravios políticos no superados.
Pues bien, esta tesis que podría sonar descabellada, aunque tiene bases al observarse el comportamiento del gasto de inversión federal, alcanzó ayer notoriedad al darse a conocer por la agencia de noticias Reuters, ofrecimientos de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, en el encuentro bilateral ‘Diálogo Económico de Alto Nivel’ (DEAN) entre Estados Unidos y México, celebrado en Washington la semana pasada, donde ofreció instalar en estados con excedentes de agua, como Tabasco, a fábricas que sean parte de las cadenas de suministro, específicamente de semiconductores, los famosos chips, que han obligado a los fabricantes de automóviles de América del Norte a suspender la producción, algo que en Estados Unidos se afirma que empeora, aunque en Guanajuato digan en Cofoce que no.
La fabricación de los chips, requiere “muchísima agua”, citó Clouthier, quien señaló que hay mejores condiciones en el sur que en los ‘estados áridos’ más cercanos a la frontera, aunque ya Jalisco y Baja California fabrican semiconductores y Chihuahua está tratando de atraer una mega empresa, en competencia con Texas. Además, ya se configura la creación de un grupo de trabajo para el desarrollo de baterías para vehículos eléctricos, la oferta del litio.
La Secretaría de Economía informó en julio que el país “no cuenta con ningún yacimiento de litio en explotación”; aunque, sí se señaló que los estados de Baja California, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora cuentan con “tres yacimientos en etapa de exploración que contienen este mineral”. La producción de baterías sería en el sur.
La pregunta es, ante la estrategia del actual gobierno que por regionalización solo entiende lo que pasa en el estado de donde es originario el presidente o sus alrededores, qué van a hacer en Guanajuato autoridades y empresarios. Sin duda las cosas pueden cambiar al siguiente sexenio, pero ante los problemas de ahora, se necesitan otro tipo de esfuerzos.
Cierto, hay un sentido lógico al pensarse que, si hay agua en otros lados, ahí se desarrollan mejor ciertas industrias, como le ordenaron a Tatiana Clouthier ponderar ante Estados Unidos. Pero, así no funciona la geoestrategia, que se compone de muchos factores de análisis para la toma de decisiones. Y en eso los guanajuatenses deben aplicarse para no perder competitividad. Para empezar, saber qué pasa en las mesas de negociación con nuestros socios comerciales.