Miguel Barbosa
Cecilia Durán Mena
En el estado de Puebla, los meses de diciembre son terribles. Me entero por la cuenta de Twitter del presidente de la República que Miguel Ángel Barbosa, gobernador del estado de Puebla ha muerto. Un martes trece, el político morenista, compañero de batallas de López Obrador falleció a los sesenta y tres años.
El tuit presidencial se lee: “Lamento mucho el fallecimiento de mi compañero Miguel Barbosa Huerta, gobernador del estado de Puebla”. Los trascendidos dan cuenta de que fue internado en un hospital, luego de recibir atención médica y de que se había informado que el político estaba estable y sin complicaciones.
Estaba enfermo de diabetes, una enfermedad que se ha convertido en el flagelo de los mexicanos. Un mal que aqueja a tantos y que sus cifras son alarmantes. De acuerdo con los datos proporcionados por la International Diabetes Federation (IDF), se estima que 14 millones de adultos en México viven con diabetes, un aumento del 10% en los últimos dos años. Lo peor, además del incremento en los individuos que la padecen, es que muchos de ellos ni se enteran.
Muchos dan la batalla, otros no se dan cuenta y siguen la vida en forma normal corriendo alegremente al desfiladero. Ese fue el mal que aquejó al gobernador Barbosa. No será una cifra más, su nombre queda en los anales poblanos. No obstante, es necesario hacer notar que la atención y control de las enfermedades crónicas no trasmisibles siguen siendo un reto para el sistema de salud en México y en el mundo; condiciones como diabetes, hipertensión y obesidad, continúan con altos índices de morbilidad y mortalidad.
Miguel Barbosa había presentado problemas de salud desde el pasado fin de semana. Las sospechas empezaron con la cancelación de su conferencia de prensa de este martes. Su equipo de comunicación avisó por la mañana que el gobernador había sido ingresado al hospital. En un comunicado publicado poco después de las once de la mañana del mismo martes no había signos de la gravedad, aunque, el mandatario tenía un historial médico de diabetes que le tenía en constante vigilancia y a veces reposo desde por lo menos hace treinta años. Tanto es así que en 2013, le tuvieron que amputar un pie por una infección.
El Gobierno de Puebla ha confirmado que Barbosa falleció en un hospital en la Ciudad de México, adonde había sido trasladado para recibir tratamiento médico. No se ha aclarado cuál fue la causa de su muerte. Las señales de pésame y de luto no se han hecho esperar. La sorpresa fue grande para quienes no lo conocíamos en lo personal y sólo teníamos datos de su trayectoria política que hoy llega a su fin. También para los que lo apoyaron. Me entero de que fue maestro de Zoe Robledo, el director general del IMSS.
El presidente pierde un compañero de lucha, un incondicional, un músculo que siempre estuvo a su lado. Amor con amor se paga, Barbosa fue cercano a López Obrador y él, sin importar las circunstancias, siempre le dio su espaldarazo. Descanse en paz.
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