Sábado, 11 Enero, 2025

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No los veo, no los oigo

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Andrés Manuel López Obrador ha tenido dos oportunidades únicas para mostrar coherencia y ha decidido dejarlas pasar. La primera se le presentó siendo Jefe de Gobierno de la capital de la República en la que hubo una marcha ciudadana para pedir atención por la creciente tendencia de los secuestros y la segunda fue la que se le presentó siento presidente de México en que los ciudadanos hicimos presencia en las calles de distintas ciudades —dentro y fuera del territorio nacional— para defender al INE como garante de la democracia. Ambas fueron desestimadas. No los veo, no los oigo

No hay quien pueda decir que las grandes marchas del domingo no fueron una victoria indiscutible de la ciudadanía porque lo fueron. Hacen mal quienes las minimizan. Nadie en uso de sus facultades mentales y en ejercicio de la inteligencia podrá ignorar, menospreciar o dejar de valorar el peso y el significado que las marchas tuvieron. La presencia de cientos de miles de mexicanos en defensa de la democracia, del sistema electoral vigente y del INE es relevante. El que se burle de sus participantes no deja de ser un ciego que no quiere ver.

Estamos frente a un indudable triunfo de la ciudadanía que va contra el proyecto del presidente de la República quien quiere reformar la Constitución en lo referente a la materia política y electoral que, en caso de aprobarse, perjudicaría al INE, al Tribunal Electoral, a sus instancias locales y regionales y de pasada se lleva entre las patas a los partidos políticos minoritarios, pues plantea la reducción de los legisladores de representación proporcional y los regidores de cabildos municipales. El asunto que llevó a la gente a marchar a las calles es de la mayor importancia y hay que tomarlo en serio.

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La vigencia del sistema electoral, que ha dado garantía y testimonio de los grandes avances democráticos y de la estabilidad política de nuestra nación se ve amenazado por la antipatía presidencial. Sino fuera preocupante, sería ridículo. Pero preocupa que alguien que luchó por la democracia y que se abrazó de ella para llegar al poder, hoy la este vilipendiando. La democracia es reflejo de la voluntad del pueblo. En México, no queremos monarcas que desde su palacio ni nos vean ni nos oigan. No los veo, no los oigo

Imagino que los baluartes de la 4T empiezan a desmoronarse, los pies de barro no se sostienen por mucho tiempo. Ha de ser una preocupación mayúscula la enorme cantidad de personas que de forma espontánea, voluntaria y pacífica se mostró en las calles. Tanta gente marchado evidencia que un segmento importante, sensible y creciente de la sociedad no está de acuerdo con la voluntad presidencial. Este despertar cívico y político que podrá ir aumentando de cara a las próximas elecciones. Aquellos que se obnubilaron con la esperanza de que las cosas cambiaran se están desencantando. Esta circunstancia puede hacer evidente que Morena no las tiene todas consigo, como pretenden hacernos creer.

Pero, ni el presidente ni su círculo cercano parecen tener ganas de oír ni de ver. Como en el cuento del “Traje nuevo del emperador”, los asesores no se atreven a decirle al presidente que corre el peligro de desfilar desnudo frente al pueblo. Ojalá y López Obrador tenga alguien que le advierta, que le haga ver, que le abra los ojos; ojalá que AMLO tenga voluntad de escuchar. Ojalá hubiera una pisca de cordura que sazonara la congruencia. Y, no sólo es él: también es la oposición; también están los que se dejan seducir y doblegan sus ideales para votar a favor de las iniciativas presidenciales. Por lo pronto, Dante Delgado hizo sentir su ausencia. No los veo, no los oigo

Los que opinan que la jornada del trece de noviembre fue la movilización de masas antilopezobradoristas convocada por un frente opositor se equivocan en lo esencial. Decenas de miles de ciudadanos, muchos vestidos de blanco y rosa, en casi todo el país salieron a mostrar su inconformidad frente a una ocurrencia presidencial, eso sí. No obstante, y aunque esa fuera razón suficiente, se trata de una defensa de mayor calado: se trata de salvaguardar una nación con instituciones democráticas. Se engañan quienes creen que sólo López Obrador puede convocar concentraciones populares multitudinarias. Es muy delicado desdeñar el significado y alcance de la protesta del pasado domingo. No los veo, no los oigo

Las múltiples manifestaciones en México y en otras ciudades del mundo fueron reflejo de del malestar que hay hacia la 4T entre los mexicanos. Marcharon universitarios, profesionistas liberales, médicos, amas de casa, artistas, defensores de derechos humanos, feministas, familiares de víctimas de la violencia, científicos, ambientalistas y pequeños empresarios. No todos son conservadores como lo quiere hacer ver el presidente. No pocos apoyaron en el pasado a AMLO. Pero ya no lo hacen más. Están desencantados e incluso iracundos. El tamaño de su inconformidad los llevó a sumarse al llamado para ir a las calles. Ojalá, en Palacio Nacional pusieran atención, pero ni nos ven ni nos oyen

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