Domingo, 26 Enero, 2025

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Oportunidades que se dejan escapar

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Dice la sabiduría popular que las oportunidades en la vida son pelonas, así que hay que agarrarlas como se puede antes de que se nos escapen y las perdamos para siempre. Claro que para ello hay que estar con los ojos abiertos, poniendo atención y usar la materia gris que tenemos alojada entre las paredes de la cavidad parietal. El peor de los escenarios se materializa cuando no solamente no aprovechamos la oportunidad, sino que despotricamos e hicimos gala de ir en sentido contrario. Me temo que eso le sucedió a Alejandro Moreno Cárdenas, líder nacional del PRI.

Y, es que hay que estar muy atentos y ser muy sagaces, sino la oportunidad se escapa, se avinagra y se materializa para alguien más. En todo caso, hay veces que es preferible hacerse a un lado y manejar todo en forma discreta en vez de andar haciendo escándalos en forma estridente. Resulta que el presidente López Obrador tuvo la magnífica ocurrencia de invitar a connotados priístas a formar parte del cuerpo diplomático del Servicio Exterior Mexicano.

Ni tardo ni perezoso, el flamante líder del Partido Revolucionario Institucional estalló en cólera y soltó una serie de amenazas de expulsión a aquellos militantes que se atrevieran a decirle que sí al señor presidente. Por ahí dicen que la discreción es el privilegio de los reyes. Pues, no. El señor Moreno Cárdenas decidió irse por el sendero de la estridencia, los sombrerazos y las intimidaciones.

Vamos, se entiende el enojo. Por un lado, el PRI se alía con el PAN para contraatacar a Morena y por el otro algunos de sus militantes distinguidos le andan haciendo ojitos a la propuesta presidencial. Dónde está la rectitud del mensaje que recibe el electorado, ha de andar perdido en los renglones torcidos de Dios. Imagino que eso debe de enojar a cualquiera y poner los ánimos de color de hormiga. Desde las alturas de la cúpula príista decidieron una respuesta flamígera como única opción.

Por su lado, López Obrador debe de estar muerto de risa y acariciando el gato desde el púlpito de Palacio Nacional. Divide y vencerás, dicen que decía Julio César. El presidente sabe que dividir para reinar es ganar y mantener el poder mediante la ruptura de las concentraciones más grandes, en fracciones que tienen menos energía en su aislada individualidad. Eso hizo y le salió. Porque no será la primera vez que un político cambie de militancia según soplen los vientos de sus conveniencias.

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Además, un político experimentado sabe de este tipo de bolas ensalivadas a las que les debe hacer frente. Tan sencillo que hubiera sido hacer uso de la figura retórica del sarcasmo que no es otra cosa que es una forma de burlarse con la que se pretende dar a entender lo contrario o manifestar desagrado. Consiste en emplear esta especie de ironía. El sarcasmo es una crítica indirecta, pero la mayoría de las veces es expuesta de forma evidente.

Alejandro Moreno pudo haber agradecido la deferencia del presidente al fijarse en los distinguidos miembros del partido. Pudo haber resaltado las cualidades magníficas que tienen sus correligionarios y rematar diciendo que además de agradecer está feliz de que Morena haya caído en la cuenta e que entre su grupo no se encontró a nadie con las credenciales como para cumplir con ese encargo y que López Obrador, sabiendo de ese boquete que hay en su partido, decidió hacer tripas corazón e invitar a alguien de la oposición a ocupar un puesto que ellos no pueden o no saben llenar.

Esa actitud, le hubiera caído al presidente como una piedra en el callo del dedo chiquito del pie. El copetito le hubiera quedado peinado de raya en medio y se habría tenido que pasar un trago gordo. Pero, no sucedió así. Alejandro Moreno mordió el anzuelo que le ofreció nuestro presidente que es un político sagaz. Tal vez, los priístas necesitan mejores asesores que les ayuden a detectar estas oportunidades para aprovecharlas, en vez de dejarlas escapar.

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