Sábado, 14 Diciembre, 2024

24 ℃ Guanajuato

Otras voces

Opinión

Editor Web

A la espera del cometa

Mark Twain fue uno de los escritores más importantes de su época.  Se enamoró de las letras cuando comenzó a trabajar en una imprenta, pero aprendió a contar historias gracias a su madre.

Nacido en una familia pobre de Missouri, la vida le presentó muchos caminos difíciles los cuales debió recorrer para poder contar las historias que escribió durante su vida.

Conocido como el más grande escritor americano de su tiempo, hizo una gran fortuna gracias al estilo de su escritura. Era un gran humorista que utilizaba la sátira y otros mecanismos para mofarse de la sociedad y de situaciones graves que vivían los Estados Unidos en esos años, como el racismo y la esclavitud.

La sátira es un recurso creativo que no siempre es bien entendido por los que reciben su mensaje. Muchas ocasiones el mensaje de la sátira se confunde con lo que quiere señalar. Mediante la sátira se ridiculizan  situaciones incómodas o difíciles de digerir; lo políticamente incorrecto se vuelve la mejor herramienta para difundir un mensaje de protesta antes desigualdades o injusticias. En la actualidad varios estilos de comedia se soportan de este mecanismo para criticar en voz alta pero con tono burlesco, lo que muchos otros no son capaces de manifestar de manera formal.

Así Mark Twain incluyó en sus libros temas complicados para la sociedad del siglo XIX, como la esclavitud. Y fue criticado por eso.

Hasta la fecha, su obra maestra — o por lo menos una de las más famosas— Las Aventuras de Huckleberry Finn, ha sido criticada y censurada por el lenguaje inapropiado y por situaciones que podrían hacer creer al lector que el autor era racista y promovía la esclavitud. Cuando el objetivo de Twain era todo lo contrario.

Si bien tardó muchos años en reconocer que sus personajes — como Tom Sawyer y Huckleberry Finn — estaban inspirados en anécdotas y personas de su niñez, varias de las situaciones que viven estos amigos en sus libros fueron verídicas por lo menos en parte. La parte de la historia donde Huck ayuda a escapar a Jim, un hombre esclavizado por su color de piel, es una de tantas inspiradas en la realidad y el pasado del autor.

Mark Twain siempre estuvo en contra de la esclavitud, la cual conocía de cerca al haber convivido con muchos esclavos o personas que lo habían sido durante su vida y que gracias a la guerra civil, pudieron obtener su libertad.

Otra parte de la personalidad de Twain fue su gran interés por la tecnología. Cuando pensamos en esta palabra podemos imaginar innovaciones contemporáneas como el Internet, los teléfonos inteligentes o los robots. Pero al correr de los años 1800, la búsqueda de la modernidad iba de la mano de la  máquina de escribir.  Twain fue uno de los primeros —o el primero, según algunos autores—  en escribir una novela en máquina de escribir, siendo entonces equipos rudimentarios y poco amigables.

La motivación de alguien como Mark Twain siempre se asoma en su escritura. La ingeniosa forma de criticar veladamente a su  sociedad y su personalidad despreocupada, disfrazaban el auténtico interés por mejorar la vida de las personas y traer mejores oportunidades de desarrollo a sus semejantes. En esa búsqueda, la tecnología tenía un papel importante y fue por eso que Twain gastó su fortuna invirtiendo en proyectos que aspiraba construyeran un futuro diferente. Lamentablemente para su bolsillo, era mejor escritor que empresario, y perdió mucho dinero en proyectos fallidos.

Muchas veces lo que nos motiva  a actuar de cierta manera proviene de algo vivido en el pasado o de una expectativa en el futuro.

Un proyecto ambicioso que promete una jugosa recompensa es suficiente motivación para que las personas actúen para alcanzarla.

Pero a veces la motivación no llega de afuera y eso puede afectar nuestras metas y sueños.  Por esa razón es valioso aprender a encender la chispa desde dentro, sin esperar qué algo o alguien nos motive a comenzar.

A todos nos ha sucedido que nuestras metas pierden fuerza después de un tiempo de haber arrancado, situación muy común en año nuevo con los propósitos tradicionales que uno elige en estas fechas. En muchas ocasiones esto sucede por la pérdida de motivación externa ya que normalmente la recompensa prometida esta muy lejos y los distractores para alcanzarla son muy cercanos a nosotros.

Una forma de darle la vuelta a esto es depender menos de la motivación externa y confiar mas en la voz interior que nos mueve a avanzar. Pero para que esta voz se escuche necesitamos estar en movimiento. Así como a los artistas la musa los tiene que encontrar trabajando; al igual que con la inspiración, la motivación te tiene que encontrar trabajando en tu proyecto.

Prueba esta simple formula para ver si funciona en Ti. Elige una actividad que sepas que te cuesta trabajo comenzar, ya sea porque no te gusta o porque la encuentras difícil, pero que es indispensable para lograr tu meta. Define un horario para trabajar en esa actividad, incluso escribe en tu agenda o en un lugar visible. Proponte a dedicarle sólo  15 minutos a la tarea.

Si no ves la actividad como algo tan abrumador y que en 15 minutos te quitarás ese pendiente, será mucho más sencillo comenzar, y sin darte cuenta dedicarás más tiempo,  y la motivación llegará mientras trabajas.

El cometa Halley había pasado por la tierra tan sólo dos días antes del nacimiento de Twain. Cuando en 1909 se esperaba su regreso, El escritor, en su característico estilo mencionó que al haber llegado juntos, esperaba irse con el cometa. Para el 21 de Abril de 1910, cuando el cometa Halley, daba la vuelta a nuestro Sol rumbo a la Tierra,  Mark Twain dejaba su cuerpo terrenal para alcanzar a su gemelo astral en su travesía por el firmamento.

Temas

  • Mauricio Mokarzel
  • Otras voces
Te recomendamos leer