Viernes, 10 Enero, 2025

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Polo Estrada: la‘Casa tomada…’

Opinión

Eliazar Velázquez - Divisadero

Tras del San Miguel de Allende convertido en una marca que han sabido vender quienes más se benefician de eso, en la intimidad de barrios impactados por los grandes y cuantiosos intereses inmobiliarios que están devorando esa ciudad, no han faltado personas que a esa invasión del espacio físico y espiritual le han plantado resistencia desde los lenguajes más simbólicos e incomprensibles para quienes en todo buscan utilidad económica.

Es el caso del recién fallecido doctor Leopoldo Estrada Buenrostro, conocido por su talento en la cartonería y sus majestuosas mojigangas, sin embargo, esa es solo la capa más visible, porque este hombre -al contrario de otros creadores que no trasponen los límites de la belleza abstracta- desde muy joven se puso a hurgar en las raíces profundas de su amado Valle del Maíz, barrio con sedimento indígena que venera a la Santa Cruz, donde él siempre estuvo desde que nació en 1950. En sus mayores, encontró las claves para volver a zurcir tradiciones que estaban debilitándose, pero lo hizo con la honda motivación de que esa era la trinchera más poderosa desde donde se podía resistir ante la creciente pérdida del territorio.

Y es que ‘Polo’, así conocido entres sus cercanos, supo discernir con agudeza que San Miguel de Allende ha estado experimentando una usurpación paulatina. Como en la metáfora que asoma en el cuento ‘Casa tomada’, de Julio Cortazar, sus habitantes originarios están siendo expulsados de su propia morada.

Honrando su obra y memoria, retomo aquí extractos de una conversación en la que describe la ruta histórica de cómo ayudados por los gobiernos en turno, ‘los gringos’ fueron adueñándose de todo. Cuando lo relató, Luis Alberto Villarreal había saltado de diputado federal a la alcaldía, de entonces a la fecha ya ocupó otra vez ese cargo, también su hermano Ricardo. Los Villarreal y el actual alcalde Mauricio Trejo Pureco, se han repartido el poder las últimas dos décadas, pero ambos comparten una misma ruta de intereses, que Leopoldo Estrada así me describió en mayo de 2005.

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San Miguel ‘For Sale’

Leopoldo Estrada

“ Más o menos en los sesentas llegaron gringos jubilados o de la CIA que los querían meter en algún lugar porque no podían estar en su país. Eran gringos viejos que no daban tantos problemas. Al morir dejaron la casa a los hijos, pero estos como no se interesaron en vivir aquí las vendieron a otros gringos que ya habían detectado que San Miguel podía ser buen negocio. Comenzaron a hacer hoteles y promocionarlos. Fue hace como 20 años. Después, otros gringos que fueron llegando, dijeron: ‘aquí está bien, es buen negocio…’ Estos fueron apoderándose de la producción de los artesanos, de terrenos, construyeron hoteles disfrazados de casas, se introdujeron en la economía, en todo.

Actualmente tenemos hasta gringos plomeros y electricistas que contratan a otro gringo y ese a otro, ya ni siquiera ese espacio laboral dejan a los mexicanos, están avasallando todo. Y lo mismo sucede con la fiesta: si antes los mexicanos las organizaban, vendían la comida, ofertaba la música, ahora hay que ir con la gringa que los contrata y a ella la contrata la dueña de la fiesta”.

“Antes de que esto sucediera las personas del municipio teníamos otra relación con la ciudad. Nos hemos dejado que nos quiten esos espacios. Pero también las autoridades han contribuido. Los presidentes siempre se les han subordinado.

Además de que el gringo medra con la economía, la autoridad le ha dado muchos privilegios. Tienen de todo, incluidos licenciados corruptos que se encargan de preservar su impunidad”. “Hay otros grupos minoritarios de extranjeros: canadienses, italianos, en su mayoría y otros europeos, pero no tienen el poder del gringo, y además, éste no se puede ver con ningún otro grupo”.

La interminable colonización

“ Hemos vivido una colonización interminable. Todavía hace 20 años las familias gachupinas tenían el poder en todo, básicamente en la presidencia municipal, en la oficina de rentas, todo lo que querían, hacían impunemente lo que les daba en gana. Igual que ahora lo hace el gringo, movían a su capricho la ley. Solo que al llegar estos con el dólar compraron con más dinero a los mexicanos, a los mismos que estaban ahí, a los licenciados sobre todo. Se fueron apoderando y dejando a los españoles sin espacios, el gachupín no supo qué hacer y para salvarse algunos optaron por meterse a la política”.

“El pleito del poder ha sido entre ellos, la gente del pueblo, del campo, de los alrededores no ha tenido nada que ver en todo eso, de por sí estaba excluida antes, ahora también. La diferencia es que con el español había unos espacios donde meterse, como el de la religión, pero el gringo no tiene religión, no tiene nada, para él todo es dinero, entonces ahí son ya los problemas con la tradición y la cultura, porque cómo le haces para meterte con alguien que no tiene religión y que solo le importa el juego del dinero”.

“Yo creo que los gringos han comprado el 80% de lo que es considerado como Zona Centro, desde la primera entrada al Valle del Maíz hasta abajo; y lo mismo en las comunidades aledañas a la ciudad, en los ejidos, en las propiedades privadas. También han comprado casi toda la franja alrededor del Río Laja -que va desde Atotonilco casi al límite con Dolores Hidalgo hasta Comonfort- Hay un programa de organismos civiles que se llama ‘Salvemos al Río Laja’, que en realidad debería llamarse ‘Salvemos al gringo que vive en Río Laja’. Se han ido apoderando de todo lo que les hemos dejado…”

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