Miércoles, 12 Marzo, 2025

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¿Por qué no se puede dar el diálogo político en México?

Opinión

¿POR QUÉ NO SE PUEDE DAR EL DIALOGO POLITICO EN MÉXICO?

“En la negociación política, quien representa al pueblo, debe cuidar los intereses de la nación, mientras que los otros partidos en lo oscurito, a espaldas de la gente, solo buscan obtener mayores ventajas, privilegios y canonjías, para sí mismos”

La situación actual de crispación social, es ocasionada por la clase política, que al ver mermados sus intereses y en riego de ser borrados del mapa electoral, se lanzan a una guerra sucia, aliándose para sobrevivir.

No entendieron que la alianza debe ser con el PUEBLO. No entre ellos.

Los llamados al dialogo de la oposición, son meras posturas fingidas, simuladas, para la foto, tirándose patadas por debajo de la mesa, han paralizado el trabajo legislativo, negándose a analizar las reformas propuestas por el Ejecutivo; buscando detener el desarrollo, dinamitando la paz y la tranquilidad pública, denostado cada acto y obra de gobierno. Buscando desestabilizar al país. Sin reparar que, de estallar un conflicto social mayúsculo, como una guerra civil, los más perjudicados serían sus patrones, cuyas empresas no tendrían garantizadas las condiciones para funcionar y generar desarrollo económico. Todos debemos considerar que la inestabilidad política conduce a la inestabilidad social, y esta al desorden público.

Han elegido el camino más fácil, la confrontación directa y estéril, pero sin sustento en sus demandas, sin presentar contrapropuestas, sin análisis de las iniciativas; tan acostumbrados estaban a que sexenio tras sexenio, vía la negociación y el chantaje político, obtenían prebendas, moches por la realización de obra pública, cochupos, gubernaturas vía las concertaciones, maletas de dinero por aprobar la reforma eléctrica; que ahora no conciben, que el presidente no está dispuesto a entregarles nada que no hayan ganado en las urnas. Que deben convencer con la razón. Los discursos y ataques, muestran las distintas y encontradas visiones de la nación, en donde la lucha entre adversarios políticos, va in crescendo, aumentando progresivamente.

Ambos bandos han tomado posiciones bélicas irreductibles, lo que nos espera en una gran batalla electoral para el 2024. La voluntad de permanecer unidos como nación, debe prevalecer.

Ya lo han declarado, no habrá tregua, ni lugar para las indefiniciones, las medias tintas o rendiciones; la lucha será sin dar cuartel. Quienes interpretan la historia, saben que esta la escriben los que ganan. Hasta conseguir el objetivo. A todo esto Guanajuato, no les ajeno, ha sido protagonista de las muchas batallas que se han librado a lo largo de la historia. Y esta no será la excepción. Solo debemos recordar, que pasará con nuestro país. Si lo sumimos en una guerra civil.

Basta recordar que fuimos la cuna de la Independencia de México en 1810, el triunfo de la Guerra de Reforma en Silao de la Victoria en 1860, donde celebramos el triunfo liberal frente a los conservadores, la Batalla de Celaya en 1915 donde se definió la Revolución mexicana, con el triunfo de los Constitucionalistas, derrotando a los Convencionistas. Mucha tinta y ríos de sangre han corrido desde entonces y se sigue desangrando la nación, ahora los enemigos de la nación son la corrupción, la simulación, la impunidad, el uso para beneficio personal de los recursos públicos, el tráfico de drogas. Las condiciones están dadas, para la conflagración. Todo parece suponer que será más que una lucha electoral por arrebatar el poder e imponer la visión de país.

Los ciudadanos tenemos que decidir con que bando vamos a estar. El momento actual, es de definiciones; no podemos permitir regresar a las décadas perdidas donde las reformas constitucionales únicamente se hicieron para favorecer las privatizaciones (como olvidar los miserables sexenios de Salinas, Cedillo, Fox, Calderón y Peña), en favor de las empresas privadas y extranjeras. Se deben acabar los privilegios y abusos de la burocracia, los sueldos excesivos, del uso discrecional del presupuesto público. Hacer más política social, en beneficio de los trabajadores, los servicios de salud, vivienda, educación, tener políticas públicas que procuren la iniciativa privada, con una justa intervención del estado, para equilibrar la distribución de la riqueza a través de una política fiscal, donde todos tengan oportunidades de desarrollo.

JRP

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