Miércoles, 12 Marzo, 2025

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Que la guerra haga pensar en la paz

Opinión

Tomás Bustos - Reflexión ciudadana

Las guerras han acompañado a la humanidad desde hace muchas generaciones. Siempre que concluye un conflicto bélico, se hace el propósito de no volver a repetirlo, pero el peligro de volver a ella, no cesa. Sus horrores nos estremecen, pero las causas que la desencadenan prevalecen.

Las sociedades que disfrutan de la paz, deben hacer los esfuerzos necesarios para no verse involucrados en contiendas que los lleven a tal desprecio por la vida humana, que sean capaces de sufrir lo inenarrable, sin razones válidas para segar miles de vidas, cuya oportunidad se cancela sin remedio.

Las guerras traen consigo la llegada súbita de la muerte que impide a miles, disfrutar de un lapso de vida que hubiere sido factible de no haber mediado un acto irreflexivo. Las disputas entre grupos que llegan a utilizar la muerte intencional para cobrarse una afrenta o dirimir un conflicto de orden económico, no tienen justificación, pues en ellas se cometen actos que niegan la capacidad reflexiva de la humanidad, pues la pérdida de la vida, lo es todo, para quien se va de este mundo prematuramente.

Una vez iniciado el conflicto, se busca por todos los medios llegar a una solución, pues la paz, es el estado ideal de la humanidad, tanto en lo individual como en lo colectivo.

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La guerra es un estado alterado de la conciencia, a la que es necesario no llegar. Los bienes materiales pueden volver a tenerse, no así la vida ni la expectativa de felicidad perdida.

Es lamentable que miles de gentes sufran el destierro, el hambre, la miseria, la enfermedad o la muerte, cuando estas calamidades pudieron evitarse y hacer de la vida, un espacio para la justicia, la solidaridad, la empatía y la felicidad por la virtud. Cientos, acaso miles de gentes a la deriva en busca de lo que tenían, de la posibilidad de amar y disfrutar de la convivencia, lanzados a una aventura que además del sufrimiento, termine con la muerte.

Las controversias, deben solucionarse por la vía del entendimiento. No es necesario ni justo, formar bloques para el enfrentamiento; es obligación moral, crear condiciones para que la paz, se recupere y se evite la pérdida del hogar, de la patria, o la unidad de la familia, que es uno de los goces supremos a los que puede aspirar el ser humano.

La muerte de suyo, llegará un día, no hay necesidad de adelantar algo que es propio de todo ser vivo; pero es deseable, que todos tengamos la fortuna de alcanzar los bienes que la vida nos depara, si somos capaces de vivir en paz.

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